Universitario de Deportes 2020, de huracán a llovizna: El sueño inconcluso de la estrella 27

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Cuando la mochila pesa demasiado, como sucede en la ‘U’, hay que encontrar la gente necesaria para poner el hombro y empujar el tren del trabajo. Tras vergonzosas campañas y planteles armados sobre arena, el 2020 tenía obligaciones desde el primer día. Por eso, la pretemporada arrancó en diciembre del 2019 y se aceptó rápido viajar al Torneo de Verano en Argentina. Luego, se planeó la Noche Crema contra Cerro Largo como última prueba antes del debut copero y, ya en la Libertadores, se marcó con fuego la necesidad de superar todas las fases posibles.

Superado Carabobo, y con la Liga 1 arrancando en Arequipa, tuvo que encontrarse la forma de reponer el ánimo por la temprana eliminación contra Cerro Porteño. De pie, con el orgullo intacto, entró en la pelea por el Torneo Apertura y cuando había encontrado su mejor versión con Goyo Pérez, llegó la pandemia. Sucedió, también, el camino de administración (salió Leguía, volvió Moreno), los meses de la paralización con las sedes divididas, los entrenamientos vía Zoom, las diferencias por la reducción de sueldos y, finalmente, el regreso del fútbol.

Volvió Comizzo, y con él nuevas dudas. Estaba fresco el recuerdo de los cinco puntos desperdiciados en el Clausura 2019. No hubo refuerzos ni despedidos que lamentar, al contrario, el retorno del campeonato mostró a un Universitario sólido, eficaz, con pocos apuros. El paso apresurado de la Fase 1 permitió que el equipo gane y se asegure un lugar en la Copa Libertadores 2021.

¿Qué tuvo que pasar, entonces, para que todo lo construido se caiga de golpe? La Fase 2 fue una vergüenza. Por las bajas, ausencias y un obstinado sistema de juego que encontró respuestas positivas en los rivales. En cambio, Comizzo no renunció a sus escasas ideas y las consecuencias fueron duras. Con la final asegurada y el alivio de los millones por clasificar a la fase de grupos de la Libertadores, el equipo solo fue una chispita que el extintor del Cristal de Mosquera apagó. Se apagó, claro, el sueño de la estrella 27.

Este es el balance general de Universitario, versión 2020.

Copa servida

Con los palazos recibidos por Capiatá, en el 2017, y Oriente Petrolero, en el 2018, no había otra opción que competir en la Copa Libertadores con respeto a la historia del club, finalista en 1972 y que desde el 2010 no gana un partido en fase de grupos del torneo.

Competir significaba, antes que todo, evitar papelones. Por tal razón, se pensó en Gregorio Pérez para conducir al primer equipo. Fue Goyo quien acercó los nombres de Dos Santos, Urruti y Alonso, los tres uruguayos que plantaron cara cuando comenzó la campaña.

El sorteo decidió el emparejamiento contra Carabobo de Venezuela. Antes, hubo una minigira por San Juan (Argentina) con triunfo sobre Huracán (2-1) y derrota ante Boca Juniors (2-0). Luego, vino el play de honor de la campaña 2020 en la Noche Crema contra Cerro Largo (derrota 1-0).

En Puerto Ordaz, en la ida de la Fase 1 de la Copa Libertadores, todo comenzó cuesta arriba. Adelantó Tortolero en el saque del segundo tiempo, y no fue hasta los 83′ cuando Jonathan Dos Santos sacó un zurdazo para sellar el 1-1. En Lima, se notaron los dientes afilados y un cabezazo de Federico Alonso permitió la clasificación.

Cerro Porteño, por los cuatro lados, era favorito en la siguiente llave. Sin embargo, en el Monumental de Ate, Universitario prendió la luz con gol de Dos Santos. El empate de Óscar Ruiz (65′) apagó los reflectores hasta la vuelta. En Asunción, un zapatazo de Carrizo echó tierra al camino que los cremas se estaban labrando.

El reto para el 2021, donde volverá a jugar la fase de grupos, es volver a competir, y por qué no, dar pelea para buscar el boleto a octavos de final.

El 1 de la Fase 1

Antes de la cuarentena, es decir, aún con Gregorio Pérez en el banco, la ‘U’ estuvo a punto de sellar su mejor arranque de temporada del siglo XXI. Tres victorias seguidas (Melgar, Huancayo y Stein) confirmaban la riqueza del plantel armado, pero se encontró con el Vallejo de Chemo del Solar y el 2-0 abajo en Ate le hizo pisar tierra.

Vino, después, el peleado 3-3 contra Sport Boys en el Callao. Justo antes de la paralización, quiso el destino, que el último gran evento de la Liga 1 fuera el clásico. La ‘U’ de Goyo le dio la estocada final a la gestión de Pablo Bengochea con un 2-0 con goles de Corzo y Dos Santos.

La pandemia no solo trajo una larga pausa en el torneo. En la ‘U’ hubo cambio de cabeza en la administración, que entre sus primeras decisiones optó por sacar a Gregorio Pérez y devolverle el timón a Ángel Comizzo. El ‘Indio’ contó, en sus primeros días de entrenamiento, que aprobó algunos fichajes del plantel del 2020, entre ellos Succar, Santillán y Millán.

Lo que sucedió en adelante causó gracia entre los hinchas merengues. El equipo aprovechó la localía en Lima, ejerció la presión alta como primera arma de ataque y se volvió fino en los partidos que afrontó a puertas cerradas. Debutó con un empate (0-0) ante Cantolao, pero facturó cinco victorias al hilo (San Martín, Cienciano, Alianza UDH, Llacuabamba y Ayacucho). Se frenó la racha con el 2-2 ante Mannucci, y se volvió a ganar tres partidos consecutivos (Grau, Municipal y UTC) para coronarse en la Fase 1.

Los partidos que le restaron en la primera etapa de la Liga 1 2020 sirvieron para sumar 42 puntos y sacar una ventaja de 7 respecto al segundo (Sport Huancayo). Esta fase, también, se notó la presencia de Alonso, en defensa, y de Dos Santos, en ataque (11 goles). Sin embargo, hacia el final de primera parte ambos estaban lesionados.

Sin final feliz

A las bajas por lesiones, comenzaron a sumarse las ausencias por las convocatorias a la selección peruana. Corzo y Carvallo comenzaron a entrenar para las Eliminatorias, y los reemplazos que encontró Comizzo nunca dieron certeras soluciones.

No lo fue Diego Romero cada vez que se paró bajo los tres palos, o Velarde o Morales como zaguero derecho. Las obligaciones de la bolsa de minutos incluyeron a Valverde en el equipo, pero tampoco sirvieron de mucho al equipo desde la banda izquierda.

Alfageme también faltó algunos partidos por lesión. La consecuencia fue la desastrosa campaña en la Fase 2, que comenzó con dos triunfos (Grau y Alianza UDH) y luego tuvo una terrible racha de siete partidos en los que el saldo fue: 1 victoria, dos empates y cuatro derrotas. El 6-1 sufrido ante UTC, en condiciones normales, le hubiesen costado el puesto a Comizzo, pero la administración lo mantuvo en el cargo.

El único triunfo ante Binacional (2-0) permitió clasificar a la final directa de la Liga 1. Quince días de preparación mientras Sporting Cristal y Ayacucho FC definían la Fase 2 y las semifinales de los Playoffs.

Dos semanas en las que se ideó una definición para conseguir la anhelada estrella 27. Todo quedó en la pizarrita de Comizzo, sus gritos desaforados y un planteamiento que no pudo tumbar a un Cristal, que por lo contrario, se mostró sólido y efectivo. Ni en la ida (caída 2-1) ni en la vuelta (1-1) la ‘U’ mostró credenciales para ser campeón nacional.

Esta campaña se recordará como la vez en la que Universitario pasó de soplar como un huracán hasta terminar como una tenue llovizna limeña. El conteo va en siete años sin títulos. Los dirigentes, técnicos, jugadores e hinchas tienen que revertir pronto el futuro en el club crema.

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