FOTOS: FRANCISCO NEYRA / GEC
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/ FRANCISCO NEYRA

El evento “¿Qué sistema tributario necesitamos?”, organizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), el panel “Fortaleciendo la institucionalidad” reunió a Mónica Calijuri, especialista principal del BID en administración tributaria, y Tania Quispe, socia principal de +Value y exsuperintendenta nacional de Sunat, quienes reflexionaron sobre los retos y oportunidades para consolidar una administración tributaria eficiente y autónoma en el Perú.

Quispe subrayó la urgencia de reforzar las capacidades técnicas dentro de Sunat. “Tenemos que mejorar sustancialmente el nivel de nuestros auditores. Las horas de capacitación han decaído, y eso no puede seguir así”, afirmó. Planteó también la necesidad de establecer criterios vinculantes dentro de la institución para evitar decisiones divergentes entre auditores, promoviendo así previsibilidad y confianza.

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Maro Villalobos

Calijuri, desde su experiencia regional, explicó que uno de los puntos más débiles en América Latina es la gestión de riesgos y el contencioso tributario. “En muchos países, los litigios pueden durar hasta 20 años. Aunque la administración esté fortalecida, si no hay recuperación efectiva, el esfuerzo se pierde”, anotó.

En ese contexto, destacó el uso del TADAT (Herramienta de Diagnóstico y Evaluación de la Administración Tributaria), que permite medir el desempeño en áreas clave como transparencia, fiscalización y recuperación de deuda. Señaló que en muchos países la deuda tributaria supera el 60% de la recaudación estimada, y que apenas un 50% de esta se recupera efectivamente, lo que evidencia una brecha crítica de eficiencia.

Autonomía institucional y presupuestal

Sobre la autonomía, Quispe propuso mantener al superintendente tributario durante los cinco años de gobierno y que su designación responda a consensos técnicos y no políticos. Además, lamentó que Sunat haya perdido control directo sobre su presupuesto. “Antes manejaba su presupuesto con un porcentaje de lo recaudado. Hoy debe hacer cola para pedir recursos, incluso para capacitaciones o inversión en tecnología”, dijo.

Por otro lado, si bien Quispe reconoció el valor del servicio civil en general, expresó preocupación sobre su aplicación a Sunat. En su opinión, podría debilitar aspectos clave como la línea de carrera, el sistema de supervisión y los beneficios remunerativos, afectando la retención del capital humano especializado.

Tecnología pero con enfoque y talento

Ambas panelistas coincidieron en la importancia de la tecnología, pero remarcaron que esta debe ir de la mano con personas capacitadas. Calijuri destacó el uso de inteligencia artificial para agilizar procesos contenciosos, mientras que Quispe enfatizó que “de nada sirve tener tecnología de punta si no se cuenta con expertos que la sepan usar”, dijo.

La facturación electrónica, ya extendida en América Latina, fue citada como una herramienta clave para reducir costos de cumplimiento. “Hoy es la principal fuente de información para las administraciones tributarias. Nos permite reducir declaraciones y obligaciones accesorias”, indicó Calijuri.

El modelo de ‘Administración Tributaria 3.0′, que integra directamente los sistemas del contribuyente con la autoridad tributaria, fue presentado como una meta que exige calidad de datos y gestión especializada.

En el cierre del evento, el viceministro de Hacienda, Erick Lahura, advirtió que el país se encuentra atrapado desde hace más de cinco décadas en una presión tributaria promedio de 14,5% del PBI, y que sin una reforma estructural, ese nivel no cambiará.

Añadió que el MEF trabaja en una nueva política tributaria sustentada en principios como eficiencia, equidad y suficiencia, y que el desafío es avanzar en medidas que realmente impacten la recaudación sin distorsionar el crecimiento económico.

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