Cuando vi por primera vez “Better Call Saul” en 2015, en aquel tándem de los episodios “Uno” y “Mijo”, un pensamiento se impuso: de haber estado junto a Walter White en “Ozymandias”, Jimmy McGill (Bob Odenkirk) habría no solo salido vivo, sino que ni Jesse ni Hank habrían sufrido tanto. Pero el Jimmy que vemos en “Bad Choice Road” (“Camino de malas decisiones”), penúltimo episodio de la quinta temporada, está cansado luego de su vía crucis del desierto, y la audiencia también; lo cual hace que el visionado de los 15 minutos finales sea tan estresante.
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A continuación, SPOILERS de “Better Call Saul” 5x09, “Bad Choice Road”:
KIM
Llevo días con el episodio en la cabeza, incapaz de escribir algo coherente. Tal vez la mejor manera de aproximarse a “Bad Choice Road” sea ir personaje por personaje, en este caso empiezo con Kim Wexler (Rhea Seehorn), quien está preocupada por su esposo Jimmy McGill (Bob Odenkirk), que vivió una odisea en el desierto para obtener el dinero de la fianza de Lalo. Esta preocupación se plasma en una tremenda secuencia para iniciar el capítulo, donde somos testigos del paralelismo de sus acciones: ella, en casa y con todas las comodidades, él en el desierto bebiendo su propia orina.
Con Jimmy a salvo luego de vivir lo peor, Kim no se cree la mentira del abogado, según el cual su vehículo simple y llanamente se averió en el desierto. El agujero de bala en el vaso del “segundo mejor abogado del mundo” cuenta una historia distinta, pero ella mantiene la boca cerrada y espera el momento indicado para mencionar el tema. El día siguiente, en la firma de abogados, ella ya tomó una decisión sobre el que será su destino: decirle adiós a Mesa Verde para hacer algo que, de verdad, le guste, en este caso sus clientes pro-bono. Pero su último gesto, llevarse de la oficina la tapa del zafiro añejo, dice algo más.
Se trata de un acto simbólico: la tapa, vinculada estrechamente a las estafas “inofensivas” que desarrolló junto a Jimmy, indica que ella va a involucrarse de manera estrecha con la turbia vida de Saul Goodman. Pero al ver este momento nadie tenía idea de lo pronto que esta relación iba a ocurrir. Para ser exactos, esa misma noche, cuando Lalo Salamanca llegó a su puerta.
JIMMY
Con la mirada en cualquier lugar menos en el presente, así como con quemaduras en la piel, Jimmy camina por el juzgado de Albuquerque. No hay rayos de sus dedos, tampoco una voz en alto, solo sus pasos luego de la derrota mientras el fiscal Bill Oakley (Peter Diseth) lo sigue, no preocupado, sino feliz por haberle ganado un juicio. El que Bill, quien a lo largo de la serie ha mostrado una vida miserable, aparezca en una posición superior a la de Jimmy nos grafica lo bajo que ha caído el protagonista. Pero a Jimmy la humillación no le importa en estos momentos.
El día anterior, su regreso a Albuquerque fue todo menos glorioso. Es más, estuvo lleno de mentiras no solo para Kim o para la justicia, que sospecha del origen de los siete millones de dólares, sino para el mismo Lalo, que también tuvo que escuchar el cuento de que Jimmy quedó varado en el desierto, sin su auto, y debió caminar hasta la ciudad. La conversación que sostiene con Mike (Jonathan Banks) sobre lo difícil que es vivir con el trauma, es su preocupación más grande. Ya ni siquiera puede ver una película con Kim, o disfrutar un desayuno con tranquilidad, las cosas pequeñas que construyen la felicidad han sido arruinadas por Saul Goodman y sus US$ 100 mil dólares.
De regreso en su casa, Jimmy y Kim tienen una conversación importante sobre lo que ocurrió en el día, incluyendo la renuncia de ella a la firma de abogados. Pero, por más que este encuentro sea crucial para ambos, hay algo que la audiencia tiene en mente y que se traduce, poco a poco, en tensión. Todo empieza con las llamada telefónica que Jimmy ignora, crece con el tono de la conversación, sube más cuando el teléfono vuelve a sonar y estalla cuando alguien toca la puerta. Solo entonces Jimmy contesta el teléfono: es Mike. Algo anda mal. “Jimmy”, se escucha decir a Kim, quien está en el umbral. Afuera está el peligro.
KIM, JIMMY Y LALO
Mike Ehrmantraut conduce a toda velocidad, sus ojos en el camino, sus oídos en el apartamento de Kim y Jimmy; pues este último dejó el celular prendido para que el anciano operario de seguridad esté al tanto de lo que pretende Lalo. Porque mientras Kim y Jimmy vivían su vida, Lalo (Tony Dalton) preparaba su escape del país... hasta que la curiosidad (un factor definitorio en el personaje) lo lleva a investigar qué pasó realmente con Jimmy. Y lo que encuentra en el desierto no le gusta.
En la casa de Kim y Jimmy, Lalo no se esfuerza en ser una presencia inquietante, la pistola en su cinturón es amenaza suficiente. Calmado, le pregunta una y otra vez a Jimmy la historia de cómo es que su vehículo se averió en el desierto, pues al ver el agujero de bala en el automóvil la mente del narco piensa algo más turbio. Razón no le falta, a lo que Jimmy solo responde, sin ser convincente, con la historia que ensayó con Mike. Este último, ya cerca, apunta con un rifle de francotirador a Lalo. Pero alguien se interpone entre en su línea de visión, es Kim, quien ya está harta del estrés y dice algo a lo que solo podría haber llegado luego de todas las veces que, junto a Jimmy, hizo esas estafas inofensivas; como la del zafiro añejo.
A inicios de este artículo mencioné “Ozymandias” y el talento de Jimmy para escapar de los problemas, también que el abogado está golpeado por el trauma. Kim, en cambio, está en el tope de sus facultades físicas y mentales, así que utiliza el argumento “ganador”: un agujero de bala no significa nada en un lugar como Estados Unidos, donde cualquiera puede dispararle a algo si está lo suficientemente aburrido. Lalo escucha en silencio y, tras unas cuantas miradas, se va. Es entonces cuando la audiencia ya puede retomar el aliento que perdió 15 minutos antes en este ejercicio de tensión desarrollado, con maestría, por Tom Schnauz; un veterano de esta serie.
Si hasta este momento no te convence que “Better Call Saul” haya superado a “Breaking Bad”, “Bad Choice Road” por lo menos prueba que ambas series están al mismo nivel. Los encuadres, los diálogos que pintan a los personajes, la narración basada en acción más que en palabras (el diálogo expositivo casi ni existe aquí) son prueba suficiente de que tenemos suerte de que una serie así se haga estos días. Pero el precio para este disfrute equivale a sucumbir ante el agotamiento emocional; lo cual no sería posible si estos personajes no nos importaran; en especial Kim, quien no aparece en la otra serie y que ahora más que nunca parece estar condenada a al más irremediable de los destinos.
PENSAMIENTOS SUELTOS
- El adelanto del final de temporada, “Something Unforgivable” (“Algo imperdonable”), no pinta nada bien para nadie. Esa metralleta y el rostro de preocupación de Nacho son indicios de algo grave.
- Con cada episodio que pasa, tengo la impresión de que Nacho Varga será el primer personaje de esta serie, cronológicamente hablando, que pedirá un filtro de polvo para la Hoover Max Extract 60 Pressure Pro.
- Mi encuadre favorito del episodio: Kim frente a la puerta de su departamento, mientras que al otro lado del umbral se encuentra Lalo. Por un momento pensé que le dispararían como a Barbara Gordon en “The Killing Joke”.
- Mi segundo encuadre favorito: el tío Salamanca con su gorrito fiestero. Es un encanto...
- Cuando Jimmy dice “estoy bien”... y la mosca le camina en la cara. No Jimmy, hueles a muerto.
DATOS
- Puedes ver el final de temporada de “Better Call Saul” este martes por Netflix.
- La serie volverá con una sexta y última temporada.
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