"Dalia y el libro rojo" ha sido animada por la empresa peruana Golem Studio.
"Dalia y el libro rojo" ha sido animada por la empresa peruana Golem Studio.
/ Golem Studio

El y las películas animadas por computadora tienen una historia que cumplirá 20 años en el 2025, aniversario del estreno de “Piratas en el Callao”. Y este 2024 llega el más reciente ejemplar de esta industria, una cinta familiar de aventuras con un toque distinto a lo que Hollywood tiene acostumbrado al espectador, donde antes que presentar acción y humor a raudales lo que busca es contar su historia, pero sobre todo ser algo de lo que sus creadores se sientan satisfechos. Así, llega a salas “Dalia y el libro rojo”.

Dirigida por el argentino David Bisbano, quien en 2012 se encargó del largometraje animado peruano-argentino “Rodencia y el diente de la princesa”, la cinta sigue a Dalia, una niña que ama escribir cuentos. Un día se le aparecen en su mundo personajes ficticios que su padre creó años atrás para un libro inconcluso, pero que ahora andan en busca de un autor (o en este caso autora) que continúe su historia. En ese sentido, la película, además de ser una aventura al uso, funciona como un comentario sobre el cómo funcionan las ficciones.

Una película con mensaje

Inicialmente la idea de “Dalia y el libro rojo” era incentivar a los niños espectadores a que lean; esto cambió y lo que busca es impulsar a que los más jóvenes creen sus propias historias, que no solo las consuman, contó a El Comercio Bisbano, quien pensó en esta cinta cuando todavía estaba en la escuela de cine. Curiosamente, el director cuenta que tenía un personaje de otro proyecto que no se concretó y terminó llevándolo a esta película, lo cual se amarra con una de las líneas argumentales de esta ficción: que los procesos creativos tienen muchas formas de ocurrir. En sí, la película tiene complejidades que no suelen hallarse así nada más.

Bisbano recordó una película animada que dirigió hace casi 20 años y que un niño de cinco o cuatro años, al ver el tráiler, notó un detalle que recién sería revelado en la película completa. Y eso es porque los niños son muy inteligentes. Así, el cineasta estaba más dispuesto a arriesgarse. “Yo creo que al público no hay que darle lo que quiere, hay que darle lo que uno le quiere contar y el público lo va a aceptar. Al público hay que sorprenderlo. El público no es tu cliente”, dijo. El cineasta cree que el público se encontrará con una película diferente, aunque no está seguro si es una historia arriesgada. Cree en cambio que contar algo que no tenga sentido sí es un riesgo; e historias así abundan en el cine, para mal.

La producción de la película fue peruana en un 85% (también participaron estudios de animación de Ecuador, Colombia, Brasil y España). “Nosotros estamos apuntando algo que no se hubiera hecho antes en Latinoamérica, o no fuera muy común”, dijo por su parte Carlos Rivas, productor peruano de la cinta. Y ser diferente es algo que la cinta consigue también por el lado visual: los personajes y sus entornos por momentos parecen juguetes. Además, la animación se mueve entre entornos creados íntegramente por computadora y otros grabados en estilo stop-motion (como “Coraline” del estudio Laika).

“Desde el punto de vista de animación se ha investigado sobre referencias muy propias y algunas que otras extrañas, pero tratamos de hacer algo que no sea tan ‘cartoon’ (dibujo animado) ni tan hiperrealista y tener un sello propio en lo que es animación, no seguir tantas tendencias”, dijo por su parte Ricardo Montes, que también es productor peruano. Quienes buscan más detalles locales en la cinta, notarán en algún momento un símbolo patrio, “escondido” a simple vista. Porque en su hora y media de duración Dalia ofrece más de lo que aparenta.

Estreno

“Dalia y el libro rojo” llega a los cines del Perú el 31 de octubre.

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