(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)
Diego Suárez Bosleman

“Superó todas mis expectativas”. Andy Sandness todavía no podía hablar, así que escribió esas palabras tras ver en un espejo su nuevo rostro. Por unos 11 años este joven estadounidense vivió con una severa deformidad facial a causa de un disparo en la cara, con el que intentó quitarse la vida. Sin embargo, en el 2016, Samir Mardini, cirujano plástico de la Clínica Mayo (EE.UU.), y un equipo de más de 40 expertos, le dieron una nueva oportunidad a través de un trasplante facial. Actualmente, Mardini se encuentra en el Perú como parte de un proyecto colaborativo con el Instituto Nacional de Salud del Niño de San Borja para tratar a menores con labio leporino y paladar hendido.

— Desde el primer trasplante de rostro, en el 2005, se han realizado unos 40. ¿Considera que es una cifra adecuada?

La principal razón por la cual esa cifra no es 500 es que no es fácil ser un candidato perfecto para el trasplante de rostro. Deben ser casos de deformidades faciales muy severas. Además, es un procedimiento que implica una gran cantidad de especialistas y recursos. A Andy le faltaba prácticamente el rostro entero. Con el trasplante restauramos todo lo que había debajo de sus ojos. Fue un proceso de seis años en el cual discutimos con él los riesgos, él se informó, reunimos al equipo necesario y debatimos con la directiva de la Clínica Mayo. Solo planear la operación en sí tomó tres años y medio.

— ¿Este procedimiento se plantea como última opción?

No necesariamente. En un punto tienes que decidir como médico el camino que vas a seguir. La reconstrucción facial convencional implica usar piezas de diversas partes del cuerpo del paciente, como emplear parte de la pierna para reconstruir la mandíbula. Además, en este tipo de procedimientos a veces se requieren varias transfusiones de sangre, las cuales pueden generar un mayor rechazo a órganos trasplantados. Si tienes a un paciente que ha pasado por 50 intervenciones, más injertos, más varias transfusiones, el trasplante será muy complicado. Por eso se tiene que decidir en una etapa temprana si se va a seguir con los métodos convencionales o si se considerará el trasplante de rostro.

(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)

— ¿Qué hace esta operación tan compleja?

Cada trasplante de rostro es único. Creo que esta es la medicina individualizada definitiva. En el caso de Andy, el desafío estuvo en conectar los nervios correctos entre su rostro y el del donante. Para lograrlo, antes de la operación tuvimos que ubicar, aislar y determinar la función de cada nervio. Hay que tener en cuenta que una rama nerviosa puede, por ejemplo, participar en un 80% del movimiento del párpado y en un 20% del de la sonrisa. Conectamos ocho ramificaciones nerviosas en cada lado del rostro.

— También está el desafío de que el cuerpo no rechace el nuevo rostro...

Exacto. Los pacientes que son sometidos a trasplantes de rostro tendrán que pasar por la misma medicación que aquellos que han recibido un corazón, riñón o páncreas, entre otros órganos. Es un régimen de por vida. Este es otro de los motivos por los cuales hay tan pocos casos de trasplante de rostro.

(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)

— Despertar y verse con el rostro de alguien más puede ser impactante. ¿Cómo se maneja el aspecto psicológico?

Es un aspecto esencial para el éxito de la operación. Tenemos un equipo de psiquiatras que nos ayudaron a seleccionar a Andy como candidato para trasplante, y también lo ayudaron a estar listo y a estar consciente de todos los riesgos. Por ejemplo, aunque tiene un nuevo rostro, todavía llamará la atención, él tiene que aprender a manejar eso. El soporte emocional que necesita por parte de especialistas estará siempre disponible para él.

(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)

— ¿La tecnología puede aumentar el número de este tipo de procedimientos?

Cuando hablamos de trasplantes de rostro, es muy importante usar los últimos avances tecnológicos para optimizar los resultados, para ser más eficientes. Para tratar a Andy nosotros nos entrenamos usando sistemas virtuales, que nos permiten determinar dónde hacer los cortes, qué posición tomar y qué ángulo tener. También contamos con guías impresas en 3D que se colocan en los huesos del rostro y nos permiten hacer cortes más precisos, para que así el trasplante encaje sin problemas. Nuevas tecnologías se seguirán implementando en este tipo de tratamientos, pero creo que lo que permitirá que aumente la cifra de trasplantes de rostro será el mejoramiento de los métodos de inmunosupresión, el poder reducir la necesidad de este tipo de medicamentos.

(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)
(Foto: Clínica Mayo)

Síguenos en Twitter...

Contenido sugerido

Contenido GEC