Ciro Alegría Varona: "Las ideas son razones para actuar y sentir"
Ciro Alegría Varona: "Las ideas son razones para actuar y sentir"
Juan Diego Rodriguez Bazalar

A las personas se las conoce por la forma en la que tocan la puerta. Desde que escuchó esa máxima de boca de uno de sus tíos, Ciro Benjamín Alegría Varona jamás pudo quitársela de la mente. Era quizá la simpleza de una acción y su enorme significado lo que lo atraía: si se es cuidadoso al llamar a la puerta o si, por el contrario, se opta por la rudeza, aquello pinta de cuerpo entero a un individuo.

Él decía que una de las cosas que más lo animaba era la posibilidad de recuperar el sentimiento de reciprocidad y el buen trato que tuvo la cultura peruana en otros tiempos –anota su amigo Miguel Giusti–. En ese sentido, él creía que las personas se dan a conocer por el grado de amabilidad con el que se relacionan con los demás. Hay que recordar que él y su familia vienen de la sierra de La Libertad y que han vivido relaciones más campestres y solidarias que las que se vivirían en una ciudad grande”.

Las ideas de Alegría Varona, quien falleció ayer a causa de un accidente en su hogar, no serán olvidadas. Una de las razones es su magisterio en la Pontificia Universidad Católica del Perú. “Fue un hombre muy apasionado y muy querido por sus alumnos, como consta en tantos comentarios emotivos (que se ven en redes sociales) de quienes aprendieron tanto de él”, anota Giusti. La misma casa de estudios, enterada de la penosa noticia, escribió en su plataforma web: “El Dr. Ciro Alegría Varona, decano de nuestra Escuela de Posgrado y profesor principal en el Departamento de Humanidades, falleció el último domingo, 17 de mayo, a los 59 años. Ante su temprana partida, agradecemos por sus grandes contribuciones a nuestra universidad, así como su compromiso en la formación de nuestros estudiantes. Expresamos nuestras condolencias a sus familiares y amigos”.

Sus publicaciones serán otro camino para acceder a sus pensamientos. Al respecto, Giusti agrega: “Él era un buen filósofo y un buen conocedor de la tradición alemana. Estudió e hizo su doctorado en la Universidad Libre de Berlín y, muy sintomáticamente, se interesó en Hegel, por lo que su tesis fue sobre la concepción de la tragedia en la ética hegeliana. Esa combinación de intereses entre la tragedia griega, la ética contemporánea y la filosofía alemana lo pinta de cuerpo entero. Deja una gran huella en la universidad”. Libros como “Adagios, crítica del presente desde una ciencia melancólica” (ganador del Premio Copé de Ensayo) o el “Manual de principios y problemas éticos” son buenos ejemplos.

—Al detalle—

Ciro Benjamín, además de filósofo, cultivó la música. Su hermano mayor, el dramaturgo Alonso Alegría, recuerda que participaba activamente de la Orquesta de Cámara de la PUCP, y que ensayaba con bastante regularidad. “Recuerdo que una vez fui a visitarlo a su casa y lo encontré estudiando en su violín la sonata ‘Primavera’ de Beethoven. Yo agarré la partitura para piano y empecé a cantar los bajos. Hicimos un dúo, todo el primer movimiento, muertos de risa”.

En alguna ocasión, afirma Alonso, ambos trabajaron juntos. Fue en la traducción de “Edipo Rey”, que el director Édgar Saba montaría en el CCPUCP. “Hizo una muy buena traducción de esa tragedia del griego al español. Nos amanecimos sacando adelante ese proyecto, en el que yo aporté mis conocimientos escénicos”.

Pero quizá la imagen que Alonso más atesora de su hermano es la de su gran parecido con su papá, Ciro Alegría Bazán, autor de “El mundo es ancho y ajeno”. Era un parecido tanto físico como en temperamento. Siempre vital, siempre positivo, siempre con una sonrisa en los labios. Y recuerdo también su solidaridad conmigo. Lo que más lamento de todo esto es que no haya podido hacer una vida muy larga”.

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