Ricardo Gómez llevaba las últimas tres semanas repasando en su mente todo lo que había escuchado sobre la vacunación. Que iba por fin iba estar protegido del virus. Punto para la vacuna. Que esta podía a afectar a la salud. Punto en contra. Que, si no se había contagiado hasta ahora, tal vez sería mejor esperar otra marca. Pero había un punto real y concreto: todos sus familiares y amigos ya se habían vacunado y no presentaron ningún problema.
LEE TAMBIÉN | Entre ‘fake news’ y difícil acceso: más de 640 mil adultos mayores de 65 años aún no se vacunan
Todas eran ideas contrapuestas, alimentadas en muchos casos por mensajes sin fuente que llegaban a él por redes sociales. Pero lo que más le preocupaba era el dinero que iba a perder si, por ir un local de vacunación, cerraba un día su puesto de abarrotes en el mercado de Mirones Bajos. El 25 de agosto empezó la vacunación para su grupo de edad (36 años), pero el tiempo que debía invertir y las dudas todavía no se despejaban. Ayer, cuando las brigadas del Ministerio de Salud (Minsa) fueron a buscarlo en su mismo puesto pesaron más los puntos a favor. “Había un poquito de miedo, pero mejor es tener una defensa. No vaya ser que por querer la Pfizer me contagie”, dice.
Ricardo es una de las personas que recibieron su primera dosis como parte de la campaña “Voy a tu encuentro, ¡vacúnate ya!” del Minsa, que consiste en desplazar brigadas a puntos estratégicos para poder cerrar la brecha de no vacunados. Tal como reportó El Comercio el último domingo, hay más de 880 mil adultos mayores de 60 años que no tienen ninguna dosis. Si se incluye la edad desde los 50 años son 1,7 millones de personas desprotegidas ante una eventual tercera ola. Aunque las brechas más amplias se reportan en zonas rurales, en Lima y Callao son 320 mil mayores de 50 años que no han recibido la primera dosis. Por eso, especialistas en salud pública pedían modificar la estrategia y hacer ‘barridos’ de vacunación. Desde el último martes, esto empezó a ejecutarse.
“El vacunatón es importantísimo, pero teníamos que llegar más adentro. Como ahora tenemos más vacunas hemos planificado llegar a mercados, barrios, conglomerados, centros de salud e incluso se podría vacunar en el Metro de Lima”, explica Alexandro Saco, director de promoción de Salud del Minsa. El martes pasado empezaron esta estrategia gracias a la disponibilidad de un número mayor de dosis. Entre lunes y el miércoles llegaron más de 3 millones de dosis de Sinopharm, Pfizer y AstraZeneca.
El primer lugar elegido fue el Gran Mercado Mayorista de Lima de Santa Anita y ayer fue el turno del centro de abastos de Mirones Bajos. La idea es vacunar a vendedores, compradores, vecinos y todo aquel que tenga pendiente su primera o segunda dosis. Yolanda Bojorquez, por ejemplo, se enteró por Whatsapp que estaban vacunando por su casa y salió de inmediato. Es hipertensa y parte del grupo más vulnerable a los estragos del coronavirus. Contó a El Comercio que estaba programada para recibir su primera dosis el 5 de julio, pero como tuvo COVID-19 le dijeron que debía esperar un mes más para vacunarse. Después, se le hizo complicado ir a un centro de vacunación. Ahora ya no tuvo motivos para esperar más.
Además de temores relacionados con la seguridad de las vacunas, alimentados por campañas de ‘fake news’, uno de los principales factores para que las personas programadas todavía no se hayan vacunado está relacionado al trabajo.
Adrián Simón, dueño de un puesto de venta de pescados, explica que en un día puede perder entre 80 y 100 soles si no atiende en su negocio. Aunque sí quería la vacuna, con el impacto de la pandemia en su economía sentía que no podía dejar su puesto ni siquiera unas horas. Dejar trabajar significa dejar de comer. Con la vacuna en el hombro dice a El Comercio que lo primero que hará es contarle a su hijo de 8 años que ya está en camino a estar protegido completamente. El niño, más al tanto de los anuncios ministeriales en redes sociales que él, era quien más le exigía cumplir con su misión de vacunarse. Ya tiene pensado colgar su cartilla de vacunación en la pared de su puesto luego de su segunda dosis. “Para alentar a mis ‘caseros’”, dice.
Buscar a los más vulnerables
Salir de los vacunatorios significa también llegar a personas que viven con condiciones extremadamente difíciles. Patricia Arroyo y su hijo Sebastián, de 15 años, son un ejemplo.
Desde que empezó la pandemia, no han podido salir de su casa ubicada en la Av. Universitaria por la vulnerabilidad del menor. Tiene autismo y es casi imposible que mantenga la mascarilla por mucho tiempo. El encierro, cuenta su Patricia, ha agravado su estado y no solo se golpea a sí mismo sino también a sus padres. Estas crisis ha dejado a ambos heridas en manos y piernas. Por eso, agradece que al fin haya llegado a él la vacuna. Fue su esposo, vendedor ambulante de bolsas de plástico, quien vio a la brigada en el mercado y les pidió ayuda.
“Encerrado ha tenido crisis terribles. Ahora tenemos alivio, no saben la bendición que es que hayan venido”, dice a las dos enfermeras que llegaron a su casa . Estaba llorando, pero esta vez de felicidad. Mientras contaba su experiencia no podía evitar llorar, pero esta vez decía que era de felicidad.
A partir de mañana todas las personas desde 27 años pueden vacunarse. Incluye a quienes cumplen años hasta el 31 de diciembre. También se pueden vacunar los ciudadanos con diabetes tipo 1 y 2 y obesidad grado 3. Se recomienda ingresar a la web Pongo el Hombro para conocer la fecha y lugar de vacunación, pero si no aparecen, pueden ir con su DNI a un vacunatorio cercano.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Vacuna contra el COVID-19: más de once millones 518 mil peruanos ya fueron inmunizados
- COVID-19: Un lote de 362.400 dosis de la vacuna AstraZeneca arribó al Perú
- COVID-19: compañía tiene 1.500 toneladas de oxígeno almacenadas para atender una eventual tercera ola
- Más de 2 mil trabajadores del sector salud han fallecido en el Perú víctimas del COVID-19
- Bonos COVID-19: ¿Cómo es que 943 personas recibieron dinero de manera irregular?