Patricia Stuart

Las han sido testigos de numerosos avances tecnológicos que han transformado la . Sin embargo, pocos han generado tanto debate como la ). Aunque algunos temen que esta tecnología pueda alejarnos de los valores fundamentales de la enseñanza, la realidad es otra: la IA no es el enemigo, sino una poderosa aliada que nos permite repensar el modelo educativo modernizando, al mismo tiempo, el rol tradicional de la universidad. La cuestión no es si debemos aceptarla o rechazarla, sino cómo aprovecharla para elevar el intelecto y mantener viva nuestra misión académica.

Un estudio publicado este año, titulado “Empowering Academic Success: Integrating AI Tools in University Teaching for Enhanced Assignment and Thesis Guidance”, de Ateeq et al. (2024), analiza la influencia de la IA en los logros educativos y la preparación de los profesores para incorporarla en sus clases, además de los desafíos éticos que plantea su uso.

El artículo destaca cómo, al adaptar el contenido académico a las necesidades de cada estudiante, la IA puede mejorar el rendimiento y el compromiso académico, aumentar la eficiencia en la realización de tareas y proporcionar retroalimentación inmediata en las evaluaciones. También puede potenciar las habilidades de escritura académica mediante herramientas que verifican la gramática y el estilo, además de sugerir literatura relevante para la investigación. Sin embargo, el estudio revela que muchos educadores aún no se sienten preparados para integrar estas tecnologías en sus métodos pedagógicos, lo que subraya la necesidad de programas de capacitación en estas herramientas.

En la Universidad de Lima asumimos el reto de responder a estas necesidades. A través de nuestro Observatorio Tecnológico, organizamos reuniones periódicas con los docentes para capacitarlos en el uso y la integración de la inteligencia artificial en sus clases. Aunque somos conscientes de que algunas disciplinas presentan mayores desafíos para incorporar estas herramientas, hemos diseñado estrategias de implementación específicas para cada caso. Estas acciones están fundamentadas en dos de los pilares de nuestra casa de estudios: la investigación y la innovación.

La IA ha dejado atrás los antiguos modelos educativos basados en la memorización y la repetición mecánica. Hoy, el verdadero valor reside en el desarrollo del pensamiento crítico. Aunque el acceso a un vasto universo de datos está al alcance de todos, lo que realmente importa ahora es nuestra capacidad para analizarlos, discernir entre ellos y tomar decisiones inteligentes y fundamentadas.

Otro aspecto importante de esta tecnología, señalado en el artículo “Artificial Intelligence Applications in Latin American Higher Education: A Systematic Review”, de Salas-Pilco y Yang (2022), es su aplicación en la predicción del rendimiento académico, las tasas de abandono y la aptitud de los estudiantes universitarios. Esto permite a la IA proyectar incluso la capacidad de inserción laboral de los estudiantes.

Además, la IA se ha convertido en una valiosa herramienta en las aulas, permitiendo, por ejemplo, gestionar la asistencia de los estudiantes a través del análisis de imágenes y el reconocimiento facial. También ha demostrado ser eficaz para mejorar la comunicación en el ámbito educativo. De este modo, tiene un impacto directo en la salud mental de los estudiantes, ya que, mediante herramientas como los ‘chatbots’, es posible ofrecer atención personalizada de profesores y especialistas en tiempo real, así como identificar rápidamente señales de problemas emocionales como la ansiedad y la depresión.

La IA ha llegado para enriquecer el mundo universitario, ofreciendo herramientas valiosas para la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, las universidades no deben perder su esencia: ser espacios para el pensamiento, la discusión y la colaboración humana. Junto con el arte, la música y la danza, disciplinas como la filosofía y la ética cívica siguen siendo fundamentales, ya que representan la búsqueda de la armonía social y la interacción humana, algo que la tecnología no puede ni podrá replicar.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.



Patricia Stuart es Rectora de la Universidad de Lima