Imagen referencial creada con IA.
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El aumento masivo del tráfico inalámbrico, desde redes móviles hasta el internet por satélite, está interfiriendo con las observaciones astronómicas clave para determinar con precisión la posición de la en el universo. Radiotelescopios de todo el planeta enfrentan dificultades crecientes para captar señales del espacio profundo debido a la saturación del espectro radioeléctrico.

Esta situación afecta directamente a los geodesistas, científicos que miden con milimétrica precisión la ubicación de nuestro planeta mediante una red internacional de telescopios. Su trabajo permite que tecnologías como el GPS, los sistemas bancarios en línea o las cadenas de suministro globales funcionen sin errores.

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Los radiotelescopios utilizan una técnica conocida como interferometría de base muy larga para detectar señales emitidas por agujeros negros supermasivos en galaxias lejanas. Estos objetos, al devorar materia, emiten chorros de radiación que sirven como puntos de referencia estables. Pero esas señales son cada vez más difíciles de captar por la contaminación del espectro.

Durante décadas, las bandas utilizadas por los astrónomos no eran exclusivas, pero estaban poco ocupadas. Hoy, tras seis generaciones de telefonía móvil, redes WiFi más potentes y miles de satélites transmitiendo datos a la Tierra, el espectro está saturado. Las señales terrestres son tan intensas que “ciegan” los instrumentos de observación.

La comunidad científica que, sin estas mediciones, los sistemas de navegación perderían exactitud, las redes eléctricas podrían desincronizarse y el comercio internacional sufriría interrupciones. Por ello, se reclama liberar más frecuencias dedicadas a la astronomía y establecer zonas de silencio radioeléctrico.

Los expertos insisten en que la solución debe ser global, ya que los sistemas de medición requieren telescopios conectados desde todos los continentes. El primer paso, advierten, es tomar conciencia del riesgo que representa esta “ceguera” tecnológica.

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