La pregunta del día: ¿Por qué hubo tres ferias del libro en Miraflores en solo 4 meses?

Miraflores vuelve a ser el centro literario de Lima al abrir su más tradicional feria librera en el Parque Kennedy, más exactamente en el pasaje Los Pintores, que une la calle Lima, Diagonal y la misma Larco, un espacio ganado para la actividad cultural y donde, dos años después, regresa la Feria del Libro Ricardo Palma, con Argentina y Venezuela como países invitados para sus actividades en forma virtual.

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En efecto, en su edición 42, el programa de la feria contempla hasta el 13 de setiembre alrededor de 60 actividades entre mesas de diálogo, conversatorios, conferencias y presentaciones de libros. Algunas actividades presenciales se realizarán en el salón de actos de la Municipalidad de Miraflores y en el anfiteatro Chabuca Granda del parque Kennedy, mientras que otras serán virtuales.

Al igual que su edición virtual del año pasado, la feria impulsa la compra online de libros a través de su tienda digital www.feriaricardopalma.com.pe. Esta agrupa a todos los stands en línea y cuenta con un buscador general de libros y autores.

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¿Por qué tres ferias?

Como se recuerda, la Feria del Libro de Miraflores, se inauguró en julio pasado, logrando convocar 15 mil visitantes a lo largo de dos semanas. Con 56 stands, entre editoriales independientes, librerías locales y sellos universitarios, la Feria del Libro abrió sus puertas el miércoles pasado y, como nos informó Miguel Molinari, gerente de Cultura de la Municipalidad de Miraflores, una tercera feria, dedicada al Bicentenario, se inaugurará el 14 de noviembre próximo.

¿Cuál es la razón de tal oferta? Siendo el editorial uno de los sectores culturales más golpeados durante la emergencia sanitaria, lo que se ha buscado, ante la imposibilidad de replicar ferias de grandes dimensiones y aforos, realizar tres ferias más pequeñas, a lo largo de cuatro meses. Como señala Molinari, en coordinaciones con la Cámara Peruana del Libro, esta estrategia permite impulsar de forma continua y de menor escala la actividad editorial, dandole la oportunidad, al final de año, a la mayor cantidad de expositores.

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“La feria no es solo un espacio de venta de libros. Es especialmente un lugar de encuentro y debate a través de las distintas propuestas literarias. La reactivación no debe ser solo económica, sino especialmente emocional”, añadió el funcionario.

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