Judas Iscariote es uno de los traidores más famosos de la historia. Su beso a Jesús, las 30 monedas de plata y haberse colgado de un árbol al no soportar la culpa han quedado inscritos en la memoria del mundo. ¿Sería alguien capaz de defender sus acciones? Sí.
El dramaturgo estadounidense Stephen Adly Guirgis imaginó un juicio con todas las de la ley, en el que se estudiara una peculiar petición: sacar a Judas del infierno. Con el título de “Los últimos días de Judas Iscariote”, la puesta en escena se estrenó en el 2005 en el Public Theatre, bajo la dirección de Philip Seymour Hoffman, para luego visitar el Reino Unido. En el Perú, la obra la montó Juan Carlos Fisher, en La Plaza, en el 2011.
Desde este lunes, la sala Petit Thouars de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (Ensad) será el escenario para la obra de Guirgis. La dirección será responsabilidad de Haysen Percovich –quien hizo del presidente del jurado en el montaje de Fisher–, mientras que el elenco estará integrado por alumnos de la Ensad.
REVISAR EL CAMINO
“La anécdota es que una abogada quiere salvar a Judas del infierno y presenta una moción firmada por Dios para revisar el caso –cuenta Percovich–. Pero el autor presenta su propio discurso: primero, que todas nuestras creencias son relativas y dependen del punto de vista; y, segundo, que uno es responsable de sus propios actos”.
A lo que el director se refiere es al escrutinio que la abogada y el fiscal hacen tanto con Judas como con los testigos. Aparece, por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta, quien lo exime de culpa porque Dios ama a todos; en contra, la acusan de haber lavado dinero. Similar situación vive Freud, quien afirma que Judas no tiene culpa, que es un psicótico y, por tanto, no puede ser juzgado; el fiscal, entonces, lo acusa de ser adicto a la cocaína y de haberse equivocado al ser ateo, pues es evidente que Dios existe. Similares situaciones viven Poncio Pilato, María Magdalena, San Pedro, Caifás, el viejo, entre otros personajes, cuya presencia ayuda a moldear la obra como una tragicomedia.
De todos ellos, el más lúcido es Satanás, a quien se le acusa de haber obligado a Judas a traicionar. Él, luego de defenderse, acusa a la abogada de utilizar el juicio para culpar al resto de los problemas de Judas, tal como lo hace con los propios. “En vez de reconocer sus actos y errores, ella quiere justificar sus limitaciones y culpas. Todo esto sucede mientras Judas está en estado catatónico, encerrado en su culpa. Una metáfora de nuestras vidas”, concluye el director.
MÁS INFORMACIÓN
Lugar: sala Petit Thouars-Ensad. Dirección: Av. Petit Thouars 195, Cercado de Lima. Estreno: lunes 25. Horario: de lunes a viernes, 7 p.m.; sábados, 8 p.m. Ingreso: libre.