Las multitudinarias marchas en defensa de la educación pública que este martes 23 colmaron las calles de Buenos Aires y otras ciudades de Argentina se convirtieron en la mayor movilización registrada hasta ahora contra el plan de ajuste del presidente libertario Javier Milei. Un día después de las manifestaciones, el gobierno se vio obligado a reconocer errores de comunicación y a garantizar que las universidades públicas no van a cerrar.
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Sin embargo, Milei reforzó su retórica de los últimos días y afirmó que las marchas están siendo usadas con fines políticos. El mandatario aseguró que los actores políticos y sindicales que participaron en las grandes movilizaciones a favor de las universidades públicas “no defienden la educación” sino “sus privilegios” y “utilizan a la sociedad para hacerlo”.
“Ayer vimos como una vez más aquellos que pretenden seguir viviendo a expensas de los argentinos se montaron sobre una mentira para promover sus intereses”, remarcó el jefe de Estado, quien aclaró que su Ejecutivo “en ningún momento (…) insinuó la intención de cerrar las universidades nacionales”.
La tensión con las universidades aumentó con la decisión del gobernante de mantener el presupuesto nacional del 2023, pese a una inflación interanual de casi 288% en marzo, lo que ha llevado a las autoridades universitarias, especialmente las de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires (UBA) a denunciar que la resolución oficial está afectando seriamente su funcionamiento. El centro de estudios advirtió que podría cerrar sus puertas a mediados de año.
El Comercio conversó sobre el impacto de las manifestaciones con Juan Negri, politólogo argentino en la Universidad Torcuato di Tella, quien considera que mantener en la mira a la educación pública significaría una batalla bastante irracional para el gobierno de Milei.
— ¿Qué nos dice la magnitud de las protestas sobre lo que han causado las políticas de ajuste del gobierno en el sector educación?
Yo creo que señala la primera advertencia de la sociedad argentina al presidente Milei. El presidente decidió involucrarse con un tema muy sensible para las clases medias de Argentina, como es la cuestión de la educación, sobre todo la educación pública, que en Argentina es un símbolo de movilidad social ascendente. Esta movilidad social tal vez no es tan fuerte como en el pasado, pero para muchos sigue siendo una cuestión aspiracional.
El presidente, por cuestiones ideológicas, decidió dar esta batalla en la que se discute poco dinero, unos 60 millones de dólares, que no es mucho. Yo creo que es una decisión producto del extremismo y el dogmatismo ideológicos. Y esto fue una advertencia de la sociedad a un presidente que hasta ahora estaba en la cresta de la ola en términos de popularidad y de la aceptación social de sus medidas. Hoy se abre un signo de interrogación sobre cuál va a ser la relación en adelante entre el presidente y la sociedad. Nos hace preguntar si se acabó la luna de miel o no.
— El gobierno tuvo que negar que el cierre de universidades públicas esté en agenda. ¿Cómo evalúa la reacción del Ejecutivo de Milei a las manifestaciones y cuál cree que será su estrategia para lo que viene?
Yo creo que el gobierno se dio cuenta de que esta iba a ser una marcha muy importante la noche anterior. La noche del lunes el presidente decidió dar un mensaje por cadena nacional, fue un mensaje incomprensible, en el que no hubo ningún anuncio. Creo que Milei quería mantener la centralidad del escenario político en vísperas de la marcha, a sabiendas de que iba a ser muy importante. Y el presidente acaba de dar un mensaje que calma las aguas, un mensaje que podría haber dicho antes y nunca lo hizo. Él dice que las universidades nacionales no van a cerrar, asegura que va a haber financiamiento. Eso podría haberlo dicho hace tres meses. Ahora está claramente influido por el resultado de la marcha. En el mejor de los casos, el presidente desiste, deja de insistir con este tema que solo le trae problemas y podría focalizarse en la economía, donde aparentemente le está yendo bien, según los primeros números. Si hace eso, yo creo que la protesta no va a tener grandes costos políticos para él.
Yo remarco algo que me es importante y es que el presidente tiene un método de gobernar muy confrontacional. Hoy es la educación pública, mañana puede ser otro tema, pero es una modalidad que le va a traer muchos problemas en el futuro.
— Milei analizó las marchas en todo el país en clave política y apuntó contra rivales como Sergio Massa o Cristina Fernández de Kirchner, a quienes acusa de usar el tema de la educación para promover sus propios intereses. ¿Ve un aprovechamiento político de ciertos sectores?
Sí, claramente. Es decir, a la marcha también concurrieron fuerzas políticas, fuerzas opositoras, sectores del peronismo, sectores sindicales, partidos políticos de izquierda. Eso es obvio. No debería sorprendernos, siempre funciona así. Las marchas son muy heterogéneas y bajo una misma consigna pueden convivir varias agrupaciones. Está claro que hay montones de sectores que se plegaron a la marcha simplemente para hacer número en contra de Milei. A mí no me parece algo censurable, así funciona la democracia, pero sería ingenuo no reconocer que había sectores que estaban ahí que no tenían que ver directamente con el tema de la educación.
— Como mencionó, la educación pública es uno de los pilares de la sociedad argentina. ¿Qué consecuencias puede tener para Milei y su gobierno el descontento en ese sector?
Depende de hacia dónde va esa discusión. El presidente tiene una posición muy dogmática y muy ideológica en este tema. Él está convencido de que en las universidades públicas hay lavado de cerebro, que son usinas de formación de cuadros de izquierda. Tiene un desprecio muy profundo por el sistema científico y tecnológico, por las contribuciones que el sistema científico y tecnológico pueden hacer al país. Yo no espero que él diga que se equivocó y cambie de opinión, eso no creo que pase. Ahora, si él desiste de esa línea y se focaliza en otros temas como la economía, yo creo que puede salir indemne de esta pequeña crisis porque, primero, no hay nadie en la oposición que pueda catalizar este descontento y, en segundo lugar, creo que los números de la economía, sobre todo la inflación, si le va bien, le puede favorecer. Ahora, si continúa con esa actitud confrontacional en el futuro puede volver a tener problemas. Más allá del tema de fondo, el método es lo que le puede traer muchos problemas.
— El Ejecutivo mantiene su intención de que los centros educativos sean auditados. ¿Ve algún acuerdo con la UBA, que a su vez denuncia que la resolución oficial está afectando seriamente el funcionamiento de sus distintas facultades?
No veo un acuerdo cercano. Creo que la marcha empoderó a los sectores vinculados a la universidad pública, a las universidades nacionales, no solamente la UBA. Entonces creo que las universidades han quedado fortalecidas. Yo no creo que sea de la magnitud como lo señala Milei, pero sin dudas hay sospechas de algunos manejos irregulares en algunas universidades nacionales. Eso yo creo que es cierto. Creo que sería positivo que hubiese algún tipo de acuerdo en relación a un cierto tipo de auditoría, pero habrá que ver cómo reaccionan la UBA y el resto de las universidades nacionales. Pero yo creo que las universidades quedaron muy fortalecidas después del martes.