En un deporte donde los procesos se cortan en los primeros tropiezos, la Blanquirroja ha sabido sobrevivir a varias tormentas que hoy la colocan a orillas de un nuevo mundial, el segundo consecutivo. Juan Carlos Oblitas no será el capitán del barco, pero es quien se encarga de que este mantenga el buen rumbo. Eligió bien a Ricardo Gareca en el 2015 y lo ha blindado todo este tiempo para que los males del fútbol peruano no lo desestabilicen. Es pues, el creador de la burbuja llamada selección peruana.
— ¿Has pensado en escribir algún libro sobre tu paso por el fútbol?
Se han acercado infinidad de veces para pedírmelo. Una vez estuve muy cerca, pero dije no. Quería contar lo que significa el fútbol para mí, lo que me ha dado y me ha quitado. Pero me di cuenta que iba a sacar algunas ronchas.
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— ¿Mencionar algunas cosas secretas?
No, pero sí hablar sobre ciertos mitos. Yo quería dejar algo para aportar, pero si voy a herir algunas susceptibilidades prefiero no hacerlo. Soy un ser común y corriente que se ha hecho público por esta profesión. El fútbol, la vida, Dios me puso ahí.
—Tu influencia en los últimos 50 años del fútbol peruano es innegable, desde el subcampeonato de la ‘U’ en la Libertadores, pasando por la clasificación a Rusia y este proceso…
He sido parte de todo eso. No me daba cuenta, inclusive hasta cuando clasificamos al anterior mundial. Con el paso de los años he sopesado que he sido parte de esos acontecimientos.
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—¿Ha sido un proceso personal?
He empezado a darme cuenta, sobre todo durante esta etapa, en que estamos prácticamente listos para participar en el partido más importante de los últimos cuatro años. Hasta hace poco pensábamos en la mochila de los 36 años y resulta que estamos a punto de ir a otro mundial seguido. ¡Caray, algo hemos hecho bien! Recién me he puesto a pensar en todo eso. Y también en que nos falta tanto, y eso me frustra. No sé si tendré tiempo para participar en ese cambio que necesitamos.
— No eres mucho de recuerdos, ¿por qué?
Es mi naturaleza. Cuando jugaba, quienes guardaban fotos eran mi esposa y mi mamá, luego mi hijo Fernando. Cuando dejé de jugar me propuse no vivir del recuerdo porque me va a truncar muchas cosas. Había visto a otros exjugadores que seguían pensando como si lo fueran. Pero con el tiempo, con el Internet, los recuerdos salen solos. Veo los videos, las fotos y digo “ah, caray, la verdad éramos buenos”.
—¿No tienes ni siquiera camisetas?
La del partido con Francia la cambié con Platini y se la regalé a un juvenil del Seraing (club donde jugaba en Bélgica) que me la pidió. Recuerdo que hubo un córner y como estaba al lado de él se la pedí. Cuando termina el partido, todos mis compañeros andaban detrás suyo por la camiseta y les dijo: voy a cambiar con Oblitas. La del partido con Uruguay, en el 81, la tiene ‘Chupo’ Arriola; la de Argentina, cuando empatamos 2-2 en el 85, la tiene mi hijo. Está con barro, tal cual quedó.
— La última encuesta de El Comercio- Ipsos señala que el 54% de la población aprueba tu gestión. ¿Te sientes querido?
Es increíble que después de siete años en este puesto aún tenga ese nivel de aprobación, sobre todo en un país como el nuestro. En la calle se siente, y quizás mucho más. Se acercan y me dicen ‘gracias por lo que están dando, por tanta alegría’. Yo les respondo gracias a ustedes, porque el apoyo que se siente es increíble. Hace tiempo que no veía esa empatía entre la gente y la selección. Pero soy consciente que en este trabajo no debe buscarse reconocimiento. Fíjate en los políticos.
— Recuerdo la conferencia de prensa después que México nos eliminara en la Copa América, en 1999. La prensa fue muy dura. ¿Fueron injustos contigo?
Fue la etapa más dura que tuve en mi relación con el periodismo, no entendía nada. Lo hice después cuando salió el destape de la prensa comprada. Muchos se acercaron luego a pedirme disculpas y ahí cerré el tema. Por eso cuando veía a quienes me sustituyeron quejarse de la prensa, yo pensaba que ojalá hubieran estado en mi época.
—¿Fue el único momento en que sentiste que te usaron o usaron a la selección como distractor?
No. En ese momento la prensa sensacionalista inventaba cosas para desviar la atención. Y una de esas cosas era Oblitas. También he visto cómo el fútbol era utilizado para ayudar al gobierno, como ocurrió durante Velasco y Morales Bermúdez.
— La selección del 78...
Sin lugar a dudas. Hasta cantantes viajaban con nosotros. No ha habido un gobierno de facto que no haya utilizado el deporte como distractor, para bien o para mal. Poco a poco he sido consciente de eso.
— ¿En algún momento te ofrecieron entrar en la política?
Hasta me han querido pagar para ser candidato al Congreso. La última vez que me llamaron fue para postular a alcalde de La Molina. Habían hecho un focus group y decían que me la llevaba. Les pregunté quién iba a gerenciar el municipio y me dijeron que ellos ponían los gerentes. Eso no es para mí. El político no sabe decir no, pero yo he aprendido a decir no.
— ¿Cómo ves al país?
Mal. ¿Por qué el futbol es la única institución que ha hecho que la gente se alegre con la selección? Porque le da esperanza. Ese es el secreto. Es el único sitio donde no hay diferencias. Llegas al estadio y eso se acaba. Salvo -y de eso no me olvido- lo que hizo gente de la ONPE, que envió cartas a algunos chicos cuando estos dijeron que iban a apoyar a Keiko. Fue el mismo día que jugábamos con Colombia. Y en las redes decían que iban a gritar los goles de ellos. ¿Qué me preocupa? Mis hijos, mis nietos. Hace muchos años leí a un psiquiatra usar un término que no conocía: anomia. Estamos creciendo con la anomia. Tengo miedo que vivir sin normas se generalice en el país. Estamos normalizando lo anormal, aceptando lo ilegal, lo que no está bien.
— ¿Te genera desesperanza?
Por naturaleza vivo en la esperanza. Cuando alguien me dice que va a ser difícil, le respondo que lo será si no seguimos luchando. Soy un convencido que si haces tu trabajo bien, será ejemplo para que otros lo intenten. En este momento hay una tendencia al pesimismo que no sé a dónde nos va a llevar. Tengo mucho temor.
— Ya tienes 71 años ¿Piensas seguir involucrado en el fútbol más allá de lo que pase en el repechaje?
Aún tenemos algo que dar. Hablé de la frustración que tengo sobre algunas cosas que han quedado inconclusas. Ahora estamos inmersos en la clasificación; si clasificamos, ya veremos. Me siento con fuerzas, mentalmente estoy preparado. Pero como siempre digo, solo Dios sabe.