El concurso de clavadas de la NBA tiene 36 años de antigüedad y representa uno de los momentos más importantes del All Star Weekend. No obstante, este certamen ingresó en un bache sombrío en la pasada década, ya que los principales jugadores declinaban año tras año las invitaciones y los que se terminaban presentando mostraban competencias monótonas. Hasta que apareció Aaron Gordon.
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Para ponerlo en perspectiva, todos los jóvenes menores de 20 años tienen al alero del Orlando Magic como el símbolo del concurso de clavadas en su mente. Para los mayores, representa la reivindicación de un certamen que tuvo su época gloriosa el siglo pasado con duelos épicos entre Wilkins vs. Jordan o lo que pudo hacer Vince Carter.
Este concurso fue venido a menos porque ya no gozaba el prestigio de antaño. Los últimos ganadores, antes de la irrupción de Gordon, no eran las máximas estrellas de la liga. En el último tiempo, solo Giannis Antetokounmpo se animó a participar en el 2015, cuando era una estrella en ascenso. LeBron James se negaba a participar todos los años y los grandes atletas tampoco aparecían en los certámenes de clavadas. Pese a que la liga trataba de ponerle interés mediante los jurados, los desempeños dejaban mucho que desear.
Todos los años se esperaba que uno de los jugadores desconocidos por la mayoría irrumpa con clavadas espectaculares. La última gran performance la dio Blake Griffin en el 2011, con su recordad clavada saltando por encima de un carro. Tras él, Jeremy Evans (2012), Terrence Ross (2013), John Wall (2014) y Zach Lavine (2015) fueron campeones que no brillaron. Esos concursos han quedado en el olvido por su poca trascendencia. Hasta que llegó aquel 2016.
Toronto albergó el All Star Game en aquella ocasión y nadie estaba preparado para presenciar aquel concurso de clavadas. El desconocido Will Barton, el pivot dominante Andre Drummond, el campeón vigente Zach Lavine y un tal Aaron Gordon conformaron la relación de participantes.
El Air Canada Center vio como Gordon pasaba casi del anonimato a ser una figura mundial. En un mano a mano imperdible con Zach Lavine, Aaron escribió su nombre con mayúsculas en el concurso y envió un mensaje potente: aun se pueden hacer cosas grandiosas. En una decisión polémica y debatible, el vigente campeón en ese entonces retuvo su corona en una serie memorable.
El comentarista Kenny Smith repitió la famosa frase “it’s over ladies and gentlemen” refiriéndose a Gordon. Tras ese concurso, el alero gozó de mucha popularidad y los juegos del Orlando Magic comenzaron a ser sintonizados en gran masa. Pese a ser un jugador promedio, Aaron siempre regala una buena volcada en cada partido.
Su capacidad atlética lo ayudan a combinar potencia y agilidad en sus volcadas. Sin saberlo, Gordon acrecentó la expectativa de todos por el siguiente concurso. A mediados de año, Aaron confirmó que el 2017 volvería por lo que consideró suyo. Lastimosamente, no fue ponderado por los jueces y quedó relegado de la ronda final.
Siempre con esa espina clavada, el jugador decidió no participar en las ediciones del 2018 y 2019. Como había sucedido antes de su participación en 2016, Donovan Mitchell (2018) y Hamidou Diallo (2019) fueron condenados al olvido debido a la poca trascendencia de los certámenes.
Presionado en redes sociales e impulsado por la fanaticada, el jugador aceptó la invitación de la liga para el 2020. Junto al experimentado y campeón en 2008 Dwight Howard, el volador Derrick Jones y el outsider Pat Connaughton, el ala pivot del Magic preparó su maleta para viajar a Chicago a tratar de conquistar el título que le fue esquivo en 2016.
Como era de esperarse, Gordon se robó el show con grandes volcadas. Clasificó a la final junto a Derrick Jones Jr. ante un jurado que regalaba puntos en todas las rondas y se esperaba un final de fotografía. Ahí es donde D-Wade jugó un papel fundamental para favorecer a Jones en demérito de Gordon, quien saltó por encima del gigante Tacko Fall (2.26 m.) en su última volcada. El jurado le puso 48 a Jones en su último intento y la maravilla realizada por Aaron solo obtuvo 47.
En un clima de atisbados abucheos, Derrick Jones Jr. tuvo que abrazar a Gordon reconociendo su destacada labor. El jugador de Miami Heat no sabía como manejar el clima del United Center: el público sentía que una vez más le habían arrebatado el título a Aaron Gordon. El jugador del Magic no podía ocultar su molestia aunque lo tomó de la mejor manera dentro del campo. Tras ello, en la conferencia de prensa, dejaría un mensaje claro y lapidario: “Esto se ha terminado. Siento que debería tener 2 trofeos y no tengo ninguno. Así que se, lo siento, pero se acabó''.
El concurso de clavadas pierde a uno de sus mejores participantes. Ambos fueron beneficiados: las volcadas pusieron el mapa a Aaron Gordon y el propio jugador hizo que el certamen recobre su valor. Es espera que la decisión sea reconsiderada por el jugador del Magic. Por el momento, la historia tiene un final infeliz.
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