Inicio de la formación de un condensado de Bose–Einstein en la Estación Espacial Internacional. (Imagen: R. Thompson et al./Nature/NASA)
Inicio de la formación de un condensado de Bose–Einstein en la Estación Espacial Internacional. (Imagen: R. Thompson et al./Nature/NASA)
Redacción EC

Entre los conocidos estados de la materia -sólido, líquido, gas y plasma- se encuentra uno del que se habla poco: el condensado de Bose-Einstein, una extraña sustancia cuyas características son explicadas por la física clásica y la mecánica cuántica.

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Ahora, un equipo de la NASA ha conseguido generar este quinto estado de la materia en el espacio usando átomos de rubidio, según un estudio publicado en la revista .

Usando el Laboratorio de Átomos Fríos (Cold Atom Lab, CAL) a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), los investigadores obtuvieron un condensado de Bose-Einstein, que es un estado de la materia que se forma cuando un gas de bosones (uno de los dos tipos básicos de partículas elementales) se enfría a cerca del cero absoluto (-273.15 °C).

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Es a esta temperatura que los átomos se convierten en un “cuerpo único" con propiedades cuánticas. El condensado de Bose-Einstein no es un sólido, líquido, gas ni plasma.

Este logro ayudará, según los autores, a investigar nuevos aspectos de la física, pues el quinto estado de la material se encuentra entre los límites de la física clásica, que rige lo macroscópico, y la mecánica cuántica, que explica lo subatómico.

“La hazaña de crear condensados de Bose-Einstein en la Estación Espacial Internacional no solo supone un hito tecnológico, también abre nuevas oportunidades para la investigación de gases cuánticos y podría mejorar nuestra comprensión de la física fundamental”, dijo Maike Lachmann. de la Universidad de Hannover, en Alemania, en un publicado en Nature.

En condiciones normales en la Tierra, la gravedad representa un importante obstáculo para poder conocer a profundidad las complejidades del condensado de Bose-Einstein.

Por ello, los investigadores desarrollaron y acoplaron el laboratorio CAL en la Estación Espacial Internacional, con lo cual pudieron evitar este obstáculo.

Al realizar los experimentos en el espacio, pudieron tener más tiempo para las mediciones y, por tanto, mayor precisión, además de lograr temperaturas más bajas, lo que hizo que los efectos cuánticos se revelaran.

Los tres investigadores que lograron generar los primeros condensados de Bose-Einstein recibieron el Premio Nobel de Física en 2001. Se trata de los físicos Eric Cornell y Carl Wieman, de la Universidad de Colorado, y Wolfgang Ketterle del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

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