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“Francisco fue un papa sin revolución”
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“Francisco fue un papa sin revolución”

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Un día se encuentra en Turín, en un evento literario. Y mientras está firmando libros, su editora italiana se le acerca y le susurra: “Hay alguien del Vaticano que quiere hablar contigo”. se sorprende. La persona era Lorenzo Vaccini, (…), quien le dice: el Papa Francisco viajará a fines de agosto a Mongolia, y habíamos pensado que usted podría estar interesado en acompañarlo. Le promete facilidades para el viaje, abrirle previamente las puertas de la Santa Sede y hablar, preguntar y, finalmente, escribir lo que quisiese. Cercas lo había escuchado perplejo. Cuando el funcionario dejó de hablar, el escritor le respondió: “¿Se han vuelto ustedes locos o qué?”. Estaba claro que, si a un escritor como él le abrían las puertas del Vaticano, uno de los lugares más herméticos y misteriosos en la tierra, iba a contar todo lo que viera.

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Esto lo cuenta el mismo Cercas al inicio del libro “El loco de dios en el fin del mundo”, libro que trae al notable autor a la FIL Lima. Una novela sin ficción, que da cuenta de un viaje a Mongolia, un país de tradición budista, con menos de 1500 católicos registrados, acompañando al Papa Francisco y a su séquito. Es la primera vez que el Vaticano hacía a un escritor una propuesta así, y el escritor tampoco sabe por qué, siendo ateo y anticlerical, fue elegido para tal responsabilidad. Después de darle vueltas al asunto, aceptó con una condición: tener unos minutos a solas con el Santo Padre para hacerle una pregunta muy personal y aparentemente infantil: si su madre iba a ver a mi padre después de la muerte. Quería escuchar su respuesta y llevársela de vuelta a su madre. Quería oírlo de labios del Papa, la única persona autorizada en esta tierra a responder a esa pregunta. La fuente más directa.

(Foto: Alberto PIZZOLI / AFP)
(Foto: Alberto PIZZOLI / AFP)
/ ALBERTO PIZZOLI

Porque de eso exactamente trata el más reciente libro de Javier Cercas: de la resurrección de la carne y de la vida eterna. Y da cuenta de este misterio en un libro híbrido, que mezcla en sus 450 páginas ensayo, crónica, biografía y autobiografía en una novela atrapante. Un thriller que busca resolver el enigma de los enigmas. El misterio central del cristianismo.

¿Cómo enfrentarse a esta empresa? Para el autor, lo más difícil fue limpiar su mirada de prejuicios respecto a la Iglesia, sean en contra o a favor. Se trataba de ir al Vaticano, al corazón de la iglesia católica a ver qué es lo que realmente hay. Viajar a Mongolia y dar cuenta de toda la experiencia de los misioneros. Conocer quién era ese señor llamado Francisco y que estaba al frente de todo. “hecho este esfuerzo, para mí todo ha sido sorprendente”, afirma.

Viajas a Mongolia acompañado de una delegación de periodistas que cubren las noticias del Vaticano, y es muy interesante el análisis de la cobertura mediática sobre el Papa: dices que al buscar declaraciones políticas o al buscar razones geopolíticas para el viaje a Mongolia, como es aproximarse a China, lo esencial se ha vuelto irrelevante. ¿Por qué?

Este libro es un viaje a Mongolia, un lugar muy exótico. Pero sobre todo es un viaje al Vaticano, que resulta muchísimo más exótico que Mongolia. Una de las sorpresas que me llevé cuando empiezo a preparar el libro, es que el Papa había concedido una enorme cantidad de entrevistas. Era una cosa muy insólita con papas anteriores. Pero en ellas solo se hablaba de política, de la emigración o la guerra de Ucrania. El Papa no tiene poder político, sin embargo a la Iglesia se la interpreta siempre en términos políticos. Y en parte esto es culpa de los periodistas, que creen que los asuntos espirituales no interesan. Además, no es fácil hablar de ello: ¿Cómo escribir de la resurrección de la carne y de la vida eterna en un periódico? Es más fácil sacar declaraciones del Papa sobre Ucrania. Cuando les dije a los funcionarios del Vaticano que yo quería hablar con el Papa de la resurrección de la carne y de la vida eterna, me miraron con ojos como platos. “Sobre eso nadie le ha preguntado”, me dijeron. Yo no he querido ocultar la dimensión política del Papa, pero lo que he querido es restituirle su complejidad. El Papa, antes que nada, es una autoridad religiosa, no política. Sin embargo, los medios de comunicación generalistas no hacen más que hablar en términos políticos del papa, y esto lleva unos malentendidos fenomenales. El resultado es una distorsión absoluta de lo que es la iglesia. Por ello, cuando digo que el Papa Francisco era anticlerical, todo el mundo se sorprende.

(Foto: Federico PARRA / AFP)
(Foto: Federico PARRA / AFP)
/ FEDERICO PARRA

¿La visión anticlerical que encuentras en el Papa tenía que ver con sus viajes? Desde su primera salida a Lampedusa hasta Mongolia, los viajes de Francisco fueron una declaración de intenciones: salir a la periferia. El Papa afirmaba que el futuro de la Iglesia estaba en la periferia…

Tiene todo que ver. Para empezar, efectivamente, el anticlericalismo del Papa es un elemento fundamental. Francisco decía que el clericalismo era “el cáncer de la Iglesia”. ¿Qué es el clericalismo? La idea de que el sacerdote, el clero en general, está por encima de los fieles. Y eso es catastrófico para la Iglesia. El sacerdote forma parte de los fieles. Estar “por encima” genera males tan terribles como la pederastia, que es la peor forma de abuso de poder. Si tú estás por encima de los fieles, abusas de los fieles, porque tienes más poder que ellos. Efectivamente, todos los viajes del papa tienen que ver con su anticlericalismo. Una de las palabras más repetidas por Francisco fue “periferia”. Es allí donde Francisco encuentra una iglesia libre de males, sobre todo los dos fundamentales para él: el clericalismo y el constantinismo, que es la unión de la iglesia y el poder. Francisco pensaba que la iglesia auténtica era la iglesia de la periferia ¿Y quién representa esa iglesia mejor que nadie? Los misioneros, aquellos que hacen exactamente lo que hacía Cristo. Por eso Francisco va a verlos a Mongolia, que viven en condiciones muy difíciles. Los misioneros encarnan una iglesia más próxima al cristianismo primitivo: abandonan su casa, su familia, sus ambiciones económicas y profesionales, y se van al fin del mundo, como Mongolia. Ni siquiera van a predicar el evangelio, pues el proselitismo está taxativamente prohibido en la iglesia actual. ¿A qué van? A echar una mano a los que rodeaban a Jesucristo: los pobres, las prostitutas, las mujeres maltratadas, etcétera. En la periferia, viene a decir Francisco, se encuentra la iglesia como debería ser, no como finalmente ha sido.

Aldo Casulo, del Correr de la Cera, te decía que el Papa Francisco no era un papa de transición, que será recordado como uno de los grandes papas. Sin embargo se le critican sus reformas encalladas, como la ordenación sacerdotal de las mujeres o la abolición del celibato. ¿Cómo crees que será recordado?

Fue un papa sin revolución. No sabemos hasta dónde hubiese querido llegar. Solo lo sabía él. En su primera entrevista como Papa, el padre Espadaro le pregunta: “¿Usted qué quiere hacer con la iglesia?” Y el papa contestó: “Lo que yo quiero es sacar a Cristo de la sacristía y ponerlo en el centro”. Y esa revolución no puede llevarla a cabo un solo Papa. Dicho esto, es verdad que al menos planteó algunos problemas fundamentales como el del clericalismo y el del constantinismo. Asimismo, es el papa que hizo más por sacar el problema de la pederastia, de los abusos sexuales. Sobre todo después del viaje a Chile en 2018, Francisco reconoció que se trataba de un problema muy grave y empezó a tomar decisiones. No lo ha solucionado, obviamente, pero ha hecho muchísimo más que cualquier otro Papa. Lo mismo te digo con el lugar de las mujeres en la Iglesia. Hay más mujeres en puestos de mando que nunca antes.

Sobre el celibato tampoco pudo generar cambios.

La cuestión del celibato es compleja. El Papa, teóricamente, es un monarca absoluto, pero en la práctica no lo es. No puede decidir él solo que las mujeres hagan misa. Podría hacerlo, pero ese día un cisma rompería a la iglesia por la mitad. Recuerda cuando él plantea la bendición de los homosexuales: la iglesia africana por entero se le reveló. El presidente de la Conferencia Episcopal Africana viajó ese mismo día a Roma para decirle a Francisco que eso no podía ser.

Hablemos de León XIV. ¿Crees que continuará las reformas de Francisco?

Bueno, los peruanos sabéis de él mucho más que los demás. Pero en síntesis diré lo siguiente: A la muerte de la Francisco, la inmensa mayoría de los analistas que interpretan la Iglesia en términos políticos y no religiosos, se equivocaron en sus previsiones. Pensaban que, como el mundo está girando hacia una especie de neoconservadurismo con Trump en el poder, la iglesia haría lo mismo. Y eso no ha ocurrido. El nuevo Papa va a seguir la línea reformista de Francisco, no tengo ninguna duda. Eso sí, todo indica que sus formas van a ser menos disruptivas, va a ser un papa más clásico. Francisco fue un papa muy perturbador, León XIV no lo será. Ya lo estamos viendo en sus formas: se va a Castel Gandolfo a veranear, vivirá en el Palacio Apostólico. Eso no es banal. Francisco rompió con todo eso, y el nuevo papa ha vuelto a las formas tradicionales. Y esto es deliberado, sin duda. Hasta donde yo sé, por primera vez hay un Papa que combina dos aspectos teóricamente incompatibles: por un lado, es un misionero. Por otro, era un cardenal de la curia y la conocía bien. Es decir, combina la parte más limpia de la iglesia, los misioneros, los locos de Dios, con la parte más burocrática y más centralizada, teóricamente más oscura. Allí radica su originalidad, en su doble visión. Francisco lo tenía en alta estima, fue él quien lo promueve. Que sea misionero nos dice que su línea va a ser exactamente la misma.

Viajaste a Mongolia siendo ateo y anticlerical y dices haber vuelto igual. Pero el viaje con el Papa operó algún cambio en ti?

A mí este libro me ha cambiado mi visión del cristianismo, de la iglesia, obviamente del Papa y del Vaticano y de mí mismo. Te voy a confesar una cosa: He sentido envidia de la gente que tiene fe. Como mi madre, como los misioneros de este libro. Es algo que a muchos ateos nos ocurre. Envidio su serenidad, su seguridad, la fuerza que da la fe. La fe auténtica es una especie de superpoder. La fe no es una cuestión de voluntad. Con el cardenal Tolentino, prefecto para la cultura en el Vaticano y un poeta enorme, coincidimos en que la fe es como una intuición poética, la percepción de un sentido allí donde los demás no lo vemos. Pero luego hablé con el Papa y me corrigió: “No, la fe es como un don”, me dijo. No creo que ambas cosas sean contradictorias. Las veo más bien complementarias. En todo caso, no es algo voluntario. La tienes o no. Y yo la tuve, pero la perdí.

Recuadro

Además de su presencia en la Feria del Libro, el próximo 19 de julio, Javier Cercas recibirá el grado Honoris Causa de la PUCP. “Para mí ir al Perú es un motivo de alegría”, afirma. “En la Universidad Católica me darán el Doctorado Honoris Causa que a Vargas Llosa también le dieron, iré por Lima y oiré la música de su lengua”, dice.


“Él decía que éramos amigos. Me costaba mucho trabajo pensar que yo era amigo de Vargas Llosa, pero yo le quería como persona. Como todos, Vargas Llosa cometió errores. Pero nunca los cometió a su favor”. 

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