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Trump ordena la salida de EE.UU. de la Unesco: ¿cómo cómo afecta a la agencia de la ONU y con qué otras se tomó la misma decisión?
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El gobierno de Donald Trump anunció el 22 de julio que Estados Unidos se retirará de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el 31 de diciembre del 2026. Esta medida, lejos de ser sorpresiva, se enmarca en una serie de decisión del republicano sobre agencias que “no se alinean con los intereses de Estados Unidos”.
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La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, anunció a través de un comunicado que ya habían notificado la medida a la directora general de Unesco, Audrey Azoulay. El gobierno de Trump acusó a la institución de centrarse excesivamente en una “agenda ideológica globalista”, en referencia a los objetivos de sostenibilidad de la ONU.
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Bruce también cuestionó que la Unesco haya reconocido a Palestina como Estado y considero “altamente problemático” que haya admitido al territorio como miembro pleno, lo que generó “la proliferación de retórica antiisraelí dentro de la organización”.
En respuesta, Azoulay también emitió un comunicado lamentando la “previsible” decisión de la Administración Trump y rechazó las razones brindadas por el mandatario asegurando que “la Unesco representa hoy un espacio único de consenso para un multilateralismo concreto y orientado a la acción”.
Pero, además, aseguró que la organización se había venido preparando para este momento durante los últimos años. “Gracias a los esfuerzos impulsados por la Organización desde 2018, se ha compensado la tendencia a la baja de la contribución estadounidense, que ahora representa únicamente el 8% del presupuesto total de la Organización, comparado con algunas agencias de las Naciones Unidas, cuya contribución constituye hasta un 40%”, indicó.
“Tiene un impacto pero no es devastador. Por otro lado, es cierto que estas organizaciones parecen tener una agenda inclinada a la izquierda, lo cual generó condiciones que dificultaron que los moderados de distintos países la defiendan. Es necesario que hagan un acto de mea culpa también porque se han convertido en activistas de causas en particular en lugar de promover los valores y principios por los que fueron fundados”, señala a El Comercio el analista de política internacional Patricio Navia.
“Estas agencias que debieron ser técnicas tomaron un rumbo político que se opone a las ideas de Trump y en Estados Unidos los votantes lo eligieron a él, así que tiene derecho a implementar la agenda que proclamó durante su campaña”, agrega el experto.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue creada el 16 de noviembre de 1945 con 41 países firmantes, entre ellos Estados Unidos.
Su misión principal, según su propia constitución, es la de "contribuir a la paz y a la seguridad fomentando la colaboración entre las naciones mediante la educación, la ciencia y la cultura, con el fin de afianzar el respeto universal a la justicia, los derechos humanos y las libertades fundamentales proclamadas en la Carta de las Naciones Unidas".
Actualmente la agencia con base en París opera en cinco grandes programas: Educación, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Humanas, Cultura y Comunicación/Información.
Esta prevención en cuanto a la dependencia presupuestaria de Estados Unidos responde a que Trump ya había ordenado la salida de su país de la Unesco durante su primer mandato.
En octubre del 2017, el Departamento de Estado anunció la retirada de Estados Unidos desde el 31 de diciembre del 2018 alegando que eran necesarias “reformas fundamentales” en la agencia.
Dicha medida se mantuvo hasta julio del 2023 cuando el Congreso estadounidense aprobó el reingreso del país a la Unesco y continuar con el pago de la deuda.
Dicha deuda responde a los aportes que debe hacer cada estado miembro a Unesco, los mismos que Estados Unidos suspendió tanto en el periodo 2018 - 2023 como entre 1984 y el 2003.
La decisión que se extendió por casi veinte años fue tomada por el también republicano Ronald Reagan, quien afirmaba que la agencia era corrupta y prosoviética.
Recién en el 2003, con George W. Bush en la Casa Blanca, Estados Unidos volvió a formar parte de Unesco.
- "EE.UU. primero"-
Este tipo de decisiones se enmarcan en una política exterior bautizada por la Administración Trump como “Estados Unidos primero” y que mediante un decreto emitido el 4 de febrero ordena revisar todas las organizaciones internacionales en las que participan para presentar un listado de aquellas “contrarias a los intereses nacionales”.
Bajo ese criterio, el 21 de enero ya había ordenado la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde enero del 2026.
Hizo lo propio con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y con la agencia para refugiados Acnur. Mientras que el 9 de mayo activó la Enmienda Kemp‑Kasten para cancelar de forma permanente los fondos de Estados Unidos a la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva (UNFPA).
“Y no olvidemos el cierre de la agencia USAID o la retirada del Acuerdo de París. Esta decisión (de abandonar la Unesco) Trump la venía anunciando desde su campaña, pero lo que podría originar con ella es que otros países hagan lo mismo. Entonces, todas estas políticas o instituciones de globalización se van a debilitar durante los siguientes cuatro años”, advierte Navia.
El experto considera, además, que la salida estadounidense de Unesco y otras agencias podría alentar a un efecto en cadena entre sus aliados. Por el momento, Israel -que acompañó la decisión de la primera gestión de Trump y abandonó Unesco el 1 de enero del 2019- ha celebrado la decisión.
Su canciller, Gideon Sa’ar, calificó como “un paso necesario, destinado a promover la justicia y el derecho de Israel a un trato justo en el sistema de la ONU”.
“Considero que podríamos ver decisiones más o menos similares en los gobiernos que son ideológicamente afines a Trump, como Argentina, Hungría o El Salvador. Si bien no contribuyen tanto económicamente a la Unesco, su presencia es importante porque el poder de la agencia radica en que la gran mayoría de estados del mundo son miembros”, agrega Navia. “Otro escenario es que no hayan más países que se salgan pero que al ver que Estados Unidos no paga sus cuotas tampoco estén dispuestas a hacerlo y comprometan el financiamiento de Unesco”.







