El consejo de Gálvez Ronceros a los que sueñan con escribir
El consejo de Gálvez Ronceros a los que sueñan con escribir
José Silva

es uno de los máximos representantes de nuestra literatura. Nació en Chincha en 1932 y durante sus primeros años fue testigo del ambiente ligado al campesino afroperuano. Allí observaría costumbres y modos de hablar peculiares que, si bien la globalización parece haber dejado atrás, él rescató mediante un sin número de cuentos publicados en las últimas cinco décadas.

Así llegarían “Los ermitaños” (1962), “Monólogo desde las tinieblas”; “Historias para reunir a los hombres” (1988), “Cuaderno de agravios y lamentaciones (2003) y “La casa apartada”, libros de que lo ubicaron en la parte más alta de una generación que compartió con otros destacados creadores como Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, con quienes integraría el Grupo Narración.

En esta ocasión, Antonio Gálvez Ronceros responde a “El Comercio” dos preguntas sobre su visión acerca de la literatura y el proceso creativo.

-¿Qué le recomendaría a un joven que desea convertirse en escritor?

Les diría que no tengan prisa, que mediten bien las cosas que escriben. También que tengan rigor en la formulación de un relato, porque eso les va a proporcionar la seguridad que se debe tener en la creación de un texto narrativo.

-Con tantos avances de la tecnología, ¿es más fácil convertirse en escritor hoy de lo que era en la época que usted se inició?

Francamente, no sé si la tecnología va a facilitar los elementos que considero claves dentro de la creación literaria. Siempre hay una distancia básica en la formulación de un texto, que es la reflexión, la meditación y el trabajo mental. Esto va a permitir aplicar elementos claves como son la lógica de las acciones y la verosimilitud. De manera que, yo no creo que sea (la tecnología) rigurosamente indispensable.

Por ejemplo, yo sigo escribiendo a mano. Hago las correcciones y paso el texto a letras de molde, o sea a la computadora, y lo leo ahí. Recién entonces hago las correcciones. Pero desde el inicio escribo a mano. ¿Por qué? Porque soy más rápido escribiendo a mano. En cambio, buscando las letras de las teclas me demoro y es probable que me olvide, en algunos casos, lo que tenía que escribir.

Soy más rápido a manuscrito, que es lo principal, lo que sale de buenas a primeras de la mente de cada uno. Lo otro puedo construirlo posteriormente. No tengo el trabajo periodístico que sí me obligaría directamente a escribir. Creo que en un texto de narrativa/ficción, uno dispone de más tiempo y no puedes desperdiciar lo que te venga de buenas a primeras a la mente. Y eso, según mi punto de vista, solo puede plasmarse cuando se escribe muy rápidamente. Y yo logro eso con la pluma.

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