Un equipo de bioingenieros de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, anunció la creación de la primera vagina en un chip. No se trata, por supuesto, de un juguete sexual, sino de un dispositivo que permitirá recrear el entorno celular de una vagina para probar diferentes tratamientos médicos.
De lo que se trata es de emular en forma controlada, pero real, lo que sucede en el canal vaginal femenino, para probar medicamentos que puedan combatir la vaginosis bacteriana, sin tener que apelar a alternativas sintéticas, pruebas en animales cuya biología no coincide exactamente con la humana, ni a voluntarias que puedan sufrir los efectos secundarios de algún tratamiento.
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Para ello crearon un dispositivo de 2,5 cm de largo, que tiene tejido vaginal vivo y un sistema de microfluidos que simula el canal vaginal a escala, y permite administrar el flujo de un material transportador de estrógeno.
Este chip no es el primero: en la Argentina, por ejemplo, hace ya varios años que se trabaja con estos órganos en un chip en la universidad de San Martín, entre otros lugares. Actualmente, existen dos métodos para “armar” estos organoides. Uno de ellos es conocido como top down, que parte de biomateriales sintéticos y células aisladas que se combinan para formar una estructura que remeda o emula al órgano en miniatura. El otro método es el denominado bottom up, mediante el cual se aprovecha la capacidad de auto-organización que tienen las células.
De la misma forma, hay varias técnicas que se están aplicando para imprimir tejido vivo, que luego pueda usarse para replicar el funcionamiento de los órganos completos, que permitan experimentar con técnicas y drogas nuevas sin poner en peligro a nadie.
GDA / La Nación / Argentina
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