Tener miopía severa no fue impedimento para que el Gobierno emita un brevete profesional para vehículos de transporte público, de manera legítima y sin coimas, tras revelarse que los centros médicos no evaluaban a los postulantes exonerándolos de todo examen físico y psicológico. Esto ocurrió en noviembre del 2019 como parte de un experimento periodístico. Cuatro años después, ocurre una situación similar, pero con el trámite de obtención de una licencia de arma de fuego para defensa personal.
LICENCIA DE ARMAS PARA TODOS
Todo el Perú recuerda el rostro del abogado miraflorino Carlos Wiesse, quien disparó contra sus vecinos en su propio edificio, profirió insultos racistas a policías en la pandemia, y encima recibió papeletas por manejar y chocar ebrio. El Gobierno le había dado licencia de armas cuando claramente no debería.
Un caso similar es el de Manuel Liendo Rázuri, ese sujeto que escupió y amenazó con un arma a un joven que solo le increpó una falta de tránsito en la avenida Javier Prado. También tenía licencia de armas.
En el Perú, cualquiera puede obtener una licencia para portar un arma de fuego de manera legal: desde una persona con problemas de visión o incluso con alteraciones de conducta. El Comercio lo constató al poner a prueba el sistema de obtención licencia de armas para defensa personal. Pese a que tener 7,5 de miopía en ambos ojos hace imposible ver a más de 15 cm de distancia, un centro médico de La Molina autorizado por Sucamec emitió en menos de dos horas un certificado de aprobado.
Esto ocurre porque, según las propias normas de la Sucamec, el único procedimiento médico al que un postulante está obligado a rendir es una prueba psicosomática que consiste en dibujar formas y contestar preguntas como “¿Alguna vez te has sentido irritable?”.
Estas pruebas, según especialistas en temas psiquiátricos, no son capaces de detectar adecuadamente trastornos que requieren de un tratamiento antes de tener una licencia para portar armas de fuego.
“Para el uso de armas es importante una evaluación psiquiátrica rigurosa, porque no se debe escapar nada. Si bien la persona puede incluso no padecer un trastorno, sí puede tener un mal manejo de emociones o control de la ira”, dice Paul Castañeda, psiquiatra de Cambium.
Luego de la evaluación médica que exige la Sucamec, el postulante ya está listo para someterse a las dos evaluaciones de conocimiento y uso del arma: responder correctamente tres preguntas de opción múltiple y disparar tres veces a una silueta a 10 metros de distancia.
“En el Perú, le dan licencia a cualquiera. Conozco a personas con graves alteraciones psiquiátricas que acaban de recibir su permiso de armas. Es importante que se realicen exámenes psiquiátricos. En Chile, por ejemplo, son muy rigurosos porque un arma más en la calle es una posible víctima más”, dice César Ortiz Anderson, especialista en temas de seguridad de la Asociación Proseguridad Ciudadana del Perú.
Al pedir la versión de la Sucamec, esta entidad aseveró a El Comercio que “las pruebas médicas necesarias para el permiso de armas son hechas del Ministerio de Salud” y que emplazará a esta entidad a reforzar los filtros.