Los problemas cardíacos como los del ‘Kun’ Agüero pueden complicar al fútbol peruano | INFORME

Después de un salto para pivotear un centro en área rival, a Sergio Agüero le faltó el aire. Caminó un poco mientras se tocaba en la parte superior del pecho, casi en el cuello. Pidió ayuda, se echó en el suelo y esperó a que llegaran los médicos del Barcelona. Parecía un mareo porque salió caminando del campo, pero en realidad sufrió una arritmia –un trastorno de la frecuencia cardíaca– por la cual tuvo que ser internado en un hospital y estará tres meses fuera de las canchas. Ya le había pasado cuando tenía 12 años. A los 33 volvió a vivir esta mala experiencia.

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Ocurrió hace casi un mes en el Camp Nou, en el oeste de Barcelona, y lo que en un principio parecía un susto se convirtió en una pesadilla. Este sábado, de acuerdo a la información de la prensa europea, el ‘Kun’ tomó la difícil decisión de retirarse del fútbol a los 33 años.

“El Kun Agüero se retira. Los problemas en el corazón le obligan a dejar el fútbol en activo. La próxima semana hay prevista una rueda de prensa para el anuncio de su retirada”, publicó Gerard Romero, información que fue replicada por el reconocido periodista italiano Fabrizio Romano.

“Lo de Agüero –de salir por sus propios medios– puede ser entendible. Quizá no quería asustarse ni asustar a nadie, como un gesto de decir que está bien, pero creo que no debió pasar eso. Los médicos del club debieron hacer valer los protocolos y sacarlo en camilla”, analiza el doctor Julio Grados, exmédico de la selección peruana y otros clubes del fútbol nacional.

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Casos en Sudamérica

Si bien es cierto que ninguno de los dos casos anteriores (Agüero y Eriksen) han estado asociados al coronavirus –el ‘Kun’ se contagió en mayo de este año–, sí hay futbolistas que sufrieron problemas cardíacos luego de haber superado la enfermedad.

Edwin Cardona de Boca Juniors, Leonardo Ponzio y Paulo Díaz de River Plate y Lucas Barrios de Gimnasia, todos del fútbol argentino, sufrieron miocarditis después del COVID-19. Ninguno, según informaron sus respectivos clubes, tenía antecedentes.

“Se decía que los jugadores estaban más protegidos por tener un mejor estado físico, y no es así. Los clubes tienen que chequear al jugador, como en mi caso, y que vuelva a jugar cuando esté al cien por ciento”, manifestó Barrios, quien presentó problemas cardíacos justo antes del jugarse un clásico frente a Estudiantes de La Plata.

No es común, pero el problema está ahí. En marzo de este año, la revista estadounidense “JAMA Cardiology” publicó un estudio entre 789 deportistas en el que se determinó que apenas el 0,6% de atletas que contrajeron el virus tuvieron problemas del corazón.

En la investigación colaboraron expertos médicos de las ligas de fútbol americano (NFL), básquetbol masculino (NBA) y femenino (WNBA), béisbol (MLB), fútbol (MLS) y hockey sobre hielo (NHL).

Sébastian Le Garrec, jefe del equipo médico del Instituto Nacional del Deporte, la Competencia y el Rendimiento de Francia, explicó a la agencia AFP que “puede haber problemas en el músculo cardíaco y la posibilidad de arritmias. Si hay una secuencia que tratamos de identificar, es esta, porque el daño cardíaco puede comprometer el pronóstico vital”.

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Mirada peruana

El fútbol peruano no está exento en estos casos. En 2013, en un partido por el Torneo de Promoción y Reserva entre Sporting Cristal y Real Garciaso en el estadio Municipal de Urcos, Yair Clavijo, de 17 años, falleció tras sufrir un paro cardiorespiratorio en medio del partido. Al recibir la ayuda médica se supo que no había un desfibrilador en el campo.

Fue la primera muerte súbita en el campo de juego que se registra de forma oficial en el fútbol peruano, teniendo como precedente el de Marcio dos Santos que en el 2002 falleció horas después de un partido entre Alianza Lima y Deportivo Wanka en Huancayo.

Distintos son los casos de Gary Correa y Roberto Guizazola. A ambos se le detectó problemas del corazón cuando daban sus primeros pasos, pero luego de tratarse continuaron jugando. De hecho, Correa disputó la Liga 2 con Los Chankas. “Regresé a jugar y mi corazoncito funcionaba como un reloj”, contó por su parte ‘Cucurucho’ en una entrevista en 2020.

“En el Perú deberíamos ser un poco más acuciosos con el tema médico. Ya hubo problemas cardíacos en el fútbol peruano y todo se solucionó poniendo un desfibrilador en la cancha, pero la solución debería ser ahondar en un estudio para tener un diagnóstico previo y no tener la necesidad de usar un desfibrilador”, señala Grados.

Ante esto, desde la Federación Peruana de Fútbol nos indicaron que los protocolos médicos indican que debe haber una ambulancia con desfibrilador y personal médico en el campo para atender emergencias. Asimismo, los clubes están en la obligación de asegurar el bienestar integral de sus futbolistas, por lo que el sistema de licencias de la FPF exige a las instituciones que tengan un médico.

En España, hubo tres casos en deportistas de alto rendimiento (dos futbolistas y una nadadora) que sufrieron un cuadro inflamatorio agudo de consecuencias similares a un infarto. En ese sentido, según las declaraciones que tomó el diario “El Confidencial”, la jefa de Cardiología en la Agencia Estatal Antidopaje (Aepsad), Araceli Boraita, recomendó que ningún atleta retome los trabajos de manera inmediata luego de superar la enfermedad.

En el caso peruano, por ahora solo se considera la parte física y pulmonar en los estudios para regresar a las prácticas. “A un futbolista que sale de un cuadro de COVID-19, sea leve o no, se le debe hacer estudios cardíacos para volver a entrenar normal. Un paciente, como mínimo, debería someterse a un electrocardiograma, ecocardiograma, tomografía y espirometrías. Un conjunto de pruebas para que estemos seguros de que está bien”, pide Juan Menéndez, exmédico cardiólogo de la San Martín.

El espectáculo debe continuar, pero siempre y cuando se proteja la salud de los protagonistas.

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