En principio la llamada tenía un objetivo claro: entrevistar. Conocer más al técnico que llegó como bombero y logró hacer que la San Martín pelee un título en el fútbol peruano. Pero nos llevamos mucho más. Asistimos a una clase de la vida poniendo al fútbol como excusa. De esas charlas que traen conceptos más claros que un 4-4-3 o 4-3-3. “Yo comencé muy joven a jugar al fútbol, pero tuve la suerte de tener referentes que me enseñaron todo: cómo marcar, anticipar, cabecear. Pero lo más importante: cómo me debía comportar en la vida, cómo ser mejor persona”, nos cuenta César Payovich (Montevideo, 1957).
El 15 de marzo, Carlos Bidoglio dejó Santa Anita para dirigir al Aucas de Ecuador. El venezolano se salvó de descender en 2020 y este año se fue con la Liga 1 ya en juego. San Martín no debutó en la primera jornada ante Ayacucho FC porque el cuadro ayacuchano estaba disputando la fase previa de la Libertadores, pero sí en la fecha 2 y ganó 2-1 con José Espinoza como técnico interino. Recién el 29 de marzo es anunciado César Payovich como nuevo entrenador. Desde entonces, el equipo sumó seis victorias (las cinco últimas de manera consecutiva), un empate y una derrota. Anotó diez goles y recibió apenas seis (el menos batido junto a Cristal y Alianza). Y este domingo clasificaron a la final de la Fase 1 luego de vencer 1-0 a Deportivo Municipal con gol de su canterano Franco Zanelatto.
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“Yo estaba en Montevideo. El señor Álvaro Barco, gerente deportivo del club, tiene conocidos en Uruguay. Se contactó conmigo, me explicó de qué trataba el proyecto y a que apuntaba. Me gustó la idea. San Martín es como Defensor Sporting, un club que le da prioridad a los juveniles y tiene un perfil de formación de jugadores”, señala antes de afirmar: “Esta semana es preciosa, es lo más lindo que nos ha podido pasar”. Los que saben de fútbol disfrutan hasta en momentos de tensión.
Tomar el mando de un equipo sobre la marcha de un torneo iniciado y sin hacer una pretemporada no es fácil. Es un reto que pocos técnicos se atreven a pasar. Don César sí lo hizo. “Tengo un sistema de trabajo muy claro. Siempre comenzamos a trabajar primero la defensa, solidificar el equipo desde atrás. Pienso que ahí están los cimientos de la casa. Por ahora nos va bien, llevamos cuatro partidos sin recibir goles. Pero eso lleva tiempo. La sincronización de línea, entre sectores, de los propios jugadores. No es fácil. No hay una bebida que le dé poderes al futbolista para aprender a hacer una cobertura o achicar de la noche a la mañana”, explica.
“Aquí hay un potencial muy bueno, lo que pasa es que falta experiencia. Los chicos están muy comprometidos en lo que hacen, trabajan duro. Pero son chicos aún y no es fácil estar en Primera siendo tan joven con la presión que eso requiere. Gracias a Dios tenemos a Diego Penny y Werner Schuler. Los dos tienen experiencia y el aporte que realizan en el día es increíble. Se preocupan por los chicos, si necesitan algo o cómo están. Es un grupo humano que más allá del fútbol intenta ser una familia”, añade.
Las enseñanzas de un campeón del mundo
César Payovich empezó su carrera futbolística en Defensor Sporting. En 1976, cuando daba sus primeros pasos, se encontró con Luis Cubilla, uno de los más grandes ídolos del fútbol uruguayo, con el que ganó el campeonato de aquel año. Como zaguero ganó nueve títulos nacionales en su país (cuatro con Peñarol, cuatro con Nacional y uno con Defensor), tres Libertadores (dos con el ‘Carbonero’ y uno con el ‘Bolso’), dos Intercontinentales (uno Peñarol y otro con Nacional) y una Copa del Rey con Barcelona de España. “Era una estrella mundial, campeón de todo, pero uno se sentaba con él y parecía que estaba dando una clase. Lo escuchabas cómo enseñaba: marca así, pégale así, haz esto”, cuenta.
“Yo comencé muy joven, pero me ayudaron mucho Luis Cubilla y Baudilio Jáuregui, zagueros de la selección de Uruguay en ese momento. Me enseñaron todo. Cómo marcar, cómo pensar dentro de un campo de juego, cómo anticipar y después cómo comportarme en la vida, que es lo más importante. También el cuidado personal, el siempre estar listo aunque no juegue. Esos eran los mensajes de ellos y yo trato de transmitir lo mismo a mis jugadores”, agrega.
Confiar en la experiencia de un jugador es importante para el maestro César. Claro, siempre y cuando la influencia sea buena y beneficiosa. “Cuando me transfieran a Monterrey de México, Jáuregui me dice: ‘te va a pasar esto así, esto asá, así será la firma de contrato’. Fue un adivino. Estando allá pasó todo lo que me dijo. Si uno era callado, respetuoso y sabía escuchar, aprovechaba los sabios consejos. Eso tienen que hacer los chicos que están dando sus primeros pasos en el fútbol: escuchar”, señala.
De Cubilla y Jáuregui, el ahora entrenador de la San Martín no solo obtuvo los secretos para ser un gran defensor central, también aprendió a ser educado y respetuoso. Con la profesión, con el compañero y con la sociedad.
Un formador de estrellas uruguayas
“Que se entienda bien: yo no fui el arquitecto. Era parte de un excelente grupo de trabajo”, nos dice de entrada. No quiere llevarse el crédito de algo que no hizo solo. Pero hay que decirlo: siete futbolistas uruguayos que lograron el histórico cuarto puesto en el Mundial Sudáfrica 2010 salieron de Defensor Sporting, club en el que trabajaba: los porteros Martín Silva y Jorge Castillo; el defensa Martín Cáceres; los volantes Maximiliano Pereira y el ‘Ruso’ Pérez; y los delanteros Sebastián Fernández y el ‘Loco’ Abreu.
“Me gusta formar a jugadores, estoy convencido que siempre hay algo para aportar. Enseñarles los secretos de cada puesto, lo que tienen que pensar en un campo de juego. Por más que estén en Primera División uno se encuentra que hay ciertos conceptos que no se las grabaron o no las entendieron”, explica.
Un formador de talentos en un club caracterizado en darle valor a jugadores jóvenes como la San Martín: el promedio de edad del elenco santo es de 19 años. Apenas dos jugadores pasan los 30: Werner Schuler (30) y Diego Penny (37). Como anillo al dedo.
“En el fútbol actual es imposible desarrollar jugadores a la velocidad que se transfiere. Venden jugadores de 18 o 19 años, cuando yo jugaba el promedio de edad en Uruguay para las ventas era de 26 o 27 años. Ahora todos son jóvenes que tienen que ir haciendo la experiencia apenas puedan y como puedan. No es bueno acelerar los procesos, pero uno es consciente que los clubes tienen obligaciones y necesidades. Entonces nos encontramos con jugadores en Primera que no están completamente formados o que no están bien guiados, juveniles que se encuentran con cifras que jamás habían visto y se piensa que eso va a seguir toda la vida y no es así. El fútbol es impredecible y uno tiene que ahorrar lo máximo que se pueda para que después cuando es una persona con 35 años retirarse de esto y seguir otro camino en la vida”, aconseja.
Un vida llena de aprendizaje
Luego de retirarse del fútbol, Payovich inició su carrera como entrenador en 1991 en Defensor Sporting. Estuvo en las categorías inferiores del club hasta el 97, cuando pasó a ser asistente técnico. Luego se va a Chile (Cobresal 1999-2000) y luego regresa a Defensor. Entre 2004 y 2005 estuvo en Deportivo Colonia y Cerrito, dos equipos de su país, antes de partir al otro lado del mundo: la selección de Indonesia lo llamó.
“En Indonesia tuvimos un proceso largo. Comenzamos con una selección sub20, a los tres meses nos dieron la Sub17 y luego la Sub19. Terminamos manejando todas las categorías juveniles de la selección con un grupo de once entrenadores uruguayos. De ahí me mandaron a la selección olímpica por cuatro años, pero volví a Uruguay porque mi esposa se enfermó grave y tenía que cuidar de mi familia. Antes de venir a la San Martín tuve chance de volver a Asia, pero Álvaro Barco me convenció y estoy feliz de haber tomado esta decisión”, confiesa.
Así como fue influenciado por Luis Cubilla cuando era jugador, en su etapa como técnico Payovich nunca dejó de aprender. Siempre de la mano de los mejores. José Ricardo de León, el primer técnico que sacó campeón a Defensor Sporting (1976), fue otro de sus mentores.
“Tuve la dicha de ser parte del plantel del 76. Recuerdo que don José se fue a Europa e hizo una gran amistad con Rinus Michel, el padre de la ‘Naranja Mecánica’ y el fútbol total. Cuando regresó a Uruguay vino con toda esa locura del ‘presing’. También tuvimos la suerte de que llegó el chileno André Prieto, que le añadió la calidad y el toque del fútbol chileno. Fueron gente que me marcaron”, cuenta.
Payovich también fue junto a Paolo y Julio Montero a vivir cómo era una pretemporada de la Juventus. Treinta días en Turín fueron suficientes para que el técnico anote en su libreta la receta de uno de los mejores clubes del mundo. “Otro año estuve con Stuart Baxter en Inglaterra cuando era técnico de la Sub19. Compartimos mucho. Sinceramente estoy abierto a aprender todos los días”, agrega.
Treinta años en el fútbol, casi la misma cantidad de ese tiempo dedicado a formar jugadores. Para el fútbol de élite y para la vida. El uruguayo César Payovich es un maestro que está dejando escuela en una San Martín que sueña con graduarse con honores en la Liga 1. Este domingo, frente a Cristal, es el examen final.
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