Las naves espaciales que intentaron alguna vez aterrizar en Marte se saltaron el planeta, se quemaron al entrar en él, se estrellaron contra la superficie o llegaron en medio de una feroz tormenta de polvo solo para escupir una sola imagen gris borrosa antes de morir.
Casi 50 años después de la primera víctima en Marte, la NASA está intentando su aterrizaje más difícil hasta ahora en el planeta rojo.
El rover Perseverance se dirigirá el jueves hacia un espacio de 8 kilómetros por 6,4 kilómetros en el borde de un antiguo delta de un río marciano. Está lleno de acantilados, pozos, dunas de arena y campos de rocas, cualquiera de los cuales podría arruinar la misión de US$ 3 mil millones.
El terreno que alguna vez estuvo sumergido también podría contener evidencia de vida pasada, razón de más para recolectar muestras en este lugar para regresar a la Tierra dentro de 10 años.
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Si bien la NASA ha hecho todo lo posible para asegurar el éxito, “siempre existe el temor de que no funcione bien, no saldrá bien”, dijo el martes Erisa Stilley, ingeniera del equipo de aterrizaje. “Hemos tenido una buena racha de misiones exitosas recientemente y nunca querrás ser el próximo que no lo sea. Es desgarrador cuando sucede“, aseguró.
Maestro de Marte
La NASA ha logrado ocho de nueve intentos de aterrizaje, lo que convierte a Estados Unidos en el único país en lograr un aterrizaje exitoso.
China espera convertirse a fines de la primavera en la segunda nación con su propio vehículo de búsqueda de vida; su nave entró en órbita alrededor de Marte la semana pasada junto con una nave espacial de los Emiratos Árabes Unidos.
La atmósfera extremadamente delgada del planeta rojo hace que sea difícil descender de manera segura.
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Rusia ha acumulado la mayor cantidad de pérdidas de aterrizadores en Marte y la luna Fobos, contando desde principios de la década de 1970.
La Agencia Espacial Europea también lo ha intentado y ha fracasado.
En tanto, dos módulos de aterrizaje de la NASA siguen funcionando: el rover Curiosity de 2012 y el InSight de 2018. Lanzado en julio pasado, Perseverance aterrizará a unos 3.200 kilómetros de distancia en el cráter Jezero, descendiendo en paracaídas, motores de cohetes y grúa aérea.
Aterrizaje más difícil
La NASA ha equipado el Perseverance de 1 tonelada, una versión más robusta de Curiosity, con la última tecnología de aterrizaje para lograr este ‘touchdown’.
Una nueva herramienta de piloto automático calculará la distancia del rover descendente a la ubicación objetivo y lanzará el enorme paracaídas en el momento preciso.
Luego, otro sistema escaneará la superficie, comparando las observaciones con los mapas integrados.
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El rover podría desviarse hasta 600 metros mientras busca un lugar seguro, al estilo de Neil Armstrong.
Sin estos artilugios, aterrizar en el cráter Jezero sería demasiado arriesgado para intentarlo.
Una vez abajo, el Perseverance de seis ruedas debería ser el mejor conductor que Marte haya visto, con más autonomía y alcance que el Curiosity.
En busca de signos de vida
Donde había agua, puede haber vida. Es por eso que la NASA quiere que Perseverance husmee en el cráter Jezero, una vez hogar de un lago alimentado por un río.
Ahora está completamente seco, pero hace 3.500 millones de años, este lago marciano era tan grande y húmedo como Nevada y el lago Tahoe de California.
Perseverance disparará láseres a las rocas que se considere más probable que contengan evidencia de vida microscópica pasada, analizará el vapor emitido y perforará a los mejores candidatos.
Unas pocas docenas de muestras de núcleos, aproximadamente el valor de una libra (medio kilogramo) de roca y polvo, se guardarán en tubos de titanio sellados para un futuro recojo.
Boleto de vuelta
Los científicos han querido apoderarse de las rocas de Marte desde que los ‘marineros’ de la NASA proporcionaron las primeras imágenes cercanas hace medio siglo.
La NASA se está asociando con la Agencia Espacial Europea para hacer precisamente eso.
El audaz plan exige que se lance un rover y un cohete de retorno a Marte en 2026, para recuperar el alijo de muestras de Perseverance.
La NASA espera recuperar las rocas a partir de 2031, varios años antes de que los primeros astronautas lleguen a la escena.
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Los tubos de muestra súper esterilizados del rover son los componentes más limpios jamás enviados al espacio, según la NASA, para evitar cualquier rastro contaminante de la Tierra.
Cuidados ante el COVID-19
Hablando de limpieza, Mars Mission Control de la NASA nunca ha sido tan impecable. En lugar de repartir tarros de cacahuetes justo antes del aterrizaje de Perseverance, una tradición de buena suerte que se remonta a décadas, los controladores de vuelo enmascarados obtendrán sus propias bolsas individuales.
Es una de las muchas precauciones contra el COVID-19 en el Laboratorio de Propulsión de California.
El equipo de aterrizaje se distribuirá en varias salas, con los ‘peces gordos’ de la NASA y los periodistas mirando de forma remota.
Lanzado en julio pasado, el acertadamente llamado Perseverance lleva una placa en honor a los trabajadores de la salud que luchan contra el virus durante el año pasado.