Alrededor del mundo se han notado mejoras del medio ambiente urbano gracias a la cuarentena. Yo tengo la mala suerte de vivir en una calle residencial paralela a la avenida Benavides que es usada como atajo. La ventana de mi escritorio da a la calle, donde hay una fila continua de autos desde las 7:30 a.m. hasta las 8:00 p.m., a veces detenida por varios minutos.
Recién nos estamos dando cuenta de la intensidad del ruido diario gracias al silencio actual. Otro cambio notable es la limpieza del aire, que ha resultado en la mayor claridad del cielo y la ausencia o disminución de la tos. Han aumentado la cantidad y variedad de pájaros, y probablemente de los insectos que los atraen.
LOS ANTECEDENTES
Antes de continuar con las ventajas ambientales de la cuarentena mundial por COVID-19, que incluyen la aparición de animales silvestres en las calles de Europa, Asia y Norteamérica, veamos cómo ha progresado el calentamiento global y el cambio climático. Nunca hemos tenido tanta y tan precisa información.
Combinando los informes de la Agencia Copérnico (el programa ambicioso para vigilar el medio ambiente de la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea), de la NASA, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) y de las Naciones Unidas, vemos que el 2019 fue un año de récords. Es el segundo más caliente registrado, con una temperatura promedio 15 centésimas de grado menor que la del 2016, el año más caluroso. También fue la década más caliente de la historia.
El mar siguió calentándose, y en el Océano Ártico el hielo se derritió a paso acelerado. Groenlandia ha perdido 300.000 millones de toneladas de hielo debido al calentamiento del mar y sus glaciares. En la costa oriental de América del Norte, desde la península del Labrador hasta EE.UU., las corrientes frías se han alejado y han alterado la fauna marina.
En el sur también hubo cambios, diferentes pero de mucho impacto. El deshielo de los glaciares de la Antártida occidental ha enfriado la costa occidental de Sudamérica. La Corriente Antártica ha cambiado de temperatura, alterando la fauna marina, que va desde ballenas y pingüinos, pasando por orcas y focas, hasta el kril (pequeño crustáceo, alimento principal de las ballenas).
Australia ha batido todos los récords en materia de incendios. También lo hizo en cuestión de daños a la propiedad, contaminación y cantidad de víctimas, tanto humanas como animales. Como en todos los últimos años, se han alcanzado nuevas cifras respecto de la deforestación de selva tropical y la reducción del hábitat de especies en peligro de extinción. Pero si queremos hablar de la pandemia, hay que parar, aunque mucho más está pasando a causa del cambio climático.
EL IMPACTO
Como mencioné al principio, el impacto ambiental causado por la pandemia es notorio. Todos notamos con alivio la reducción del tráfico, del ruido y de la contaminación. También hemos tenido el placer de leer que el petróleo ha alcanzado su precio más bajo en la historia y que el consumo ha caído a niveles del siglo pasado.
Las emisiones de gases invernadero como el CO2 han disminuido drásticamente en muy poco tiempo; se calcula que en China las emisiones de carbono cayeron un 25% de un mes a otro, y en general se estima que este año, globalmente, caerán quizás un 8% las emisiones de gases de efecto invernadero. Un respiro temporal y todavía insuficiente para reducir la acumulación actual, pero indica que es posible lograr un cambio.
Las medidas de restricción tomadas en esta pandemia no van a durar porque eventualmente vamos a tener que reanudar la industria, volver a dar trabajo a la gente y tratar de restituir una vida normal. El punto importante de la situación actual es que tenemos la oportunidad de crear una normalidad distinta.
Durante esta pandemia, además de descubrir grandes deficiencias en nuestros sistemas de salud, hemos descubierto la eficacia de sistemas que no hemos valorado lo suficiente, como el uso de la bicicleta, la posibilidad de limitar el número de viajes, y las posibilidades de trabajar desde casa.
La necesidad nos ha enseñado que, bien organizado, un sistema de repartición a domicilio de mercadería puede ahorrar muchos kilómetros de viaje y mucha contaminación. Diversas actividades han mostrado que pueden ser más espaciadas y frugales, y que la reducción en el consumo de hidrocarburos está ligada a otras ventajas para el medio ambiente.
COMBUSTIÓN Y ENERGÍA
Esto nos permite pensar en un paso más acelerado a la energía limpia. Mejores sistemas de almacenamiento de energía y suministro de más fácil acceso a fuentes renovables permitirán que el consumo de carbón, petróleo y gas se vayan reduciendo drásticamente.
En muchos casos, la detención total de ciertas industrias y actividades es una oportunidad única para incentivar nuevos sistemas con uso más eficiente de energía. Una red de abasto de electricidad que permita la utilización más amplia de autos eléctricos, acompañada del cambio a fuentes de energía limpia, sería un enorme paso adelante.
EL PROBLEMA DE FONDO
Reemplazar los hidrocarburos por energía renovable es factible y puede mejorar la situación de emergencia del cambio climático que vivimos. Sin embargo, tal vez más importante aún es modificar nuestros hábitos de consumo.
Esta epidemia nos ha enseñado que podemos sobrevivir con muchas limitaciones y que, trabajando juntos, podemos enfrentar retos enormes. Una cuarentena extrema no es sostenible económicamente, y la falta de vida social conduce a la depresión y tristeza. Pero hay un abismo de diferencia entre una vida social sana y la que llevan algunos hoy, y que muchos más aspiran a tener, donde millones de vehículos privados hacen decenas de viajes innecesarios simplemente por falta de planificación y alternativas.
No sabemos cuánto tiempo durará la pandemia y cómo quedarán la economía mundial y la nuestra cuando finalmente se acabe. Esperemos que cuando termine hayamos aprendido a vivir menos apurados y a contentarnos con menos. Esperemos también que salgamos de la cuarentena comprometidos a buscar soluciones que mejoren nuestra calidad de vida y salud a largo plazo.
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