Lamentable. Ayer, un grupo de personas denunció que el cementerio El Ángel, ubicado en El Agustino, estaría realizando cremaciones colectivas. Según indicaron, todo se originó cuando un padre abrió la urna en la que se encontrarían las cenizas de su hijo y se dio con la sorpresa que estaba vacía. Esto ocasionó que los demás deudos abran las urnas de sus seres queridos, pero no hallaron sus restos.
“Vimos a todos los fallecidos tirados en el suelo con los hornos apagados. Cuando nos vieron automáticamente taparon los cristales, encendieron los hornos y los metieron a todos juntos. En cada horno metieron cuatro cuerpos”, narró uno de los deudos.
Ante esta preocupante situación que se da en medio de la pandemia, en la que muchas familias pierden a sus seres queridos por el COVID-19, es necesario conocer el procedimiento que se debe seguir durante la cremación de un cadáver.
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De acuerdo con la Directiva Sanitaria Nº 087-MINSA/2020/DIGES, el cuerpo debe ser cremado dentro de un plazo máximo de 24 horas desde el momento que se certifica su fallecimiento. Debe ser aislado previamente en una bolsa impermeable resistente y de cierre hermético.
Luego, la bolsa que contiene el cadáver se deberá pulverizar con lejía que contenga 5.000 ppm (partes por millón) de cloro activo. La bolsa se coloca en el ataúd o féretro, el mismo que será cerrado y no deberá ser abierto por ningún motivo.
Posteriormente, las empresas prestadoras de servicios crematorios se encargarán de trasladar el cadáver hacia el centro de cremación o a las cámaras de preservación temporal, según corresponda.
Para ello, los crematorios deben tener la autorización correspondiente para realizar dicho servicio. Una vez cremado el cuerpo, se hará la entrega de las cenizas a los deudos que así lo soliciten dentro de las 24 horas posteriores a la cremación.
El director del crematorio Piedrangel, Roberto Gonzáles, ha sido testigo del alto incremento de cremaciones que originó la pandemia del COVID-19.
Durante el mes de mayo y junio del 2020, Piedrangel llegó a cremar hasta 96 cadáveres al día. Para ese entonces, solo tenían cuatro hornos.
“Antes de esta pandemia cremábamos 15 cuerpos al día. Ahora, en promedio realizamos 50 servicios diarios. Durante la primera ola la demanda era muy alta, por eso tuvimos que ampliar nuestros hornos crematorios, de cuatro pasamos a siete, y estamos por aumentar dos más”, comentó Roberto a El Comercio.
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El trabajo de Piedrangel, que es durante las 24 horas del día, inicia cuando el hospital solicita su servicio para el recojo de un cadáver. Al llegar al nosocomio, proceden a verificar que el certificado de defunción coincida con el rotulo de la bolsa que lleva los datos del fallecido, ya que ellos no pueden identificar los cadáveres.
“Una vez que hemos verificado los datos, hacemos el traslado y empezamos con la desinfección de la bolsa y de la carroza donde se va a trasladar el cuerpo. Después le permitimos [el ingreso] a uno o dos [miembros] de la familia para que identifique el cuerpo antes de que ingrese al horno”, aseguró el director de Piedrangel.
Roberto Gonzáles explicó a este medio que lamentablemente hay familias que llegan en grupo y eso no está permitido. “Solo le damos la posibilidad que una persona verifique el cadáver. En un inicio del gobierno prohibía que la familia identifique el cuerpo, pero luego sacó un comunicado que permitía que únicamente dos familiares visualicen el cadáver”, precisó.
Precisamente, este fue el comunicado que publicó el Ministerio de Salud (Minsa) el 25 de abril de 2020, tras los cuestionamientos sobre la participación de los deudos en el proceso de inhumación o cremación de cadáveres por COVID-19:
En ese sentido, el camposanto Mapfre también permite la participación de dos personas en la cremación para los casos Covid, mientras que a la sepultura solo ingresan 5 miembros de la familia. En ambos casos, los velorios no están permitidos, así lo indica su página web.
Respecto al tiempo que toma la cremación de un cadáver, Gonzáles indicó que eso depende del calentamiento del horno. “Ahora en la pandemia, como la demanda es alta, el horno no para y está caliente, lo cual hace que la cremación de un cuerpo demore unos 45 minutos. Si el horno no estuviera en constante funcionamiento, tomaría mínimo 1 hora y media, dependerá también de grosor del cuerpo”, señaló.
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Una vez que el cadáver haya sido cremado, se deja enfriar el horno durante 1 hora, aproximadamente, para después proceder a la extracción de las cenizas, las cuales son colocadas en una bandeja de acero quirúrgico. Luego, los restos se colocan en una máquina pulverizadora y finalmente son depositadas en la urna.
Otro aspecto que indicó Roberto Gonzáles es que el orden de cremación es de acuerdo con el reporte que maneja la central de Piedrangel. No obstante, comentó que en algunos casos “los familiares directos del cadáver se encuentran en UCI, por lo que no podemos cremar ya que el reglamento nos prohíbe. Lo que hacemos es ponerlo en una cámara frigorífica”.
Frente a la denuncia que presentaron ayer algunos familiares sobre presuntas cremaciones colectivas en el cementerio El Ángel, Gonzáles indicó que “es triste lo que ha denunciado la familia de que estén haciendo cremación colectiva, eso deja mal al rubro. Ojalá esta pandemia ya pase. Para nosotros, la pandemia ha incrementado nuestro negocio; sin embargo, es insoportable ver tanta gente que pierde a sus seres queridos. Esperamos que la vacuna llegue lo más rápido posible”, finalizó.
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