Jean Carlo Becerra, Christofer Medina y los hermanos Giancarlos (21) y Augusto Quispe comparten juntos este lugar desde hace tres meses. Ahí se cocinan y hacen todo lo que demanda la vida doméstica y laboral. Ellos laboran en labores de jardinería y en establecimientos comerciales. (Foto: El Comercio/Hugo Pérez)
Jean Carlo Becerra, Christofer Medina y los hermanos Giancarlos (21) y Augusto Quispe comparten juntos este lugar desde hace tres meses. Ahí se cocinan y hacen todo lo que demanda la vida doméstica y laboral. Ellos laboran en labores de jardinería y en establecimientos comerciales. (Foto: El Comercio/Hugo Pérez)
Oscar Paz Campuzano

Hasta hace poco, Jean Carlo Becerra (26), Christofer Medina (29) y los hermanos Giancarlos (21) y Augusto (25) Quispe vivían en una casa refugio del . Ahora, estos cuatro jóvenes, que tienen una discapacidad intelectual, ya son prácticamente independientes: viven solos en un departamento y tienen un trabajo con el que solventan sus gastos.

Se mudaron hace tres meses. Ellos estaban alojados en una de las casas del centro de acogida residencial (CAR) San Francisco de Asís. Este refugio del Inabif alberga a 48 jóvenes con discapacidad intelectual moderada en situación de desprotección. Pero el plan no es que se queden ahí, sino que consigan hacer sus propias vidas, sin depender de un tutor.

Con esa intención, el Inabif consiguió que cuatro de sus residentes logren independizarse mudándose a un departamento ubicado en el distrito de San Miguel. Jean Carlo Becerra, Christofer Medina y los hermanos Giancarlos y Augusto Quispe comparten juntos este lugar desde hace tres meses. Ahí se cocinan y hacen todo lo que demanda la vida doméstica y laboral.

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Antes, estos jóvenes tuvieron que fortalecer varias de sus destrezas: organización de la vivienda, realizar tareas domésticas, desarrollo de capacidades personales y sociales, conseguir un trabajo para su manutención parcial, entre otras. Luego de una evaluación, los especialistas determinaron que ya estaban listos para independizarse.

Para lograr el objetivo, el Inabif gestión ante el Programa Nacional de Bienes Incautados (Pronabi) un inmueble. Este ha sido acondicionado para recibir a estos cuatro jóvenes. Durante los primeros tres meses, la entidad pública costeó los gastos de mantenimiento y servicio del departamento. Luego, ellos costearan estos montos.

En los casos de Jean Carlo y Christofer, ellos se han capacitado en biohuertos, mantenimientos de jardines y técnicas culinarias. Ambos trabajan para la Corporación Xenix. Giancarlos Quispe desarrolló habilidades en panadería y técnicas culinarias; él trabaja en Marathon Sport. Su hermano, Augusto Quispe, trabaja en Hipermercado Metro como reponedor.

Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.
Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.
Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.
Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.
Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.
Jóvenes con discapacidad intelectual, residentes del Inabi, logran su independientes. Se mudaron a un departamento que les proporcionó la entidad estatal y ahí están desarrollándose con autonomía.

Sergio Tejada, director ejecutivo del Inabif, comentó que los primeros cuatro jóvenes que están participando del proyecto “Vida Independiente” no han tenido inconvenientes. “El objetivo es que el programa crezca. Ahora es pequeño, pero la idea es que cada vez acoja a más jóvenes y se extienda también a regiones”.

En funcionario destacó que a la par del desarrollo de destrezas en las personas con discapacidad se debe trabajar con el entorno familiar y la comunidad.

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A partir de un enfoque de derechos, el trabajo tiene que ser con la comunidad, con el entorno familiar y con las personas. En esos tres niveles. No solo se trata de que las personas con discapacidad adquieran competencias o destrezas, sino que toda la sociedad en su conjunto lo haga, dijo.

Muchas veces las familias abandonan a las personas con discapacidad severa, porque no saben cómo tratarlas, sienten temor o sienten que esta situación los desborda. Hay que hacer un trabajo con la familia”.

Agregó: “Tenemos que fortalecer las relaciones democráticas e inclusivas de la sociedad. Eso pasa por entender la diversidad en sus diferentes aspectos. Así como hay diversidad sexual, hay neurodiversidad y diferentes configuraciones de las personas. Y hay que entender esta diversidad también en el caso de las personas con discapacidad y garantizar una ciudad que sea amigable, acondicionada para su desarrollo autónomo”.

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