En las frías madrugadas de Nueva York, las aceras se transforman en ríos de pasión y expectativa. Hombres y mujeres desafían el sueño para ser los primeros en calzar codiciadas ediciones limitadas de zapatillas: Nike Air Jordan, Adidas Yeezy o colaboraciones de Louis Vuitton. No es solo una compra, es un ritual que celebra el calzado como arte y símbolo de identidad. Esta fiebre, nacida en Estados Unidos en los años 80, ha cruzado fronteras y ha llegado con fuerza a Perú, donde los sneakerheads –o aficionados a las zapatillas– han adoptado la cultura con entusiasmo, intercambiando pares y compartiendo su amor por la moda urbana.
En este escenario peruano, destaca George Rubin (28), también conocido como Notorious George, un experto que rápidamente se convirtió en referente a través de Instagram, plataforma en la que ha conseguido más de 122 mil seguidores y donde educa sobre la autenticidad de modelos exclusivos y desenmascara imitaciones. Con su estilo único, Rubin ha consolidado una comunidad de aficionados que, como él, ven en cada par de zapatillas una pieza de arte y una afirmación de estilo. Ahora, en las calles de Lima, se empieza a vislumbrar la misma pasión que en las avenidas neoyorquinas, pues la cultura del calzado es un lenguaje universal, poesía urbana que se escribe con cada paso.
En el corazón de San Miguel, nos recibe George Rubin, el hombre que ha hecho de las zapatillas su vida. Rodeado de pilas de cajas y estanterías repletas de sus preciadas posesiones, se mueve entre su colección con la misma naturalidad con la que un pintor elige su pincel. Desde el momento en que entramos a su hogar, y específicamente al “cuarto de las zapatillas”, queda claro que no es solo un amante del calzado; es un conocedor, un archivista de historias en forma de suelas y costuras.
“A los hombres nos gustan las zapatillas como a las mujeres las carteras,” dice con una sonrisa mientras muestra unas exclusivas Air Force One customizadas. “Las zapatillas dicen mucho de uno. Cuando miro los pies de alguien, sé mucho sobre esa persona,” comenta, dejando claro que para él el calzado es una extensión de la personalidad.
La historia de George y su pasión por las zapatillas comenzó con un regalo de infancia. Fue su madre quien le obsequió el primer par que realmente deseaba: unas Nike Total 90 en tonos azul y gris, un modelo que atrapó su imaginación y encendió una chispa que lo acompañaría para siempre. “Eran hermosas, y desde que las vi, algo cambió en mí,” recuerda George, casi acariciando el recuerdo en el aire como si pudiera tocar aquellas zapatillas otra vez.
Para él, ese par representaba más que un objeto de moda; era una especie de talismán que reflejaba una identidad en construcción, una forma de expresión propia y auténtica. “Desde que tuve esas Nike, supe que esto era algo especial. Las zapatillas no solo se usan, se viven, se sienten. Son parte de uno mismo,” afirma con una sonrisa nostálgica.
Años después, a pesar de su extensa colección –con cerca de 80 pares–, ese modelo específico ha resultado ser una especie de unicornio en el mundo de las zapatillas: aún no ha vuelto a encontrarlo. Pero en lugar de rendirse, guarda la esperanza de que un día aparecerá y se unirá nuevamente a su colección, completando el círculo de una historia que comenzó con el cariño de una madre y un par de zapatillas que, para George, nunca dejaron de ser únicas.
Entre originales y réplicas
La fama de Rubin explotó cuando, en TikTok —plataforma en la que cuenta con más de 72 mil seguidores—, empezó a revelar que varias figuras públicas peruanas usaban zapatillas ‘falsas’. Entre las celebridades que expuso están Samahara Lobatón, Alejandra Baigorria y Melissa Paredes, quienes, según sus análisis, llevaban calzado “bamba.” Esta serie de videos, que rápidamente se volvieron virales, generó una mezcla de admiración y controversia, colocándolo en el radar del público y transformándolo en una figura de autoridad en un país donde el mercado de réplicas es amplio y en gran parte aceptado.
Antes de que sus publicaciones generaran tal impacto, el joven coleccionista ya había comenzado a explorar el mundo de las redes sociales hace seis años, mientras estudiaba marketing en la universidad. Su fascinación por la psicología de los consumidores y las estrategias de comunicación fue marcando el camino hacia algo mucho más grande. En sus primeros años, compartía contenido sobre moda urbana, combinando su pasión por la ropa y las zapatillas. Sin embargo, a medida que sus publicaciones atraían seguidores y su contenido de nicho ganaba popularidad, algo dentro de él empezó a cambiar. “Siempre me gustó el marketing, pero me di cuenta de que estaba aprendiendo mucho más al aplicar todo lo que sabía directamente en redes,” comenta George, recordando ese momento decisivo.
Para este sneakerhead, la pasión que sentía por el contenido y las conexiones que estaba generando lo llevaron a tomar una decisión arriesgada: dejó la universidad y se dedicó a tiempo completo a construir su marca personal en redes. “Sabía que era arriesgado, pero también sabía que tenía algo único. Quería hacer esto bien y darlo todo,” explica. Con el crecimiento de su influencia llegó también el lado oscuro de la fama, los comentarios negativos y las críticas de quienes no entendían su enfoque o lo veían como alguien que simplemente “buscaba pelea” al exponer a figuras públicas. Pero el “hate” nunca fue un obstáculo para él; de hecho, se ha convertido en parte de su proceso. “No existe marketing malo,” dice con una sonrisa confiada. “El hate es solo una señal de que estás haciendo ruido, y a mí no me afecta. Veo esos comentarios como oportunidades, porque, al final, mientras más hablen, más lejos llega mi mensaje”, aclara.
Esta actitud, junto con su autenticidad, ha sido su mejor respuesta a las críticas. Rubin sigue adelante, convencido de que está en el camino correcto. Su cruzada va más allá de simplemente exponer réplicas: para él, las “zapatillas bambas” representan un enemigo constante que amenaza los valores que defiende. Aunque entiende que no todos pueden costearse unas zapatillas originales, insiste en que existen otras opciones auténticas y accesibles. “No se trata solo de cuánto cuesta; es cuestión de valorar lo que llevas puesto, de apoyar lo genuino,” explica con vehemencia.
A pesar de la controversia y atención que han generado sus revelaciones, George no ha abandonado su misión. “No es necesario gastar miles de soles para tener algo bueno; existen marcas locales y originales que ofrecen calidad y estilo sin necesidad de recurrir a la réplica,” enfatiza. Para él, la autenticidad va mucho más allá de la moda: es un valor que defiende a capa y espada, tanto en sus zapatillas como en su vida.
Notorios encuentros con la fama
El mundo de las zapatillas no solo le ha dado a George Rubin una colección envidiable, sino también la oportunidad de cruzar caminos con figuras que alguna vez solo admiró desde lejos. A medida que su perfil creció, empezaron a aparecer oportunidades para conectar con algunos de los nombres más conocidos en la música y el deporte, figuras que, como él, encuentran en las zapatillas una forma de expresar su identidad.
Uno de los momentos que recuerda con más cariño fue su encuentro con Jefferson Farfán, ídolo del fútbol peruano y un héroe de su infancia. “De niño, quería ser futbolista por él,” cuenta George, casi como un susurro entre el orgullo y la nostalgia. El hecho de poder conocerlo, compartir una charla en su propia casa y crear una amistad basada en el respeto mutuo y la pasión compartida por la moda fue, para George, un sueño hecho realidad. Entrar al hogar de Farfán, un espacio donde no cualquiera es bienvenido, le reafirmó que su trabajo y su dedicación lo habían llevado a un lugar especial.
Sin embargo, no solo los futbolistas han cruzado su camino. George también tuvo la oportunidad de encontrarse con Neo García, el popular cantante puertorriqueño, en una sesión privada en la que compartieron algo más que música. En lugar de hablar de canciones y éxitos, su conversación giró en torno a la moda. En ese encuentro, George se había preparado con esmero, eligiendo unas Air Force One customizadas que sabía capturarían la atención del artista, quien también es fanático del calzado urbano. “Le dije, mira lo que tengo. Le encantaron mis zapatillas y me pidió el contacto para hacerse unas similares” recuerda George, entre risas.
Estos encuentros le han enseñado que los artistas, a menudo expuestos al mismo tipo de preguntas sobre su trabajo y vida pública, encuentran refrescante hablar de temas que también les apasionan, pero que no son el centro de atención mediática. George ha descubierto que puede ‘desarmar’ a estos famosos con una conversación genuina sobre moda y zapatillas, lo que le ha permitido acercarse a ellos de una forma más auténtica. “Para ellos, es un descanso hablar de algo diferente, de lo que les gusta ponerse y cómo expresan su estilo,” explica.
Cada vez que se cruza con alguien de este calibre, Rubin no solo lleva un par de zapatillas de su colección, sino también una historia lista para ser contada. Su habilidad para romper el hielo con sus ídolos a través de un amor compartido por el estilo urbano ha sido su pasaporte hacia mundos que nunca imaginó explorar.
No amarrarse a nada
A pesar de su amor por las zapatillas y el conocimiento que tiene sobre ellas, Rubin mantiene una relación tensa con varias de las grandes marcas. Según cuenta, no tiene ninguna asociación formal con empresas como Nike o Adidas, y eso es algo que él prefiere así. “Soy un creador de contenido libre,” dice con firmeza. Para él, la libertad de hablar sin censura sobre lo que observa en la industria es invaluable, y estar ligado a una marca limitaría su capacidad para ser honesto con su audiencia. “No me gustaría estar firmado con nadie porque siento que acá no les importa la cultura de zapatillas. Solo les importa vender”.
Esta postura independiente le ha traído ciertos roces con las marcas, especialmente en el mercado local, donde considera que algunas firmas solo ven el negocio sin respetar la cultura detrás de las zapatillas. George cuenta, por ejemplo, que ha tenido desacuerdos con adidas, quienes le dijeron que él “no era su público objetivo.” Su respuesta a este comentario fue contundente: “Anda a mi tienda y fíjate en quién es realmente tu público,” añade con una sonrisa desafiante.
Este conflicto no le ha impedido tener modelos de estas marcas en su colección, pero sí le ha llevado a ser más selectivo en sus relaciones comerciales y en el tipo de zapatillas que elige vender en su tienda. Con Puma y Reebok, por ejemplo, ha decidido no trabajar, señalando que estas marcas están demasiado presentes en tiendas comerciales y, en su opinión, han perdido el toque exclusivo. Para George, es importante que sus productos mantengan un cierto nivel de autenticidad y de rareza, algo que solo las piezas realmente selectas pueden ofrecer.
Cada zapatilla en la colección de Rubin cuenta una historia, y cada una de sus palabras revela un conocimiento que ha desarrollado a lo largo de años de dedicación. Sus manos acarician el material, examinan las costuras, y con una mirada puede distinguir una réplica de un original. “No es solo un tema de precio o marca; es el tipo de pegamento, la textura, el olor. Todo importa,” explica.
Para él, una zapatilla es más que un accesorio; es una extensión de su ser. Cada par que posee ha sido cuidadosamente seleccionado, no solo por su valor o rareza, sino por la conexión que siente al usarlo. Con cada detalle que describe, revela su proceso, una especie de danza entre el estilo, la autenticidad y el compromiso con su pasión.
Mirando hacia el futuro
En sus sueños, Rubin ve un Perú donde la cultura de las zapatillas es respetada y donde los compradores valoren la autenticidad por encima de las réplicas. “Mi meta es que todos entiendan que no se necesita gastar miles de soles para tener algo bueno. Que busquen apoyar lo auténtico, lo que tiene historia y calidad,” dice con convicción. Este ideal no solo lo impulsa a través de sus redes sociales, sino que también ha transformado su vida y su negocio.
George es el fundador de una KicksForAll, tienda especializada en zapatillas originales y de lujo, un espacio que él mismo describe como “un refugio para los amantes de la cultura urbana.” En su tienda, la confianza y la autenticidad son pilares esenciales; los clientes pueden estar seguros de que cada par que ven es legítimo, algo que, según el creador de contenido, no siempre es fácil de encontrar en el mercado local. “Mi tienda no es solo un lugar donde compras zapatillas; es un lugar donde entienden lo que significa llevar algo auténtico,” explica. Con el tiempo, la tienda ha crecido en popularidad, atrayendo a coleccionistas, celebridades y personas que buscan diferenciarse con un estilo único.
El éxito de su tienda ha sido tal que ahora George se prepara para abrir un segundo local, también en San Miguel. Esta vez mucho más grande y mejor equipada, con más de 170 metros cuadrados dedicados a la moda urbana. En este nuevo espacio, que abrirá sus puertas en pocas semanas, los clientes podrán explorar no solo zapatillas, sino también ropa y accesorios de marcas exclusivas. Rubin quiere que esta tienda sea más que un lugar de compra; quiere que sea una experiencia, un lugar de encuentro para los entusiastas de la cultura urbana, donde cada rincón esté diseñado para reflejar su visión de autenticidad y estilo. Además de los modelos de Nike, Adidas y Jordan, el espacio incluirá una sección dedicada a colaboraciones con diseñadores de lujo, un segmento poco accesible en Lima.
Para George, el viaje es tan importante como el destino. Aunque es consciente de que la moda cambia, y que quizás algún día el boom de las zapatillas se apague, él seguirá disfrutando cada momento. “Sé que esto es temporal, pero mientras dure, lo viviré al máximo,” afirma.
Así es Notorious George, un soñador y un rebelde en el mundo de la moda. No busca fama; busca autenticidad, en sus zapatillas, en su vida, y en cada paso que da. Con esa convicción sigue adelante, construyendo un futuro donde cada paso tiene propósito, cada conexión cuenta, y cada zapatilla es un símbolo de todo lo que ha logrado.