Dos libros reavivan el polémico viaje de Mariano I. Prado

"Yo soy político, y me interesan las historias de los políticos", nos dice el congresista. Ciertamente, en la actual coyuntura, con un presidente con orden de captura y otros bajo sospecha, una entrevista sobre Mariano Ignacio Prado y su papel en la guerra con Chile parece algo anacrónico. Sin embargo, aquí también se habla de acusaciones de corrupción, fugas y sospechosos comunes. Víctor Andrés García Belaunde publicó en el 2014 “El expediente Prado”, libro donde prácticamente le atribuye a Mariano Ignacio Prado la derrota del país en la Guerra del Pacífico, además de seguir la pista a lo que él considera una fortuna familiar mal habida. Tres años después, en enero pasado, el escritor y capitán de navío en retiro Antonio Gárate le replicó con el libro "Aclarando una infamia", donde busca reivindicar la memoria del dos veces presidente y de su familia. Ejerciendo su derecho de réplica, García Belaunde le responde.

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—Usted ha dicho que no tiene nada personal contra la familia Prado, pero dedicar un libro a Mariano Ignacio Prado para destruir su pedestal sí parece un ajuste de cuentas. ¿Por qué tanta pasión contra él?

He escrito más de 140 biografías de políticos. Me interesa mucho, a través de un personaje, analizar la historia política del Perú, la historia vista a partir de los políticos que nos gobernaron, algo que en el Perú no se investiga. En ese sentido, que un presidente haya causado tanta zozobra e indignación al irse en plena guerra, dejando a su pueblo y a sus tropas, siempre llama la atención. Ese viaje no es un tema del pasado, es muy presente. Además, si ese presidente ha sido corrupto, con mayor razón. La historia es dinámica, y todos los días se pueden encontrar datos nuevos sobre el pasado que te ayuden a analizarla desde nuevos puntos de vista. Jorge Basadre terminó su "Historia de la República" en los años 80, y después se han ido descubriendo nuevas cosas.

—Basadre es claro al decir que la versión de que Prado fugó del país llevándose consigo el dinero destinado a la compra de nuevos barcos es calumniosa... 
En ese sentido, Basadre tenía razón y yo no lo contradigo. Pero también Basadre dice categóricamente en 1961: “La historia independiente no puede menos que censurar el viaje de Prado”.

—Los historiadores están de acuerdo al considerar el viaje de Prado como la peor decisión política posible. Especialmente porque dejó la puerta abierta para que Piérola diera un golpe de Estado. ¿No deberíamos enjuiciar a Piérola entonces?
Yo no soy pierolista ni me interesa defender a Piérola. Yo me remito a Basadre. Lo que puedo decir es que cuando Prado se entera de que ya no es presidente, continúa su viaje. No regresa.

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—No regresa porque Piérola había dado la orden de apresarlo si pisaba suelo peruano…

No es verdad. Piérola lo declara traidor a la patria seis meses después. Prado tuvo seis meses para regresar y no lo hizo. Además, en una entrevista dada al llegar a Nueva York, Prado alaba a Piérola. Dice que no va a regresar y que Piérola va a continuar con la guerra y que va a ganarla. Y dice también al corresponsal del "Herald" de Nueva York que le desea suerte. Esa entrevista la publico en mi libro.

—Gárate refuta esa teoría argumentando que Prado no quería que su regreso inmediato alentara una guerra civil para sacar a Piérola de Palacio de Gobierno en medio de la guerra…

Si eres presidente no puedes irte. Y si te vas, regresas. Te pones a disposición de quien sea. Pero Prado no tenía previsto regresar. Hay varias teorías que lo explican. La teoría de mi libro señala que Prado se fue del Perú no por cobardía o enfermedad, sino por defender sus intereses económicos en Chile.

—Alguien que huye del país no deja a su familia en Lima...

No la dejó. Eso también es falso. La familia se instaló con él en Guayaquil. Tengo documentos que lo prueban. Luego se fueron a Colombia, donde compró minas de oro y esmeraldas. Y desde Guayaquil manejó sus negocios en Chile. Siguió comprando propiedades en Chile, en plena guerra. Allí están las escrituras públicas. Nadie puede desvirtuarlas. Y ese señor dentista tampoco las desvirtúa. El dentista ha sacado una muela equivocada.

—Congresista, que Antonio Gárate sea dentista no le resta méritos para investigar en la historia...

Es que ha escrito una novela pues. Es un dentista novelista. Yo no lo desvirtúo en absoluto.

—Lo cierto es que ambos libros no son escritos por dos historiadores de carrera. En los dos volúmenes hay ataques personales y subjetivos que deslucen una investigación…

Yo no lo ataco. Más bien el libro de Gárate me ataca a mí. Yo le pido que me diga si la partida de bautismo de Prado es verdadera o es falsa. Que me diga si Prado nació en 1825 o 1826. Que me diga si son falsas las escrituras públicas que yo presento en mi libro. Le pido que me demuestre que la escritura pública donde él se enriquece tras el triunfo de Chile en la guerra, al vender sus propiedades en 175 mil libras esterlinas (hoy unos 500 millones de dólares), es falsa. ¡Que me lo demuestre! Le pido que me diga si es falso que al llegar a Nueva York su traductor fue Charles Flint, cónsul chileno en esa ciudad. Que debata con documentos las pruebas que yo he presentado. Más bien Gárate se dedica a insultarme y a dar su versión personal. Yo le pido que me explique cómo, en 1868, seis meses después de dejar el poder en su primer gobierno, Prado funda un banco en Chile. Y no le pone Banco Prado, sino Banco Montenegro, el nombre de su gerente que poseía el 5% de la propiedad. El otro 95% del banco era de él.

—En 1868 Chile no era un enemigo, muchos peruanos negociaban con el sur.

Por supuesto que podía hacer lo que quisiera. Pero la pregunta es con qué dinero Prado fundó un banco en Chile. Además, si era legítimo el origen de su dinero, ¿Por qué no le puso su nombre?  Luego compró minas, las explotó y durante la guerra las siguió explotando. ¡Vendía carbón en plena guerra a los buques chilenos que bombardeaban las costas del Perú! Eso está documentado. Me gustaría que me lo explique.

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