La Selección Peruana solo clasificó a un Mundial en el vigente formato de todos contra todos. (Foto: AP)
La Selección Peruana solo clasificó a un Mundial en el vigente formato de todos contra todos. (Foto: AP)
Jorge Barraza

Al Mundial, como a recibir el Premio Nobel, se va de esmoquin, a la se acude con uniforme de combate. Es una guerra sin muertos, pero fascinante, la que más pasiones desata de los torneos sudamericanos por la atmósfera excepcional de cada partido. Si las selecciones activan el sentido de pertenencia, las Eliminatorias exacerban los nacionalismos, los desafueran. Antiguamente, ir a jugar a ciertas ciudades era una aventura viril, había que tener clase y temple para obtener un resultado de visitante. Ahora están dadas todas las garantías para jugar en cualquier parte. La organización del fútbol avanzó siglos, se gana en el rectángulo, no afuera. No obstante, la tensión se mantiene. Parecen duelos de países.

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Esa belleza áspera de la Eliminatoria tiene que ver, también, con la tradición del fútbol continental, sus rivalidades y su paridad, todos se ganan o se quitan puntos. Algunos son menos fuertes que otros, pero no hay Chipres ni Maltas ni Andorras. Tiene el poder de cambiar el humor en Sudamérica. De alegrar, amargar, entristecer o entusiasmar a millones de personas. Es la Eliminatoria. El estado de ánimo se mueve al compás de los resultados. Ganó la Selección, felices. Perdió, enojados. La mejor muestra, la más simpática, la rescatamos de la prensa paraguaya en 2016, que dedicó ácidas críticas a la Albirroja al ser eliminada en la Copa América de Estados Unidos. Al siguiente partido, ya por la clasificación a Rusia, venció 2-1 a Chile y el importante diario ABC Color tituló en portada, con dulzura: .

Este jueves 8 dará el puntapié inicial la carrera hacia Catar 2022. Un telón que sube en condiciones extrañas, nunca vividas: a causa de la pandemia de coronavirus los equipos llevan casi un año sin jugar (desde noviembre de 2019), por lo cual es difícil prever cómo estarán. Por primera vez no han podido entrenar; apenas Paraguay y Bolivia han hecho microciclos, y Chile, pero con jugadores locales, muchos de los cuales no actuarán pues la mayoría de los titulares serán quienes militan afuera.

Neymar lidera a una selección brasileña que parte como la gran favorita en estas Eliminatorias. (Foto: AFP)
Neymar lidera a una selección brasileña que parte como la gran favorita en estas Eliminatorias. (Foto: AFP)
/ MANAN VATSYAYANA

Y, lo más importante, se jugará sin público, al menos al principio, lo cual cambia el escenario. Argentina, que no se beneficia de factores climáticos o geográficos, había designado la cancha de Boca para dar mayor aliento a sus jugadores y generar más clima a su rival, pero el jueves La Bombonera estará vacía. Será una situación inédita.

Esto reduce la desventaja de ser visitante. Los únicos con ventaja son quienes juegan en altura (Bolivia, Ecuador) o en climas especiales como el de Barranquilla por la combinación de alta temperatura y humedad. La Eliminatoria siempre ha sido difícil para ganar a domicilio, sin embargo, desde que se juega a puertas cerradas vemos que los visitantes se imponen muy seguido al no tener presión del público local.

La diferencia que ha sacado el fútbol europeo sobre el sudamericano indica que quienes cuenten con mayor cantidad de futbolistas en clubes del viejo mundo tendrán un plus. Por ello, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia pueden armar una selección completa con elementos que actúan en las ligas más importantes del mundo. En la antípoda está Bolivia. “En nuestro país hace siete meses no hay campeonato y la selección la integran puros jugadores locales. Hay apenas un par de legionarios, pero que ni son titulares en sus clubes del exterior”, explica Roberto Aguirre, colega boliviano. “Para colmo, empieza enfrentando a Brasil y Argentina”, resalta.

Si es por cantidad y calidad de figuras, incluso por actualidad de las mismas, deberíamos arriesgar que aquellos cuatro -Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia- son claros candidatos a obtener una plaza mundialista. Al menos de antemano. Chile estaría en ese grupo por la jerarquía de su “Generación Dorada” (que fue dorada de verdad). La de Vidal, Alexis Sánchez, Isla, Medel, Aránguiz, Eduardo Vargas. Pero ya quedan pocos, están grandes y no han brotado retoños. Además, este Premundial durará un año y medio; esas seis columnas que sostienen todo el peso del equipo oscilarán entre los 33 y los 35 años al final de la contienda.

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Brasil estrena su título de la Copa América, siempre con Tite (ya cuatro años en el banco de la Verdeamarilla) y con una veintena de nombres de primer nivel para elegir. Sólo en ataque puede disponer de Neymar, Firmino, Richarlison, Gabriel Jesús, Everton. Argentina ya hizo el recambio y Scaloni cuenta también con un amplio abanico para escoger. Ya tiene un equipo y un esquema de juego. Y pasaron las tormentas institucionales en la AFA. Uruguay, como Perú, tiene la garantía de la raya de cal hacia afuera: Óscar Tabárez. Su sabiduría es media clasificación. Y tiene con qué. No estará Cavani, pero sí Suárez, recuperado, y muchas caras nuevas a las que les va bien en Italia y España. Situación similar la de Colombia. Queiroz lleva un año y medio en el cargo y, quizás como nunca, casi todos los futbolistas colombianos en Europa están jugando y son importantes en sus equipos, caso Cuadrado, Muriel, Zapata, Ospina, Yerry Mina, Morelos (goleador del Rangers de Escocia), Luis Díaz, gran destaque en el Porto. Ni hablar de James Rodríguez, que recuperó su nivel, la alegría y la continuidad.

Paraguay es una incógnita; es el que más trabajó, lleva tres meses y medio entrenando, habrá que ver cuál es su potencial. Se descuenta el carácter aguerrido de sus jugadores. Faltó a los dos últimos Mundiales, por lo cual tiene sed de revancha. Eduardo Berizzo, su técnico, es pupilo de Bielsa y ha tenido buenas experiencias en Chile y España.

Venezuela, de muy buen material (buenísimo, atención a esto) pero que no ensayó ni una sola vez con el DT José Peseiro, visitará a Colombia en el estreno. La Vinotinto confía en la cantidad de jugadores con buen pie y que no desentonan en el extranjero. Wuilker Faríñez, Yordan Osorio, Wilker Ángel, Yangel Herrera, Yefferson Soteldo, Rómulo Otero, John Murillo, Darwin Machís, Salomón Rondón… Muchos buenos. La duda es Peseiro, casi nada se sabe de él.

Eduardo Berizzo ha intentado aprovechar al máximo el tiempo en días de pandemia para entrenador con los jugadores de la selección peruana (Foto: AFP)
Eduardo Berizzo ha intentado aprovechar al máximo el tiempo en días de pandemia para entrenador con los jugadores de la selección peruana (Foto: AFP)
/ JUAN MABROMATA

Ecuador inicia un proceso completamente nuevo con su flamante técnico Gustavo Alfaro, quien recién ayer hizo su primera convocatoria. Se supone que hará un entrenamiento hoy domingo y otro mañana lunes; el martes ya viajan a Buenos Aires. En estos cuatro días conocerá a quienes serán sus dirigidos, algo como mínimo curioso, propio de la década del ’50, no de esta época. Lo mismo le sucede al portugués Peseiro; en cambio los demás adiestradores llevan tiempo en el cargo, por lo que van algunos pasos adelante. Ecuador confía en tener muchos talentos, sobre todo jóvenes. Lo veremos en el campo. ¿Cómo será su Ecuador…? Nadie lo sabe. La Bombonera escenificará la primera versión.

Perú sigue con su carta ganadora, que es , un milagrero, un manos brujas que sana y mejora lo que toca. Su obra merece la estatua en la puerta del Nacional, si la mandan a hacer es problema de otros. Al renovar contrato se convirtió en garante de la ilusión. Pero, atención: el fútbol peruano continúa sin generar valores nuevos, es el único que no produce un crack. Y lo que es peor, está lesionado su rey de oro: Paolo Guerrero. Y Su mejor carta es el juego atildado, prolijo, ordenado; la organización colectiva que instauró Gareca y que los jugadores le captaron y le cumplen a la perfección. Claro, luego del esquema está la individualidad, y a veces con orden no alcanza para desnivelar o para reducir al rival. Pero es algo que otros no tienen. En Colombia, por ejemplo, hay buena dotación, pero se duda de Queiroz, de su capacidad para armonizar el juego del equipo. Lo ven defensivo en una época en que casi todos juegan decididamente hacia adelante, incluso con vértigo. Sólo Mourinho y Simeone siguen portando la bandera de la retranca.

Los mejores jugadores van a decidir la Eliminatoria, eso no cambia. Y la capacidad de sus entrenadores. Ambos factores van de la mano. Sin uno de los dos no se llega.

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