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Carlos Umaña: “Atacar a Irán fue como tratar de apagar un incendio con gasolina”
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La reciente escalada entre Israel e Irán, a la que finalmente se unió Estados Unidos, puso al mundo en vilo no solo por el riesgo de una guerra mayor en Medio Oriente, sino porque, una vez más, un conflicto tuvo como telón de fondo la amenaza nuclear. Si bien las partes involucradas han rebajado las tensiones, quedan motivos para estar alerta.
El médico costarricense Carlos Umaña, líder de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) –que en el 2017 ganó el Premio Nobel de la Paz– y de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, expresa su preocupación por el ataque contra las instalaciones nucleares iraníes que, considera, terminarán por alejar a Teherán de las negociaciones para su desnuclearización.
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— Los últimos conflictos internacionales han tenido en algún punto la mención de una amenaza nuclear. ¿Es solo una forma de disuasión o se trata de un armamento cada vez más atractivo?
Hay que ver dónde han sido los conflictos y quiénes los han iniciado. En realidad, son los países nucleares los que están detrás de esos conflictos. India y Pakistán tienen armas nucleares, Rusia también. En la última escalada en Medio Oriente, los ataques fueron perpetrados por dos Estados nucleares, Israel y Estados Unidos. Vemos, por un lado, cómo las armas nucleares envenenan las relaciones internacionales porque les dan a los países que las tienen la idea de que ellos son intocables y pueden hacer lo que quieran. Y, por otro lado, se refuerza el mensaje de que las armas nucleares son necesarias para la seguridad.
— EE.UU. se unió a los ataques de Israel contra Irán afirmando que quería frenar el programa nuclear de Teherán. ¿Es la república islámica un peligro latente para el mundo?
No, porque Irán todavía no tiene armas nucleares y había indicios de que con la diplomacia otra vez se podía llegar a la desnuclearización. Según los informes de inteligencia de Estados Unidos de marzo, y el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), si bien Irán había enriquecido el uranio, no había indicios de que hubiera un programa armamentístico. Decir que existía una amenaza inminente, es decir que ya tenían las armas nucleares prácticamente por ensamblar, no es cierto. Como mucho, según los expertos, Irán está a un año de poder tener la capacidad de desarrollar armas nucleares, pero en realidad son cinco o diez años.
— ¿Qué opina del uso de la fuerza para impedir que los países adquieran armas nucleares?
Es una falacia que se pueda conseguir la paz a través de la fuerza. La paz no se consigue a través de imposiciones, ni a través de la fuerza o amenazas. Eso ya lo hemos visto en la historia una y otra vez. Incluso si la intención ahora era debilitar al régimen iraní, pues es lógico que un ataque extranjero lo que hace es lo opuesto. Atacar a Irán fue una torpeza tremenda a escala internacional, porque se trae abajo el trabajo diplomático que ya se estaba haciendo para desnuclearizar a Irán, y se trae abajo también el trabajo que estaba haciendo la oposición iraní, porque esto refuerza también al régimen. Este ataque fue como tratar de apagar un incendio con gasolina.
— Irán se encamina a poner fin a su cooperación con la agencia nuclear de la ONU. ¿Qué implicará eso?
Todos los países que pertenecen al régimen de no proliferación se someten a revisiones del OIEA. Es una mala señal que Irán ya no esté dispuesto a participar en los controles. Por otro lado, también se está poniendo en peligro el régimen de no proliferación porque ni Israel ni Estados Unidos estaban reconociendo la legitimidad de los informes del OIEA.
— Según el OIEA, las centrífugas de la instalación nuclear de Fordo ya no funcionan. ¿Qué tan debilitado ha quedado el programa nuclear iraní?
Es difícil saberlo. Un informe de la propia inteligencia de Estados Unidos dijo que los ataques cuando mucho retrasaron el programa iraní meses, ni siquiera años o décadas. Eso indica que las centrífugas, ya sea las que estaban en Fordo u otras en ubicaciones ocultas, todavía están funcionando. No me sorprendería que ese fuera el caso y que Irán tuviera más capacidad de enriquecimiento de uranio y que, a raíz de estos ataques, terminará desarrollando armas nucleares, lamentablemente. Es frustrante porque el compromiso internacional era crear una zona libre de armas de destrucción masiva en Medio Oriente y en la práctica cada vez nos alejamos más de eso y nos acercamos más a un riesgo nuclear.
— ¿Cómo afecta este riesgo a Latinoamérica, una región libre de armas nucleares?
Al conformar la primera zona libre de armas nucleares, Latinoamérica apostó por la paz. Sin embargo, una guerra nuclear a gran escala afectaría a todo el mundo. Aparte de las decenas de millones de muertos y cientos de millones de heridos, se destruiría la capa de ozono, la radiación se esparciría globalmente y luego subiría una gran cantidad de hollín a la estratósfera que bloquearía la luz solar y se produciría un invierno nuclear, un evento prácticamente apocalíptico del que no se escaparía ningún rincón del mundo.
— ¿Hacia dónde se encamina la humanidad si se mantiene el tono de los últimos conflictos?
Estamos ante una encrucijada. Tenemos las herramientas y el conocimiento para garantizar la prosperidad de absolutamente toda la raza humana, pero también tenemos las herramientas y el conocimiento y las políticas y la agresividad para crear nuestra propia destrucción. En este momento, estamos ante una crisis política muy grave que podría llevarnos en la dirección equivocada. Es necesario que la gente despierte y se involucre en la condena de las armas nucleares y exija a los países que se apunten a la desnuclearización. No es un riesgo inevitable, como un asteroide o una catástrofe natural, es una crisis política y un invento humano que podemos y debemos detener.










