La explosión en Corea del Norte de una oficina usada para comunicarse con Corea del Sur ha marcado una nueva tensión entre ambos países. Esta acción fue realizada por orden del líder Kim Jong-un y no dejó muertos ni heridos, sin embargo, muestra un acelerado deterioro en las relaciones entre Pyongyang y Seúl.
La oficina tenía un importante valor simbólico. Se creó como parte del acercamiento de ambos países en 2018. Su detonación ocurrió tras el anuncio de Corea del Norte de cortar sus comunicaciones con Corea del Sur.
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Hace unos días, la hermana de Kim Jong-un, Kim Yo-jong, había realizado una amenaza que en su momento causó mucho misterio. “Dentro de poco la inútil oficina de relaciones entre el Norte y el Sur quedará completamente destruida”, dijo. Se informó que el recinto estaba vacío debido a la pandemia del coronavirus.
Corea del Norte viene mostrando hostilidad hacia su vecino con una serie de ataques verbales desde hace un mes. Incluso llamaron “enemigo” a Corea del Sur.
La administración de Kim Jong-un también ha mostrado su incomodidad por un grupo de desertores que desde Corea del Sur envían folletos propagandísticos en globos o en botellas por un río.
La agencia de noticias norcoreana NKCA indicó que el edificio fue “destruido por una terrible explosión” el martes como respuesta de “la fuerza del pueblo para obligar a la escoria humana (en referencia a los disidentes norcoreanos) y quienes les han dado cobijo a pagar muy caros sus delitos”.
Por su parte, Kim Yo-jong exigió al gobierno de Corea del Sur que castigue a los desertores, a quienes calificó como “traidores”, “escoria humana” e “indeseables que se atrevieron a dañar el prestigio absoluto de nuestro Líder Supremo que representa a nuestro país y su gran dignidad”.
La mencionada propaganda suele criticar a Kim Jong-un en relación a temas de derechos humanos o por su programa nuclear.
Además, Corea del Norte considera que los folletos violan un acuerdo establecido en 2018 entre Kim Jong-un y su par de Corea del Sur Moon Jae-in.
Según CNN, este acuerdo indica que ambos países debían cesar “todos los actos hostiles y eliminar sus medios, incluida la transmisión a través de altavoces y la distribución de folletos” a lo largo de su frontera compartida.
Un día antes del estallido de la oficina, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, pidió a su vecino que no dejen cerrada la ventana del diálogo. En respuesta, Corea del Norte dijo que su ejército está “totalmente preparado” para actuar.
Cheong Seong-chang, director del Centro de Estudios Norcoreanos del Instituto Sejong de Seúl, dijo a AFP que “Corea del Norte está frustrada por el hecho de que el sur no proponga un plan alternativo para relanzar las negociaciones entre Estados Unidos y el Norte, dejándola sola para crear un clima propicio a la reanudación”.
“Por eso llegó a la conclusión que el Sur fracasó en tanto que mediador en el proceso”, agregó.
Por su parte, el corresponsal de la BBC en Seúl, Laura Bicker, aseguró que “Corea del Sur prometió frenar el lanzamiento de propaganda”.
“A pesar de que Seúl ha intentado frenar a los activistas, argumentando que su actividad pone en peligro a los residentes que viven cerca de la frontera, los envíos han continuado”, menciona el medio inglés.
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