Alonso Segura

En la opinión previa (no vinculante) emitida por el Consejo Fiscal sobre el Marco Macroeconómico Multianual 2024-2028 (MMM), los consejeros expresamos nuestra preocupación por riesgos que consideramos que no es prudente tomar. Asumir tasas de crecimiento del PBI en el mediano plazo (promedio 3%) superiores al crecimiento de años recientes y del potencial (MEF: 2,3%-2,6%) genera el riesgo de sobreestimación de ingresos que deviene en déficits fiscales mayores a los proyectados. Lo que, ante la mala práctica de fijar metas iguales al límite máximo, incrementa los riesgos de incumplimiento de las reglas fiscales vigentes.

Los incrementos proyectados del gasto público en el 2024 y 2025 ocuparían los ingresos de naturaleza temporal en este período. Ello no se condice con la necesidad de consolidación fiscal ni con la posición cíclica de la economía, dado que se espera que el PBI crezca por encima del potencial. Además, imponen a la siguiente administración de gobierno una consolidación fiscal excesivamente demandante (dos puntos del PBI potencial en tres años), en un contexto de ingresos a la baja, que forzaría una senda de crecimiento real de gasto casi nulo en el período 2026-2028.

Más aún, pese a la reciente flexibilización de reglas fiscales, el cumplimiento de la regla del déficit en el 2024 (2,8% del PBI) es particularmente retador, considerando que a julio el déficit fiscal acumulado de los últimos 12 meses es de 4% del PBI. Incumplir esta regla, por segundo año consecutivo, pondría en aún mayor riesgo el cumplimiento del resto de la trayectoria fiscal. En un contexto de perspectivas negativas y rebajas de calificación crediticia soberana en años recientes, los incumplimientos reiterados erosionan nuestra credibilidad fiscal e incrementan la probabilidad de nuevas rebajas de calificación, en el corto y mediano plazo, con un margen cada vez menor frente a la pérdida del grado de inversión. El MMM no tranquiliza, más bien preocupa.