En el 2023 las transferencias de fondos para afrontar el Fenómeno de El Niño y otras emergencias por desastres naturales alcanzaron una cifra récord respecto versus años anteriores; sin embargo, la brecha de ejecución se mantuvo en los tres niveles de gobierno. En total se asignaron durante el 2023 S/7.274 millones, de los cuales se dejaron de gastar S/1.468 millones, la tercera cifra más alta de la última década, luego del año de la pandemia y de El Niño costero del 2017.
A diferencia de períodos anteriores, las principales fuentes de recursos consistieron en las transferencias extraordinarias realizadas por el MEF a lo largo del 2023 como parte del programa “Con Punche Perú” (S/3.375 millones) y el programa presupuestal 068 (vigente desde el 2010) denominado “Reducción de la Vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres naturales”, enfocado principalmente a actividades y proyectos de prevención (S/3.899 millones), de acuerdo con el sistema de Consulta Amigable del MEF.
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En el primer rubro, el Gobierno Central tuvo un mayor protagonismo a través de los ministerios, como el de Agricultura y Riego (Midagri) que recibió S/1.087 millones de los cuales dejó de gastar el 30% (S/335 millones). En este sector, la Autoridad Nacional del Agua dispuso de la mayor cantidad de recursos (S/872 millones) de los cuales invirtió el 65%. En tanto, los gobiernos subnacionales tuvieron mayor participación en el programa presupuestal 068 (S/2.328 millones de S/3.899 millones).
Brecha en gobiernos locales
Solo los municipios tuvieron a su cargo el 42% del presupuesto para proyectos dentro de este rubro (S/528 millones de S/1.265 millones), pero a su vez reportaron el avance más lento en las inversiones (65%) en comparación con el Ejecutivo (90%) y los gobiernos regionales (85%). Es decir, no se pudo gastar S/3,5 de cada S/10 destinados a la implementación de muros de contención, reparación de pistas, construcción de canales y defensas ribereñas.
Pese a haber tenido un mayor financiamiento, la situación fue desalentadora en los departamentos costeros vulnerables ante lluvias e inundaciones. Los municipios de Áncash, Piura, Ica, Tumbes y Lambayeque tuvieron un avance menor al 60% en las intervenciones de prevención frente a desastres naturales. El caso más crítico se dio en las comunas ancashinas, que en cojunto recibieron el monto más alto para obras, pero del cual solo gastaron el 30% [ver gráfico]. En el caso de San Marcos, el distrito con más recursos del país, solo ejecutó el 28% de los S/78 millones recibidos para obras como parte del programa 068. El mayor avance porcentual en la inversión se registró en los gobiernos locales de La Libertad (81%) y Lima (71%).
Un escenario similar se aprecia en el número de intervenciones realizadas. Este Diario pudo comprobar que en las regiones mencionadas (Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Áncash, Lima e Ica), los gobiernos locales culminaron (al 100%) la ejecución de 108 de los 406 proyectos de prevención previstos durante el 2023 para hacer frente a desastres naturales; es decir, uno de cada cuatro. Al igual que a nivel presupuestal, la brecha más alta está en Ancash (donde se terminaron 25 de las 122 obras programadas).
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Oportunidad perdida
Milton Von Hesse, exministro de Vivienda y director de Videnza Instituto, resalta que durante el 2023 las autoridades perdieron la oportunidad de realizar verdaderas obras de prevención, en un escenario donde se avanzó lo que se pudo hacer y no lo que se tenía que hacer. “El que dejó de ejecutar más dinero [en las transferencias extraordinarias] fue el gobierno nacional. Muchos ministerios se empezaron a poner las pilas recién desde setiembre (...) En el programa 068 siempre se termina ejecutando poco, los gobiernos subnacionales no le ponen cuidado, no se ve con una mirada prospectiva, suele ser vamos a hacer diques y muros de contención, pero no un enfoque de soluciones integrales”.
El especialista añade que la inestabilidad política de los últimos años generó que la capacidad del aparato público se haya degradado aún más en los tres niveles de gobierno, lo cual se refleja en la eficiencia de la inversión.
“Este año nomás con Yaku las defensas ribereñas y muros de contención que se hicieron tras el niño 2017 colapsaron, porque a veces el relajamiento de los sistemas de contratación propicia que gente contrate la ejecución con empresas inescrupulosas o que no son idóneas. El hecho que se haya gastado más plata ahora porque el Estado es mas grande no quiere decir que haya realizado una mejor labor que antes”, añade.