Además del costo en vidas humanas y heridos, la crisis política originada tras la vacancia del expresidente de la República Martín Vizcarra tuvo un impacto en la gestión de la pandemia del coronavirus. Durante nueve días, la ausencia de una conducción en el ministerio de Salud (Minsa) impidió la adopción de medidas ante el avance del COVID-19.
Según el decano del Colegio Médico del Perú, Miguel Palacios Celi, el sector vivió “una gran confusión” en medio de la crisis. “Las estrategias sanitarias necesitaban un articulado que era el ministro. Hay acciones que deben ser diarias, ahí hay un daño que sin duda nos va a pasar factura en el transcurso de los días”, señaló en una entrevista con este Diario.
¿Qué hechos marcaron la lucha contra el COVID-19 cuando la atención estaba enfocada en la coyuntura política?
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Incertidumbre
El mismo día en que Martín Vizcarra dejó el poder ocurrió un nuevo hito en la lucha contra el COVID-19. La farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma alemana BioNTech anunciaban que su candidata a vacuna tenía una eficacia del 90% previniendo la enfermedad.
Pese a que el ensayo clínico del fármaco no ha concluido y los resultados finales no se han publicado, se sabe que este producto llegará al país debido a que en setiembre el Gobierno firmó un acuerdo vinculante con la empresa. Un mes después, el Minsa informó que el convenio consistía en la entrega de un millón de vacunas cada mes hasta completar 5 millones de dosis.
Antes de renunciar, el exministro del Interior, César Gentille evaluaba la posibilidad de habilitar los días domingo más espacios públicos adicionales a las playas para la práctica de deportes individuales; pero la iniciativa no llegó a concretarse en una norma.
Los efectos de la vacancia presidencial se reflejaron en pocas horas en el manejo de la pandemia. El martes 11 de noviembre, Pilar Mazzetti —quien había estado al frente del sector desde el 15 de julio— comunicaba su decisión de no continuar en el cargo. El martes 12, el Gobierno de Manuel Merino nombró a Abel Salinas como nuevo titular del Minsa, quien se convertía en el cuarto ministro en gestionar la lucha contra la pandemia. Solo duraría tres días en el cargo.
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Medidas puntuales
En su primer día de gestión, el viernes 13, Salinas informó que las pruebas rápidas ya no se estaban usando para diagnosticar la enfermedad e iban a ser empleadas en estudios de seroprevalencia. En su lugar, solo se usarían pruebas moleculares y para ello anunciaba la compra de 850 mil pruebas de antígeno. También se adquirirían test elaborados a nivel local por el Instituto Nacional de Salud, así como por las universidades San Marcos y Cayetano Heredia.
Ese mismo día, el ex Primer Ministro, Ántero Florez-Aráoz informaba que los domingos se levantaba la restricción para la circulación de los vehículos particulares. La medida había estado vigente desde el 20 de setiembre para evitar las visitas familiares y amicales que pudieran generar concentraciones en espacios cerrados. “En estos momentos nos parece que no tiene sentido mantener los vehículos privados sin circular los domingos”, señaló en aquel momento. La medida fue plasmada mediante la publicación del Decreto Supremo N° 180-2020-PCM.
Aquella jornada cerraría con el anuncio del jefe del Comando Vacuna, Carlos Neuhaus, sobre la llegada en diciembre del primer lote de la candidata a vacuna de Pfizer. Según el ejecutivo, unas 50 mil dosis arribarían al país para vacunar al personal más expuesto al coronavirus.
Sin embargo, la OMS advertía que la sola vacuna no será suficiente para derrotar al COVID-19. El director de dicho organismo, Tedros Adhanom Grebeyesus, señaló que la vacuna “va a completar las herramientas que tenemos, no a reemplazarlas” y exhortó a no abandonar las medidas que impiden la propagación del virus.
El sábado 14, en un escenario marcado por las multitudinarias marchas, el CMP se retiraba del comité de expertos y otras comisiones que asesoraban al Minsa para el manejo de la pandemia. Mediante un comunicado, el gremio expresaba “su rechazo a los Gobiernos de Vizcarra y Manuel Merino”. En aquella noche trágica —cuando fallecieron los jóvenes Inti Sotelo y Bryan Pintado— otras 71 personas perdían la batalla contra el virus, la cifra más alta de fallecidos desde mediados de octubre.
El repunte de casos también se observó a nivel global. Al cierre de esta fecha, el mundo contabilizó una cifra récord de 660 mil contagios diarios y reportaba 9.500 fallecidos durante tres jornadas consecutivas.
El domingo 15, tras la renuncia de Manuel Merino, miles de ciudadanos se movilizaron por las principales calles del país. A través de un comunicado, el Minsa pidió a los manifestantes adoptar medidas de prevención para evitar los contagios por coronavirus, como el uso de mascarilla en casa durante 14 días y evitar el contacto con adultos mayores y personas vulnerables.
Según cifras de la sala situacional del Ministerio de Salud, durante los días de crisis política (del 10 al 18 de noviembre) se reportaron 459 fallecidos y 18.424 contagios. Asimismo se observó la tasa de ocupación de camas UCI bajó de 66% a 65% a nivel nacional, mientras que la de camas hospitalarias se mantuvo en 25,3% respectivamente.
Agenda pendiente
En su juramentación como nuevo jefe de Estado, Francisco Sagasti anunció que su Gobierno buscará un equilibrio entre salud y economía. Para ello resaltó que es preciso diseñar medidas diferenciadas para cada región. “Haremos lo posible por reducir el incremento de los contagios, pero buscando eso que es tan difícil: un balance de reducir los contagios sin asaltar severamente la economía”, eran las primeras palabras del mandatario con relación a la pandemia.
El jueves, luego de 10 días de crisis, Pilar Mazzetti inició su segunda gestión al frente del Minsa. Entre los principales retos que deberá abordar figuran la compra de pruebas moleculares para la detección del virus, así como reforzar esfuerzos para adquirir las vacunas contra la enfermedad.
En entrevista con este Diario, el vicedecano del CMP e investigador de la universidad Cayetano Heredia, Ciro Maguiña, señaló que luego de haber superado la crisis política su institución volverá a trabajar de la mano del Minsa en el control de la pandemia.
“Renuncié por el tema que no reconocí al gobierno ilegítimo [de Manuel Merino], esa fue la razón del Colegio Médico. Una vez superado ello vamos a retornar al comité de expertos, vamos a tener una cita con la ministra para seguir colaborando y aportando. Vamos a pedir que nuestro plan sea reforzado y con propuestas”, dijo.
El especialista agrega que uno de los temas pendientes es el debate del “Plan de Preparación y respuesta ante una posible segunda ola pandémica en el Peru”. Este documento fue publicado el jueves y estima que un probable rebrote de COVID causaría entre 14.060 y 19.985 nuevas muertes.
“Ese plan es uno en base a lo que el ministerio ha evaluado y casualmente lo que falta es debatirlo más a profundidad. Fue una de las cosas que se quedaron inconclusas porque cambió la ministra y viceministros”, explica Maguiña.
Recomiendan monitoreo de casos tras marchas
¿Las manifestaciones durante la crisis política tendrán algún impacto en los niveles de contagio del COVID-19? Si bien Maguiña señala que si bien en gran parte del país éstas han sido pacíficas y han guardado las medidas de bioseguridad, en Lima habría un riesgo mínimo debido al contacto físico y la represión policial.
“Si va a haber algún impacto, probablemente sea en Lima, en ese día gris donde murieron los dos jóvenes, donde hubo contacto y no se cumplió con la bioseguridad por la represión. En el resto del país no creo que haya impacto. Mas impacto habrá por las playas hacinadas, por el centro histórico hacinado de comercios, eso son los dos focos a enfrentar”, opina.
Por su parte, Fernando Mejía, médico infectólogo e investigador del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de la UPCH, señaló que el sistema de vigilancia debe estar alerta ante un posible rebrote de contagios tras las marchas y recomendó a las personas que asistieron que mantengan el uso de mascarilla y eviten el contacto con personas vulnerables al interior de sus domicilios
“En otros países donde los jóvenes que salen a marchar, ellos están independizados, viven solos o con compañeros de la misma edad y sin factores de riesgo, de manera que si se infecta puede ser asintomático o no ser diagnosticado. En el Perú pasa algo diferente, porque usualmente los jóvenes viven dentro de un hogar extendido, con abuelos o tíos. Uno tiene que estar vigilante y tiene que detectar precozmente. Si empiezan a verse casos y han tenido estos antecedentes claramente se va a poder ver eso”, explica
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