Ha llegado a Lima por primera vez y trae consigo un estreno mundial calificado como teatro físico. A Hernán Gené (Buenos Aires, 1960) ese término no le gusta. “Odio profundamente ese nombre”, nos confiesa, resignado porque en las artes las etiquetas abundan. Pero sí, eso es lo que él hace: entra a escena y su cuerpo no para. Hace gala de su formación ortodoxa –”aprendí teatro, fui payaso, enseñé clown, hice antropología teatral, taichi y danzas balinesas, hago de todo”, señala– y en su actuación se revelan influencias de la escuela del francés Jacques Lecoq con el lenguaje del gesto, de la alemana Pina Bausch y su danza contemporánea, o del inglés Peter Brook y su teatro experimental. Así, Gené pisa por primera vez un escenario peruano y trae en estreno mundial “A.K.A. Hamlet”, obra que presenta el Gran Teatro Nacional y el Centro Cultural de España en Lima.
Se trata de un monólogo que es expresividad pura y en el que el actor y dramaturgo radicado desde hace 25 años en Madrid representa a siete, ocho, nueve personajes en medio de esta historia, en la que el fantasma del padre da una severa orden al hijo actor. “Cada mes procuro estudiar una obra de Shakespeare. En marzo estuve con ‘Hamlet’ y justo surgió la posibilidad de llevar a pueblos de Argentina una obra. Mi padre [Juan Carlos Gené] fue un actor muy conocido allá, en Venezuela y otros países, y encontré un texto de él que podría servir”, cuenta el dramaturgo sobre el origen de su creación, que se planteó más compleja al conectarla con el universo shakespeariano. Porque es Juan Carlos Gené la voz mandatoria que da al hijo la tarea de no vengar su muerte, pero sí llevar a escena aquella obra que en vida nunca estrenó. Ello le genera al confundido hijo una serie de dudas que lo llevan a cuestionar su profesión y al teatro mismo.
“Parece un autopsicoanálisis, pero no lo es. En la obra hay mucho de la relación con mi padre, pero la mayoría de cosas que pasan allí me las inventé”, advierte Gené, quien se crió en una familia de actores y ha tenido muy presente a su padre durante la preparación de esta obra. Reconoce que entre los 16 y 32 años –cuando su padre vivió lejos de él, exiliado en Venezuela a causa de la dictadura argentina– su formación actoral se dio fuera de su influjo. En 1997, Hernán decide viajar a Europa y, entre las clases, la actuación y otros contratos se fue quedando, hasta decidir finalmente su residencia en la capital española.
“Diría que crecí y me hice un artista adulto en Europa”, reconoce el actor argentino, que tiene en su haber más de 60 espectáculos de teatro y circo, y que hoy y mañana se encontrará frente a su público peruano: 180 personas sentadas en media luna, muy cerca de él, porque así lo ha pedido. “El teatro es el único lugar en el que la obra de arte incluye un encuentro entre personas, algo que la pandemia nos quitó”, dice sobre este reencuentro que es gratuito y agotó entradas. Tras su estreno en Lima, “A.K.A. Hamlet” irá a Manizales y Medellín, en Colombia, antes de llegar a México.