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¿A qué viene Milei?
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Los empresarios peruanos representados en el CADE Ejecutivos 2025 decidieron invitar al presidente de Argentina, Javier Milei, como estrella política de su próximo evento anual (que se realizará en Lima del 4 al 6 de noviembre). ¿El porqué de esta decisión? Según la presidenta del encuentro, María Isabel León, para ellos su gestión “es un claro ejemplo de cómo se puede revertir [la situación de] un país que está en crisis” (El Comercio, 5/8/25).
No obstante, ya que estamos en el Perú, es válido preguntarse si la crisis argentina se parece en algo a la nuestra actual. Porque, viéndolo bien, podría asemejarse –por el ajuste radical de la economía– más bien a la de 1990; e incluso, quizás, hasta se podría comparar a Javier Milei con Alberto Fujimori. Afirma también la dirigente empresarial que les interesa que el mandatario argentino les comparta su visión acerca de por qué fracasan los gobiernos en los diversos escenarios políticos de Latinoamérica.
La elección del invitado, entonces, obedecería a que el objetivo sería escucharlo para entender mejor los procesos que atraviesa el continente y extraer lecciones para el Perú. Algunas de sus fórmulas, múltiples veces expresadas, se basan –lo sabemos– en su consideración de que el Estado es el gran causante de todos los males; incluso, si fuera posible, habría que desaparecerlo, salvo para tratar la seguridad interna. También es sabido que considera positivo para la economía abolir las regulaciones estatales, reducir los impuestos y disminuir radicalmente el número de servidores públicos y de ministerios, sin olvidar que un país no debe “malgastar” invirtiendo en cultura, arte e investigación, educación o salud pública, ámbitos, según su evaluación, infectados en su mayoría por los “progres”. En relación con su defensa de Occidente, ¿qué opinará del puerto de Chancay construido por China?
Con un Estado ya débil y bastante favorable a la desregulación como el peruano, y una economía con una extendida informalidad e incluso ilegalidad, ¿cuáles serán los reales aportes del presidente invitado? Habrá, sin duda, que escucharlo. Pero difícilmente su retórica dejará de ser ejemplarmente violenta, lo que en el Perú activaría (más) una insana polarización política.
Es probable, por último, que, ante las próximas elecciones legislativas en Argentina, en las que se juega parte de su futuro político (7 de setiembre en Buenos Aires y 26 de octubre a nivel nacional), sumadas a las graves acusaciones de corrupción que trae en su alforja, más que contribuir a una discusión productiva, convierta la ocasión en un estrado internacional para dirigirse a los suyos.

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