En octubre de 2021 turbas violentistas atacaron e incendiaron la mina de oro Apumayo, al sur de Ayacucho. Quince meses después, la empresa controladora de la unidad minera proyecta nuevas inversiones. Guillermo Shinno, gerente general de minera Apumayo, asegura que la situación de conflictividad que atraviesa el sur del país no los “disuade de invertir”.
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—La semana pasada manifestantes atacaron las minas Constancia (Hudbay) y Antapaccay (Glencore) en la región Cusco. ¿Cuál es la situación de ustedes en Ayacucho?
Por ahora las protestas y los bloqueos se están sucediendo en las carreteras, impidiendo el paso de autos y camiones, pero sigue latente la amenaza de un ataque a las unidades mineras. Este viernes, por ejemplo, uno de los dirigentes, que participa en las protestas en el sur de Ayacucho, hablaba de subir a [atacar] las minas.
—¿Apumayo, entre ellas?
Ellos siguen pensando que estamos operando, a pesar de que nos encontramos en proceso de cierre. Al final, son pretextos para subir a las minas porque es muy fácil llegar a nuestra unidad [esta dista apenas 10 minutos de la vía asfaltada]. Y esto que está pasando en Antapaccay y Constancia lo único que hace es incrementar el riesgo de que suban [a atacar].
—Señala que Apumayo está en proceso de cierre. ¿Significa eso que dejaron de operar tras el incendio de la mina en el 2021?
No. Cuando sucedió el incendio de Apumayo, a fines de octubre de ese año, nosotros retomamos progresivamente las operaciones. Estuvimos operando de manera normal hasta junio del 2022. A partir del mes siguiente empezamos el proceso de cierre y lavado del pad (de lixiviación). Es decir,de todo lo que se requiere para quitar los contaminantes que pueden causar una afectación al medio ambiente.
—¿Entonces, están manteniendo una fuerza laboral mínima en la unidad minera?
Es correcto. Estamos dejando, básicamente, el personal mínimo para labores de cierre. Y para operar la planta de tratamiento con el fin de evitar cualquier tipo de contaminación.
—¿Cuándo iniciaron el cierre de Apumayo?
Inicialmente iba a ser en junio del 2021, pero nos acogimos a una medida, producto de la cuarentena y la pandemia, que otorgaba un plazo de un año para poder continuar con las operaciones. Por eso es que pudimos trabajar hasta junio del 2022. A partir de allí entramos en proceso de cierre, y ahora estamos trabajando con el Senace para presentar un EIA de un nuevo proyecto minero.
—¿Cómo se llama ese proyecto? ¿Será una ampliación o una nueva mina?
Es un nuevo proyecto en las inmediaciones de Apumayo. Se llama Ancos y tiene cerca de medio millón de onzas de oro en reservas. Eso nos da una vida útil de entre ocho a diez años, porque siempre se encuentra un poco [de mineral] más en el transcurso de la operación.
—¿Cuánto estiman invertir en el proyecto?
El proyecto representa, como Capex, unos US$100 millones. Será una mina a tajo abierto que producirá entre 60 mil y 80 mil onzas de oro anuales.
—¿Cuándo iniciarían su construcción?
Si llegamos a presentar el EIA hacia el tercer trimestre de este año, podríamos pensar que iniciaremos la construcción a mediados del 2024 o fines de ese año. Y estaríamos terminándolo en un año más.
—¿Eso significa cuántos puestos de trabajo?
La operación va a ser muy similar a la de Apumayo. Estamos hablando de unos 2 mil trabajadores durante la vida útil de la mina. Pero la construcción requerirá más personal. Pueden ser 4 mil o 5 mil empleos los que se van a generar durante un año.
—¿Cómo piensan financiar la construcción? ¿Con recursos propios o con deuda?
Siempre ha sido política del grupo empresarial, financiar sus proyectos con capital propio. Pero eso puede cambiar, dependiendo de lo que los bancos del Perú y de afuera puedan ofrecernos. En ese caso podríamos optar por endeudamiento.Pero siempre hemos financiado nuestros proyectos con capital propio, hasta la fecha. Tenemos los recursos para hacerlo.
—¿Invertirán a pesar de los desmanes que afectan a Antapaccay y Hudbay? ¿Eso no los disuade de invertir?
No nos disuade. Por supuesto que hay preocupación, porque invertir US$100 millones es muy importante. Pero los dueños de Apumayo apuestan por seguir invirtiendo en el Perú, y vamos a seguir en esa línea.
—¿Quiénes son los accionistas del grupo empresarial? Hasta hace poco el único accionista era Guido Del Castillo, pero el panorama ha cambiado desde su deceso.
Sí. Ha habido una sucesión que dejó Guido Del Castillo, con su esposa y sus dos hijos.
—Entiendo que esa sucesión comprende varias empresas y no sólo Apumayo.
Todo el grupo, cuyo dueño único era Guido Del Castillo, operaba tres empresas mineras: Aruntani, que ya fue cerrada, Apumayo, actualmente en proceso de cierre, y Anabí , que operaba tres minas que también están en cierre. Pero el grupo tiene otras compañías que brindan servicios a la minería.
—¿Cuáles son esas compañías?
Una es MUR, contratista minero que repara maquinarias y ofrece servicios de transporte logístico. Otra es Ahani, que ve todo lo que es movimiento de tierras, construcción y edificaciones. Tambiéne está Cemprotec, una metalmecánica grande. Otra es Auspic, que se especializa en campamentos mineros y edificaciones modulares. Y MDH, dedicada a perforación diamantina, la cual fue la primera empresa que creó Guido del Castillo. Esas son las principales empresas que tiene el grupo.
—¿Finalmente, cómo es la relación con las comunidades del área de influencia de Apumayo?
- Siempre es cordial. Existen algunas diferencias, pero son superables. El gran problema ha sido siempre la falta de infraestructura o la quejas por los beneficios que no reciben las comunidades más alejadas. Estas son, generalmente, las que se acoplan a estos dirigentes que los llevan por un mal camino en la protesta y que tienen otros intereses.
—¿Desarrollarán proyectos sociales para allanar el camino a la construcción de Ancos?
Sí. Apumayo ha gastado cerca de S/17 o S/18 millones en apoyo a las comunidades en temas de carreteras, mejoramiento de colegios, postas médicas y agricultura. Siempre apoyamos. Ahora estamos trabajando con una comunidad para ver qué proyectos seguirían de cara a este proyecto Ancos, en Apumayo.