“¿Te imaginas lo que es irse a la cama sin saber si al despertar todavía tendrás dos hijas?”.
Jane Cannon pronunció estas palabras “horriblemente proféticas” en una reunión con un consejero menos de 48 horas antes de que su hija Sam Gould se quitara la vida.
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Trágicamente, la hermana gemela de Sam, Chris, también se suicidó unos meses después.
Mientras se llevan a cabo investigaciones para examinar lo que sucedió, Jane y su esposo Ian Gould se preguntan qué más se podrían haber hecho para salvar a sus hijas.
Al crecer en Sawbridgeworth (Inglaterra) eran “niñas normales, sanas y felices”, dice Jane.
Nacidas en noviembre de 2001, eran brillantes desde edad temprana.
Ian Gould, quien también es gemelo, dice que su filosofía como padres era “exponerlas a tanta diversión y actividad como fuera posible”.
Hablan de las chicas que bailan ballet junto a la piscina durante sus vacaciones en Egipto, de su pertenencia a varios equipos deportivos y de su “pasatiempo de toda la vida”, montar a caballo.
Sin embargo, Ian y Jane señalan que hubo señales tempranas en su infancia de que las cosas “no estaban bien”.
Esto incluyó a Sam sacándose las pestañas, las cejas y el cabello. Las niñas obtuvieron los puntajes más bajos que había visto su escuela en las pruebas psicométricas.
“Solo somos padres. No estamos capacitados para entender lo que estaba pasando y, lamentablemente, ninguno de los profesionales tampoco lo hizo”, dice Jane.
En 2014, cuando la familia vivía en Fulbourn, algunos amigos expresaron su preocupación porque Sam y Chris estaban publicando “pensamientos suicidas y anoréxicos” en las redes sociales.
Un año después, se descubrió que Sam se había autolesionado.
Ian, que trabajaba para una empresa de propiedad intelectual, y Jane, entonces directora de un departamento del Ministerio del Interior que había recibido un nombramiento de la reina, se sintieron “completamente indefensos”.
Decidieron dejar sus carreras para concentrarse en ayudar a sus hijas.
A los 14 años, en mayo de 2016, Chris intentó quitarse la vida.
El mes siguiente, Chris reveló que ella y Sam habían sido abusadas sexualmente desde los 5 años hasta la adolescencia, y nombró a su presunto abusador.
Jane dice que la revelación los dejó en “total shock”.
“No quiero que malinterpretes las palabras de no creer, porque en ningún momento no les creímos, pero eso es lo que tu cerebro te dice: ‘Esto no puede ser verdad’”.
“Hemos hecho todo lo posible para proteger a nuestras niñas; ¿cómo puede haber estado sucediendo esto y no saberlo?”.
En cierto sentido, este momento les brindó una oportunidad.
“Pensamos ‘eso es, esa es la respuesta que hemos estado buscando’, por qué dos chicas que tenían todo a su favor se están desmoronando”.
La policía de Hampshire investigó el caso pero, en un momento en que las niñas estaban luchando con sus problemas de salud mental, no querían presentar pruebas en video, que según Ian era la única opción que se les ofrecía.
Los oficiales cerraron el caso a fines de 2016, sin haber entrevistado al presunto abusador.
“Tuvimos que decirles a las chicas que la policía no iba a hacer nada al respecto, que ni siquiera iban a entrevistarlo”, dice Ian.
“Eso es lo que realmente se queda en mi mente”.
Chris y Sam se sintieron “invalidadas y no creídas”, añaden sus padres.
Las niñas eran las “mejores defensoras” de las demás y eran “ferozmente, ferozmente leales”, dice Jane.
Ambas pasaron tiempo en unidades de salud mental como pacientes internadas, pero fueron separadas, de acuerdo con el procedimiento estándar con los hermanos.
A pesar de estar a 113 km la una de la otra, estaban decididas a permanecer en contacto.
Pero Chris fue trasladada a una unidad diferente que no permitía ninguna forma de comunicación, lo que sus padres dicen que fue “la peor separación”.
Ian y Jane lucharon para que sus hijas fueran diagnosticadas con una enfermedad mental específica, a pesar de mostrar signos de un trastorno límite de la personalidad emergente.
Jane cuenta que parecía que el trastorno era un “diagnóstico de Voldemort” para las niñas, comparándolo con el personaje de Harry Potter que no puede ser nombrado.
“Como no quisieron nombrarlo, no pudimos educarnos al respecto”, indica.
“Las chicas estaban desesperadas por saber qué les pasaba, ellas mismas lo decían: ‘¿Por qué me siento así, qué me pasa?’”.
“Los profesionales se negaron a darles una respuesta, aunque, con el paso del tiempo, la respuesta se hizo cada vez más clara [sobre su diagnóstico]”.
Ambas chicas tenían una pasión por la música rock y la familia fue al festival de Reading en agosto de 2018.
El 1 de septiembre, Sam y sus padres vieron una película juntos y todo parecía normal.
Pero en las primeras horas de la mañana, su madre la encontró muerta. Tenía 16 años.
La muerte de Sam tuvo un profundo impacto en Chris, quien vio a los paramédicos tratar de resucitarla.
Chris durmió una noche en la cama de su hermana, pero nunca más se sintió capaz de pasar la noche en la casa familiar. En noviembre cumplió 17 años, el primero y único cumpleaños sin Sam.
Sus padres estaban “muy agradecidos” por el nivel de flexibilidad, después de la muerte de Sam, ofreció la unidad de salud mental cercana, algo que normalmente no hacían.
Chris se convirtió en algo “más parecido a un paciente externo”.
Pero, trágicamente, Chris se suicidó el 26 de enero de 2019, cuatro meses después que su hermana.
Cuando se les pregunta qué impacto tuvo la muerte de Sam en Chris, Ian y Jane dicen casi al unísono que eso “la mató”.
Jane agrega: “A partir de ese momento, le diría a cualquiera... era un caso de ‘cuándo’ y no ‘si’ iba a reunirse con su hermana”.
“Toda nuestra vida giró en torno a ‘¿cómo podemos tratar de hacer que la vida de Chris valga la pena? ¿Cómo podemos mantenerla viva para ayudarla a ver que puede ser una gemela sobreviviente y hacer una vida por sí misma?’”.
“A pesar de que todavía tenía problemas de salud mental, durante 2018 había comenzado a recuperar el rumbo de su vida. Si Sam no hubiera muerto, ahora estaría en la universidad haciendo algo fantástico, y no tenemos ninguna duda al respecto”.
En la investigación de las causas de la muerte de Chris el mes pasado, los profesionales aceptaron que había “inconsistencias” en su diagnóstico, algo que el forense descubrió que había sido “confuso” para Chris.
El forense, Nicholas Moss, dijo que la unidad de salud mental parecía “reacia” a usar el término trastorno límite de la personalidad en adolescentes, como Sam y Chris.
Dijo que esto era evidente “incluso cuando una segunda opinión altamente especializada había respaldado” ese diagnóstico, y advirtió que había “riesgos” asociados con esa renuencia.
En sus hallazgos de 62 páginas, Moss indicó que el suicidio de Chris no significó que los profesionales o sus “padres devotos” le hubieran fallado.
“Más bien, demuestra el daño generalizado y traumático causado por el presunto abuso, horriblemente amplificado, en el caso de Chris, por el suicidio de su hermana”, dijo.
Ian y Jane repiten sus palabras. “Todos los profesionales que trataron con las niñas dijeron lo mismo: su muerte fue causada por su enfermedad y su enfermedad fue causada por el abuso sexual”, afirma Jane.
Después de la muerte de las niñas, y luego del trabajo policial adicional, se le envió una carta al presunto abusador para alertarlo del hecho de que había una acusación.
La Fiscalía dijo que no había pruebas suficientes para presentar cargos.
El forense expresó su preocupación de que “no hubo seguimiento” de Sam y Chris mientras aún estaban vivas, para mantener abierta la opción de proporcionar un testimonio en una etapa posterior, para ser utilizado como prueba.
Añadió que no había ninguna orientación sobre lo que debería comunicarse a las presuntas víctimas de abuso sexual infantil “que padecen enfermedades mentales y que inicialmente no están dispuestas a proporcionar un testimonio como evidencia”.
El Consejo Nacional de Jefes de la Policía Nacional está revisando su orientación “para ver si existen lagunas que deban abordarse”.
La policía de Hampshire dijo de su investigación: “No había pruebas suficientes en este caso para proporcionar una perspectiva realista de condena, y la decisión de no tomar más medidas tuvo en cuenta los deseos de las víctimas y las preocupaciones más amplias de la familia en ese momento”. "
Dijo que después de las muertes había cambiado la forma en que se manejan casos similares.
La policía de Cambridgeshire señaló que había reforzado su enfoque para investigar el abuso sexual infantil y estaba revisando los hallazgos del forense.
Una portavoz de la fundación que dirige la unidad de salud mental indicó que también revisaría los hallazgos del forense y que los cambios que había hecho incluían un nuevo servicio para jóvenes en crisis de salud mental.