Los problemas se acumulan para Joe Biden: además del fuerte aumento de casos de covid, el presidente de Estados Unidos veía el lunes desvanecerse la esperanza de un acuerdo sobre su gigantesco plan para preparar al país para los retos del siglo XXI.
De regreso a la Casa Blanca tras un fin de semana con su familia en Delaware, el presidente estadounidense, portando una mascarilla negra, caminó hacia el Despacho Oval sin dirigir una palabra ni una mirada a los periodistas que lo esperaban al descender del helicóptero.
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Su agenda pública prevé que hablará sólo el martes en la tarde sobre el brote de la variante ómicron del coronavirus que está arrasando en Estados Unidos, con su cuota de cancelaciones de espectáculos y eventos deportivos, de filas interminables frente a centros para pruebas diagnósticas y escuelas que cierran al menos temporalmente.
Biden “no anunciará el confinamiento” de Estados Unidos, dijo el lunes su portavoz, Jen Psaki, pero tomará “medidas” para fomentar la vacunación y mejorar la detección del virus.
El presidente demócrata, elegido en gran parte con la promesa de poner fin a una pandemia que deja por ahora más de 800.000 muertos en Estados Unidos, parece impotente ante esta nueva ola.
A nivel federal, no tiene mucho margen para imponer medidas restrictivas. Y las pocas que ha tomado, incluida la vacunación en grandes empresas, se topan con procesos judiciales, además de avivar los discursos de la oposición republicana sobre un atentado a las libertades individuales.
Joe contra Joe
Esta impresión de un presidente paralizado, cuando está por cumplirse un año de su toma de posesión, se ve reforzada por su impotencia frente a un legislador de un estado rural de solo 1,7 millones de habitantes y de su propio Partido Demócrata.
Joe Manchin, senador de Virginia Occidental, dijo el domingo que no respaldará el plan de Biden “Reconstruir mejor” (Build Back Better, BBB, en inglés). Su voto es crucial para que se apruebe la inicitiva, que prevé 1,75 billones de dólares para reformas sociales y para favorecer que Estados Unidos prospere frente al cambio climático y la competencia de China
Es un golpe casi fatal para este proyecto legislativo que promete transformar en profundidad los engranajes económicos y sociales de Estados Unidos, permitiendo al mismo tiempo que la primera potencia mundial mantenga sus objetivos climáticos.
El presidente de 79 años hasta ahora se limitó a enviar un tuit, en el que asegura estar “más decidido que nunca” a defender este proyecto.
“La lucha por ‘Reconstruir mejor’ es demasiado importante como para rendirse, encontraremos un camino a seguir el próximo año”, dijo el lunes Psaki, sin dar más detalles.
La vocera de Biden insinuó, sin embargo, que el presidente podría usar su poder ejecutivo a falta de un gran proyecto legislativo.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, buscó el lunes levantar el ánimo: “Vamos a votar una versión revisada” del BBB ya “aprobado por la Cámara de Representantes, y seguiremos votando hasta que tengamos algo”.
¿Pero, qué puede quedar de la iniciativa legislativa más importante sin el apoyo de Manchin?
“Reformas muy, muy ambiciosas”
El senador reiteró el lunes que no votaría a favor de estas “reformas muy, muy ambiciosas”.
El BBB apunta a reducir el costo de guardería y de medicamentos, mejorar el poder adquisitivo de los hogares y fomentar la compra de vehículos eléctricos.
Este centrista que amasó una fortuna con los combustibles fósiles teme un efecto inflacionario y considera que las ayudas deberían ser más focalizadas.
Sin él, no habría mayoría demócrata en el Senado. E imposible contar, como hizo recientemente Biden para la adopción de un enorme plan de gastos en infraestructura, con los votos de la oposición: los republicanos consideran que el BBB inclinaría a Estados Unidos al “socialismo”.
En un comunicado de virulencia sin precedentes, la Casa Blanca criticó el domingo “un cambio repentino e inexplicable” y una “violación” de los compromisos de Manchin.
Este giro erosiona aún más el crédito político de Biden, cuyo índice de aprobación ya es muy bajo, a un año de las elecciones legislativas de mitad de período que podrían ser una debacle para los demócratas.
Biden, un exsenador que se enorgullece de haber dominado el juego parlamentario como ningún otro, habló en varias ocasiones con Manchin y la Casa Blanca lo rodeó de atenciones, para disgusto de los progresistas, que se sienten estafados.
“Es hora de quitarse los guantes y gobernar”, tuiteó el lunes la congresista demócrata Alexandra Ocasio-Cortez, una de las caras más conocidas del ala izquierda.
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