“No somos un experimento”. Con estas contundentes palabras el actor Simu Liu refutó las afirmaciones del jefe de Disney, Bob Chapek, quien calificó que la salida de “Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos” este 3 de setiembre exclusivamente en cines por 45 días durante tiempos de pandemia como un “interesante experimento”, aparentemente en referencia a los modelos de distribución de la cinta.
MIRA: Blackface y brownface: de Otelo al Negro Mama, el origen de la mala costumbre que se niega a morir
Liu, quien protagoniza esta película - la primera del Universo Cinematográfico de Marvel de contar con un elenco prominentemente asiático- pareció resentir la analogía, escribiendo en Twitter: “No somos un experimento. Somos el ‘underdog’; el subestimado. Somos los que romperemos los techos. Somos la celebración de la cultura y alegría que persevera después de un año bajo asedio. Somos la sorpresa. Estoy emocionado por hacer historia el 3 de setiembre. Únetenos.”
Aunque las palabras de Liu recibieron apoyo de sus fans, también hubo quienes expresaron confusión y señalaron que se estaba sacando lo dicho por Chapek fuera de contexto. Lo cierto es que la queja del actor parece no dirigida exactamente a lo que dijo el ejecutivo, sino al contexto en que se encuentra, donde solo en años recientes historias y actores asiáticos han ganado representación y reconocimiento en Hollywood.
Y es que si bien en el 2020 tuvimos grandes ejemplos de la excelencia de creativos asiáticos, como fue el caso de la realizadora ganadora del Oscar Chloé Zhao (“Nomadland”), o la múltiples veces nominada “Minari” de Lee Isaac Chung, la meca del cine ha tenido una difícil historia con la representación asiática desde sus inicios, la cual se ha extendido hasta pocos años atrás, comenzando con el personaje asiático más prominente de inicios del siglo XX.
El peligro amarillo
“Imagínate una persona, alta, delgada y felina en sus actitudes y movimientos, con hombros altos, con una frente como Shakespeare y una cara como Satanás. (...) Concentra en él toda la cruel astucia de una raza oriental, acumulada en un gigantesco intelecto, con todos los recursos científicos del pasado y el presente. (...) Imagínate ese ser horrible y tienes ahora una imagen mental del doctor Fu Manchú, el peligro amarillo encarnado en un hombre.” Así describió el novelista inglés Sax Rohmer a quien fue su mayor creación literaria en la novela que lo presentó: “El misterio del Dr. Fu Manchú” (1913).
Adaptado al cine primero en 1923 en Inglaterra, para luego dar su paso por el Atlántico con la versión “The Mysterious Dr. Fu Manchú” de Paramount Pictures en 1929, Fu Manchú pronto se convirtió en el personaje asiático más prominente en la meca del cine, un receptáculo de todos los peores estereotipos de las crecientes poblaciones asiáticas en el mundo occidental, aunque curiosamente siempre interpretado por actores caucásicos en la práctica conocida como ‘yellow face’ (cara amarilla), una variante del también común ‘black face’ que afectaba a los personajes de raíces africanas.
La frase “el peligro amarillo” era particularmente significativa por englobar la actitud racista que a partir del siglo XIX occidente había adoptado contra los pueblos asiáticos; a quienes consideraban una amenaza contra su estilo de vida. Es así que el ‘demoníaco’ Dr. Fu Manchú es un maestro criminal que utiliza su conocimiento de la química, animales letales y técnicas exóticas como el lavado de cerebro para expandir su imperio y elevar el lugar de China en el mundo. Su principal enemigo es el policía británico Denis Nayland Smith, quien con diferentes aliados logra frustrar una y otra vez los planes del villano.
Fu Manchú no fue el único personaje asiático prominente de aquella época. Buscando contrarrestar el miedo por el “peligro amarillo”, el escritor estadounidense Earl Derr Biggers creó en 1925 al detective Charlie Chan, un miembro de la policía de Honolulu (Hawái) de origen chino que resuelve misterios alrededor del globo.
Aunque considerado una mejor representación de la cultura asiática en su momento, posteriores análisis de Charlie Chan han criticado el uso de estereotipos como su naturaleza servicial y su incapacidad de hablar inglés fluidamente. También el hecho que salvo contadas ocasiones, el personaje haya sido interpretado en su mayoría por actores caucásicos.
Pero no solo fue en cuanto a personajes en que los asiáticos se vieron dejados de lado. Un caso prominente y penoso de la preponderancia del ‘yellow face’ en Hollywood es la película “The Good Earth” (1937), la cual cuenta la historia la pareja de los granjeros Wang Lung y O-Lan en la China antes de la Primera Guerra Mundial. Aunque la actriz de origen asiático Anna May Wong postuló por el rol de O-Lan, este fue finalmente dado a Luise Rainer, quien se llevó un Oscar por su actuación.
La última frontera
Las siguientes décadas no mejoraron en mucho la representación de personajes asiáticos en Hollywood. Es así que en 1961 tenemos uno de los más infames casos con la actuación del comediante Mickey Rooney en el clásico del cine “Breakfast at Tiffany’s”, donde interpreta a un caballero japonés conocido solo como I. Y. Yunioshi, cuyas facciones exageradas y acciones estrafalarias no hacen más que utilizar los estereotipos en búsqueda de risas fáciles.
Un hito ocurrió en 1966 con la salida de “Star Trek”, serie de ciencia ficción creada por Gene Roddenberry, y la inclusión del teniente Hikaru Sulu. Interpretado por el actor de origen japonés George Takei, Sulu es un competente e inteligente oficial de la Federación, ausente de muchos de los clichés que acompañaban a los personajes asiáticos positivos como Charlie Chan, como dificultades para comunicarse o actitud servil, en vez presentando un sano sentido del humor y camaradería con el resto de la tripulación.
En una entrevista con The Guardian, Takei, quien fue apresado en un centro de concentración a los cinco años durante la Segunda Guerra Mundial, indicó que Roddenberry le dijo que Sulu “era una metáfora para el hecho que la fuerza de la Tierra está en su diversidad; personas de todo el mundo, superando sus problemas y convirtiéndose en un equipo - para ir valientemente a donde nadie ha ido antes.”
Mientras tanto, otro ícono asiático empezaba a surgir en Hollywood en la figura de Bruce Lee, primero apareciendo en la serie “El avispón verde”, para luego protagonizar una serie de populares películas de artes marciales como “Fist of Fury” (1972) y “Way of the Dragon” (1972). Sus personajes volteaban también el estereotipo del hombre asiático como alguien débil, mostrándolo capaz de pelear contra otras personas sin importar su raza.
Pero a pesar de su creciente popularidad, Lee no estuvo exento de sufrir de discriminación en Hollywood antes de su trágica muerte en 1973. En una entrevista con la televisión canadiense en 1971, rescatada por el South China Morning Post, Lee señaló como que ser chino había causado que se le negaran oportunidades. Una de ellas habría sido el rol principal en la serie “Kung Fu” (1972), que Lee aseguró había ideado como “The Warrior”, y que terminó en manos del caucásico David Carradine.
Es así que en una entrevista con el Sunday-Post Herald de noviembre de 1971 dijo lo siguiente: “Lo que está deteniéndonos ahora es que muchas personas están sentadas en Hollywood tratando de decidir si las audiencias de televisión estadounidenses están listas para un héroe asiático. Podríamos recibir reacciones muy peculiares del sur profundo”.
Adelante y atrás
En las últimas décadas la representación asiática ha visto una clara mejora tanto en cuanto a cantidad como calidad de sus producciones. Además del éxito de “Minari” (2020), recientemente hemos tenido también producciones alto perfil como “Crazy Rich Asians” (2018) y “Mulan” (2020), así como películas más modestas como “The Farewell” (2019) y “The Half of It” (2020).
Sin embargo, los últimos años tampoco han estado sin polémicas. La comedia ochentera “Sixteen Candles” de John Hughes introdujo el asiático estereotipado a una nueva generación con Long Duk Dong (Gedde Watanabe), un estudiante de intercambio cuyas cualidades más destacables son su aparente perversidad como ineptitud, nuevamente una broma en vez de un personaje real.
En tanto, películas como “Aloha” (2015), donde la actriz Emma Stone interpreta a Allison Ng, un personaje con raíces chinas y hawaianas, así como “Ghost in the Shell” (2017), donde Scarlett Johansson interpreta al explícitamente japonés personaje principal, han reabierto las acusaciones de ‘blanqueamiento’ en Hollywood.
Con un tema tan delicado, es entendible la reacción de Simu Liu, que antes de “Shang Chi” participó en la serie principalmente asiática “Kim’s Convenience”, ante la insinuación de Disney de que su película se trate de un “interesante experimento” cuando, para una comunidad en necesidad de exposición, significa mucho más.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- “What If...?”: ¿por qué es tan importante ver la serie más ‘fuera de la caja’ de Marvel?
- El origen de “What If...?”, la serie Marvel que cumple una fantasía: ¿Y si hubieses hecho algo distinto en el pasado?
- Marvel: ¿cuáles son los próximos estrenos en películas y series para 2021?
- Actriz, cantante y productora: la increíble trayectoria de Hailee Steinfeld, protagonista de “Hawkeye”, la nueva serie de Marvel
- Disney responde a Scarlett Johansson, dice que la denuncia de la actriz no tiene “ningún fundamento”
Contenido sugerido
Contenido GEC