Pedro Pablo Kuczynski encarna un grupo social que no es educado para ser ciudadano de la República del Perú, sino dueño del Perú. Y, por tanto, no cumple sus funciones públicas como un ministro de Estado, premier o presidente de la República. Nada de eso. Él procede como patrón de estos pagos. Paradójicamente, no es el español sino el inglés que PPK utiliza con sus ministros e interlocutores el idioma que posee la palabra precisa para describir cómo se siente: entitled. Significa algo así como sentirse con el derecho —con el título, los fueros, la prerrogativa— de merecer una posición política y legal por encima del resto. No hay traducción precisa al español, pero al peruano yo aventuro la siguiente: una concha histórica.
Este fin de año crítico la ha hecho visible con una intensidad que los días normales ocultan. Hemos sido testigos de este presidente que considera que a él la ley no le atañe. Ni para sus negocios ni para tomar decisiones políticas.
Cuando se establezca con claridad una línea del tiempo que combina los contratos de Westfield Capital y First Capital con Odebrecht y con las entradas y salidas de PPK de la función pública podrá determinarse si carga o no con responsabilidad penal. Pero esa es labor de fiscales y jueces. A los ciudadanos, en cambio, nos queda claro que el presidente ha hecho carrera ruleteando entre sus compañías y el Estado. Y que si la línea del tiempo jurídica lo absuelve es porque su coartada fue entrar y salir del Estado siempre con ojo atento al código penal. También ha sido coartada no firmar documentos sensibles: los contratos con Odebrecht los firmaba Sepúlveda y cuando era ministro de Economía y hubo que librar de controles a la Interoceánica por la cual Toledo habría cobrado 20 millones de dólares, PPK se ausentó y estampó su firma un ministro interino. El presidente es, indudablemente, un experto en alianzas público-privadas.
Lamentablemente, un antifujimorismo vehemente y ciego llevó a congresistas y a parte de la opinión publica a exculpar a un presidente en el cual no había manera de confiar. En nombre del “debido proceso” lo salvaron.
¿Pero qué sabe la izquierda peruana de debido proceso? Incapaces de denunciar el régimen cruel venezolano, ¿cómo podrían tener alguna consideración por el debido proceso? ¿Y no comparte la misma deshonestidad intelectual quien dice que no sabía lo que realizaba Sepúlveda con quien afirma que ignoraba cómo se financió la campaña de la revocación?
PPK se mantuvo en la presidencia, entonces, en nombre del Estado de derecho. Para festejarlo lo apuñaló. No podía hacer otra cosa. Porque más que la perorata republicana, lo salvaron diez votos antirrepublicanos. La facción política más próxima a un ex dictador: Kenji y sus Tesos (¡oye!, te hablo desde la prisión…).
Cabía plantear una discusión nacional sobre el indulto. Pero se decidió perpetrarlo desde el entitlement. Soy banquero y hago lo que quiero. Curioso indulto humanitario donde el discurso del presidente no se centra en las enfermedades del reo por liberar sino en sus virtudes políticas. Y debido a ellas, decidió que 12 años de encierro ya era bastante. ¿Que las leyes y sentencias de la República indican otra cosa? Habrase visto, indio alzado. Aquí en San Isidro eso que la Corte Suprema califica como asesinatos y robos, le llamamos excesos y errores.
Más grave que indultar a Fujimori es la felonía de tergiversar el contenido de una sentencia histórica. Por si fuera poco, el patrón nos conminó a voltear la página. Y yo lo hallo normal: para él y su gente el Perú es, en lo fundamental, un territorio del cual extraer riquezas, al cual engordarle el PBI: ¿quién necesita que esa entidad construya una historia? Pasa la página nomás, cholito. Las leyes y la memoria de la República son triviales para el inversionista presidente. (Por cierto, el presidente será un anfitrión de lujo para la Cumbre de las Américas a desarrollarse en Lima en abril próximo bajo el tema Gobernanza Democrática contra la Corrupción).
Volvamos al pacto Barbadillo-Choquehuanca y la turbulencia de los últimos días. ¿De qué está hecho este subibaja de acomodos y reacomodos en la política nacional? Cortoplacismo y supervivencia son el agua y el oxígeno del ecosistema político. Todo el elenco relevante de nuestra política tiene un interés esencial: no acabar como Ollanta Humala. Nuestros partidos no tienen líderes, tienen cabecillas. Por eso se puede afirmar todo y su contrario.
Como enseñó George Orwell, la utilización del lenguaje es un prisma fundamental para identificar a las tiranías. En ellas las palabras y los argumentos son una farsa. Igual entre nosotros. Imaginen ustedes que se descubriera que mientras Alan García era presidente, una empresa suya hizo negocios con Odebrecht teniendo como apoderado a su mejor amigo. ¿Alguien del antifujiaprismo hubiera reclamado debido proceso para García? ¿Y alguien duda de que Mauricio Mulder hubiera argumentado que Alan ignoraba lo que hacía su gerente? Cuando el debate público está dominado por el terror a una celda, no hay argumentos ni principios que valgan. La raíz es la misma que Víctor Andrés Belaunde identificó en “La crisis presente” (1914): el desquiciamiento moral.
Saber que el objetivo principal de la política peruana consiste en salvar tu pellejo es importante para no atribuirle características ridículas. El indulto a Fujimori no es un gran pacto de gobernabilidad ni democrático, no refleja la reciprocidad andina, ni es llave a la pluralidad del Legislativo, etc… No ennoblezcan conceptualmente a un vulgar canje entre dos individuos buscando evitar la cárcel. Ni ensucien características ideológicas al utilizarlas para los jugadores de este sálvese quien pueda. Agrede leer que Kenji sería un liberal modernizador. Tampoco existe un pueblo fujimorista y otro antifujimorista. Respiremos fuera de Twitter; dosifiquemos la hipérbole. Que no se narre el Mundialito del Porvenir con el vocabulario de la Premier League.
No me extraña que muchos perciban el arreglo entre PPK y Fujimori como el inicio de una era dorada. Nuestro Pacto de la Moncloa lumpen. Piensan (quizás correctamente) que ya regresan los años maravillosos cuando mandaba la alianza entre pitucos entitled y el fujimorismo; una alianza que Keiko y su chusma quebró. Tal vez el patriarca, con ternura o a cocachos, amista a Kenji y a Keiko —los Pimpinela de nuestra política— y vuelve el fujimorismo de siempre; reemerge la coalición histórica cuya agenda consiste en negocios para los de arriba y pan y circo para los de abajo. Ese es el verdadero anhelo de reconciliación. Esta noche se descorchan las mejores botellas en Playa Blanca. Mañana puede amanecer un precioso día de los noventa. Ya se advierte en el horizonte el destino luminoso de un país que crece a 4% y sin Estado de derecho.
A las afueras de las ciudadelas veraniegas el ambiente es otro. Digamos que Maimónides habría vendido como pan caliente su “Guía para perplejos”. Ya no se confía en nadie. Hemos visto que cada espalda convoca a su puñal y todo valor enrumba a su casa de empeño. Sabemos que a los signatarios del pacto Barbadillo-Choquehuanca el país les da igual. No hay en él ni en la política o políticos que lo rodean, ninguna discusión sobre el futuro del país. Estaría bien insultarnos si PPK y Alberto Fujimori representasen formas de encarar los años venideros. Pero nada de esto aparece en sus intereses. Encarnan un sistema en hilachas. No empujan ninguna agenda, transformación, convicción. Nada. ¿En qué parte del mundo ha surgido algo bueno y renovador de un pacto entre dos abuelos vivazos y acabados intentando salvar su pellejo? Desde la ciudadanía solo podemos constatar que viajamos a la deriva en manos de dos abuelos de la nada.
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25 de diciembre de 2017
PPK indulta a Fujimori
Por Giovanna Castañeda
El presidente Pedro Pablo Kuczynski decidió anoche, a pocas horas de la Navidad, otorgar el indulto por razones humanitarias al ex mandatario Alberto Fujimori, quien cumplía una condena de 25 años en el penal de la Diroes por delitos de violación a los derechos humanos por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta.
El Gabinete Ministerial y miembros de la bancada parlamentaria de Peruanos por el Kambio fueron convocados ayer por la tarde a una reunión extraordinaria en Palacio de Gobierno. En un principio, la agenda de esta reunión no estaba clara para algunos congresistas oficialistas. Salvador Heresi dijo a la prensa que creía que se trataba de una “chocolatada navideña”.
Dos horas después de la cita, uno tras otro fueron dejando la Casa de Pizarro. Los parlamentarios Guido Lombardi y Alberto de Belaunde se negaron a declarar y mostraron gestos incómodos. Gino Costa confirmó que uno de los temas tratados en aquella reunión fue el indulto a Fujimori.
No pasó mucho más tiempo desde que culminó la reunión para que la Secretaría de Prensa de Palacio de Gobierno comunicase la histórica decisión del mandatario. “El presidente de la República, en uso de las atribuciones que le confiere la Constitución Política del Perú para tales fines, ha decidido conceder el indulto humanitario al señor Alberto Fujimori Fujimori y a otras siete personas que se encuentran en similar condición”, señalaron en una nota de prensa difundida minutos antes de las 7 de la noche.
Desde el Gobierno precisaron que el 11 de diciembre, el hoy indultado ex presidente presentó ante el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) una solicitud de indulto y derecho de gracia por razones humanitarias. Además, indicaron que una junta médica oficial determinó que Fujimori padece una enfermedad “progresiva, degenerativa e incurable” y que las condiciones en el penal de Barbadillo, en Ate, significan un “riesgo a su vida, salud e integridad”.
El diagnóstico de los médicos fue que Fujimori, de 79 años de edad, padece hipertensión arterial crónica, cáncer de lengua, cardiopatía hipertensiva, fibrilación auricular con riesgo moderado, hipertrofia benigna prostática y hernia lumbar. Con este informe, la Comisión de Gracias Presidenciales –hace pocos meses reconformada– recomendó al jefe del Estado conceder el indulto humanitario a Fujimori.
La decisión fue tomada 72 horas después de que el presidente evitara una vacancia por incapacidad moral, gracias a los votos en abstención de Kenji Fujimori y nueve parlamentarios más de Fuerza Popular. La resolución fue publicada en la edición extraordinaria del diario oficial El Peruano y lleva las firmas de Kuczynski y del ministro de Justicia, Enrique Mendoza.
Agradecimiento
Cuando se dio el anuncio del indulto, Kenji Fujimori se encontraba en la clínica Centenario junto a su padre. El ex congresista fujimorista Alejandro Aguinaga también estaba con el ex presidente. Desde su cuenta de Twitter, agradeció a Kuczynski en nombre de su familia por el “noble y magnánimo gesto”. “Estamos eternamente agradecidos con usted”, escribió. Publicó un dibujo pescando con el ex presidente. “Ahora solo quiero aprovechar el tiempo con él”, agregó.
Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, también se pronunció desde las redes sociales. Afirmó que se trataba de un “gran día” para su familia y para el fujimorismo. “Finalmente mi padre está libre. ¡Esta será una Navidad de esperanza y alegría!”, manifestó.
En compañía de sus hermanos Hiro y Sachie, Keiko llegó a la clínica tras el anuncio. “Agradecemos la decisión del presidente de la República. Y también esperamos que este paso que se ha dado se haga sin odios y que se genere la reconciliación que todos los peruanos estamos esperando”, declaró al lado de ambos.
Mientras eso ocurría, en los exteriores de la clínica donde se encuentra internado el ex presidente, un grupo de simpatizantes fujimoristas celebraba la noticia. Por otro lado, en la plaza San Martín, en el Cercado de Lima, se congregaron grupos de manifestantes que protestaron contra el indulto otorgado por PPK. La Policía Nacional se instaló en el jirón de la Unión cuando intentaron dirigirse hacia Palacio de Gobierno.
En tanto, el presidente Kuczynski no acudió a la Misa de Gallo en la Catedral de Lima por Navidad.
Fujimori continúa en la unidad de cuidados intensivos, a donde ingresó el sábado. Anoche, su hijo Kenji informó a través de Twitter: “Mi papá continuará en la unidad de cuidados intensivos, UCI, hasta su total recuperación...en unos días disfrutará de la libertad que se merece. Y les hace llegar sus mejores deseos en esta navidad”.