En plena conmemoración del Bicentenario, el Cusco recupera su escudo oficial. Se trata de una placa circular de oro, no muy grande, de poco más de 13 centímetros de diámetro. 90% de oro, 5% de plata y 5% de cobre; pero sobre todo de un valor simbólico extraordinario para nuestro país y en especial para la Ciudad Imperial.
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Su historia, aunque tiene vacíos, también es fascinante. Para empezar, porque su origen se remonta a unos 700 años antes de Cristo. “No es una pieza inca, como podría pensarse cuando ves la imagen y la asocias al sol –refiere el ministro de Cultura, Alejandro Neyra, uno de los impulsores del rescate del disco–. Es más antigua, según la investigación que ha hecho el arqueólogo Jorge Calero. Y pese a que es relativamente pequeña, la calidad de su orfebrería es impresionante”.
Se cree, sin embargo, que fue un importante símbolo de poder durante el Imperio Incaico. Por eso también se le conoce como el Sol de Soles o Intip Inti; y más adelante fue llamado Sol de Echenique, por su azaroso destino republicano: resulta que cerca de 1853 la pieza le fue entregada al entonces presidente José Rufino Echenique. Ese año, durante una cena de alta sociedad, Echenique se la mostró al geógrafo y explorador inglés Clements R. Markham, quien cautivado por su brillo y belleza hizo allí mismo un dibujo como réplica del objeto, y narró dicho episodio en su libro “The Incas of Peru”.
¿Qué pasó luego con el disco? No hay más noticias de él hasta 1912 cuando, según el arqueólogo estadounidense Marshall H. Saville, alguno de los herederos de la acaudalada familia Echenique se lo habría vendido al oftalmólogo y coleccionista Eduard Gaffron. Este ciudadano alemán, un año después, lo revendió a otro coleccionista, el estadounidense George Gustav Heye, uno de los fundadores del Museo Nacional de los Indios Americanos, en Washington D.C. Es por ese motivo que la pieza cusqueña se mantuvo en aquel lugar hasta hace solo unos días.
El accidentado periplo desde el Perú hasta Estados Unidos fue precisamente documentado por Saville en uno de los números de “Indian Notes and Monographs”, una publicación del mencionado museo, que se puede leer en su página web. También se ha ocupado del caso la historiadora alemana Stefanie Gänger en su libro “Reliquias del pasado. El coleccionismo y el estudio de las antigüedades precolombinas en Perú y Chile, 1837-1911”. Más detalles sobre cómo la familia Echenique entregó el invaluable objeto a manos extranjeras queda en el rubro de la especulación.
ÍCONO REIVINDICADO
En 1986, el concejo municipal del Cusco aprobó adoptar esta placa como su escudo oficial. No faltaron algunos reclamos de quienes no lo identificaban como un símbolo estrictamente incaico, sino más similar a una figura felina pucará. Como fuese, se trataba de una pieza que empezó a ser reclamada por décadas por el Perú.
Durante su estancia en el Museo Nacional de los Indios Americanos, que forma parte del Smithsonian Institute, pasó por varias exposiciones, entre ellas la denominada “Our Peoples”, ubicada en una galería en el cuarto piso del recinto, y la muestra “The Great Inka Road”, donde se exhibió hasta su devolución.
“Recién en los últimos tres años nos pusimos de acuerdo el Ministerio de Cultura, la Cancillería y la Municipalidad del Cusco para hacer el pedido oficial al Smithsonian –explica el ministro Neyra–. Y ha sido particularmente importante incluir el reclamo de varios dirigentes de comunidades del Cusco, pues la solicitud tiene el peso de provenir de los propios pueblos”.
De hecho, la propia directora en funciones del Museo Nacional de los Indios Americanos, Machel Monenerkit, se refirió al compromiso de la institución para respetar los reclamos de los pueblos indígenas sobre sus bienes culturales. “Perú conmemora 200 años de independencia, y es en reconocimiento a este importante evento y al tremendo significado que tiene este escudo para los peruanos que nos sentimos orgullosos de sellar este momento juntos. Esta devolución es coherente con nuestra misión de facilitar la continuidad y renovación de tradiciones culturales indígenas”, dijo Monenerkit.
INVALUABLE RESCATE
El emblema cusqueño fue repatriado desde Estados Unidos el último jueves, en valija diplomática. Fue en Torre Tagle donde se realizó la primera revisión y verificación de su estado, que es bastante bueno. Ayer viernes, en el Salón Dorado de Palacio de Gobierno y con la presencia del presidente Francisco Sagasti, se hizo oficial la entrega por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores al Ministerio de Cultura, sellando así su exitosa recuperación.
¿Cuál será el lugar que albergue a la importante pieza? “En principio, como está bajo custodia del Ministerio de Cultura, iría al Museo Histórico Regional del Cusco”, indicó a El Comercio el ministro Neyra, en referencia al museo ubicado en la Plaza Regocijo, que fuera la casa del Inca Garcilaso.
Aunque todavía no hay una fecha confirmada para su presentación e instalación, se espera que coincida con las celebraciones del Inti Raymi, el próximo jueves 24 de junio. “Por ser una pieza tan representativa, esta debe de ser, al menos simbólicamente, la recuperación más importante que haya hecho el Estado peruano en mucho tiempo”, agrega Neyra. Los dioses incas no pudieron haberse alineado en mejor momento.
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