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Ruinas y devastación: La vida destrozada de los gazatíes que regresan a sus casas y no encuentran nada
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Las ruinas y escombros que inundan este domingo las calles de la ciudad de Gaza ofrecen un panorama desolador a las miles de personas que, desde el exilio en el sur del enclave, regresan a sus hogares con la esperanza de encontrar en pie algún vestigio de su vida antes de la ofensiva israelí.
Es el caso de Samar y su familia, que esta noche lograron llegar a la que fue su casa durante años en la capital gazatí, asediada hasta hace dos días por el Ejército israelí, y que hoy no es más que unas pocas paredes cubiertas de polvo que apenas se tienen en pie.
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“Mi hija empezó a llorar cuando llegamos anoche”, cuenta a EFE esta madre gazatí de 44 años que confiesa que no esperaba encontrar tanta destrucción al regresar a la calle Al Jalaa donde se encuentra su casa y hasta donde las tropas israelíes llegaron en su ofensiva para tomar la urbe.
Cuando comenzaron los bombardeos para invadirla a finales de agosto, Samar huyó de la ciudad de Gaza junto a sus siete hijos hacia el sur, un trayecto que tuvieron que hacer a pie.

Explica que su hija, que no se separa de las faldas de su madre, le pidió volver a la playa donde se habían refugiado al volver ayer a su casa y contemplar la devastación. “Pero le dije que al día siguiente íbamos a limpiar todo”, añade.
No quiere volver al sur porque su familia no tiene una tienda de campaña y, ahora que llega el invierno, esperaba hallar ropa de abrigo para sus hijas entre los restos de su vivienda, pero no ha encontrado “nada”, se lamenta.
Hoy es el primer día que llueve en Gaza desde hace meses y, lo que debería ser una buena noticia, es otra preocupación más para Samar, que no encuentra resguardo para su familia.
Un refugio entre montañas de escombros
Tras el cese de los ataques israelíes, el incesante estallido de las bombas ha dejado paso al ruido de las palas que se afanan por despejar las calles de escombros y de restos de cascotes que caen desde los edificios.
Algunos buscan entre los escombros los pocos objetos que han sobrevivido a los proyectiles. Una niña rebusca entre un montón de ropa hasta hallar unos libros y papeles. Otro hombre le entrega a su hijo unos cojines que en algún momento formaban para de un sofá.
En medio del océano de destrucción que es ahora Gaza, un anciano observa imperturbable desde una silla de plástico azul -única nota de color entre el gris de los restos de edificios- los esfuerzos de los palestinos por devolver la vida a su ciudad.
“Imaginate que después de tres semanas vuelves a tu barrio y encuentras toda esta destrucción”, se lamenta a EFE Haizam Hani Mohamed el Farran.
Sentado sobre las ruinas de su casa en el barrio de Sheij Raduan de la capital, explica que su padre y sus tíos construyeron la vivienda “piedra por piedra” durante cuarenta años: “Y al final, en segundos, la casa se vino abajo”.
Varios de sus familiares permanecen en el sur, en Jan Yunis y Zawaida, hasta que Haizam encuentre un lugar en el que cobijarse entre las toneladas de edificios destruidos.
“¿Dónde va a vivir la gente? ¡Mira cómo se ha ido el trabajo de tantos años!“, se pregunta mientras camina por un calle anegada de escombros, que los vecinos tratan de limpiar con sus propias manos, incluidos los niños.
“No hay vida”
Muchos de los desplazados, cuando regresan, se encuentran vías intransitables, en las que los escombros se amontonan hasta crear barreras de varios metros de altura.
Tampoco funcionan servicios tan básicos como el suministro de agua o el alcantarillado, por lo que se vuelven a sus refugios en el sur-tiendas de campaña en la gran mayoría de los casos- con la esperanza de que, en algún momento, sus barrios y sus casas vuelvan a ser habitables.
Samar recorre un callejón repleto de trozos de hormigón y hierro, hasta que los cascotes no le permiten seguir avanzando. “No nos esperábamos a una situación así. Mira, no podemos andar por estas calles”, se queja.
Aunque “no hay vida” en la ciudad de Gaza, la mujer se resiste a abandonar su casa de nuevo, y pide: “Yo puedo resistir con tal que nos traigan agua y lo básico. Solo que nos traigan agua y que la gente nos ayude un poco”.
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