No queda claro qué buscó Dina Boluarte el 28 de julio con el sermón de las cinco horas. De lo que sí dio cuenta es de su profunda incapacidad, así como la de los ministros que contribuyeron a tremendo mamotreto, para distinguir lo esencial de lo accesorio. La foto del canciller profundamente dormido en un hemiciclo casi vacío resume su fracaso.
Hubo algunas cosas buenas, pero no pudieron competir con tantos lugares comunes, medias verdades y afirmaciones sin sustento, ya comentadas por muchos. Por mi lado, enfatizo la extrema pobreza de los anuncios sobre el crimen violento. Que lo más llamativo sea la ridícula iniciativa del cambio de nombre del Ministerio del Interior se convierte en una burla cruel para las víctimas.
El 29 de julio, en la parada militar, cuando transitaba en un vehículo descubierto, su respuesta no precisamente diplomática a alguien que la atacó con gritos destemplados le dio la amplia audiencia que en la víspera no tuvo. Pero lo que reventó las redes sociales fue la parodia humorística de lo acontecido. No creo que fuese ese el tipo de notoriedad que andaba buscando cuando aludió a la madre del agresor.
Hasta aquí con ella. Después de todo, el poder en el Perú se ejerce desde la plaza Bolívar. Siendo así, la noticia más importante fue la elección de la Mesa Directiva del Congreso.
Lo primero a destacar es que se haya celebrado con lista única, ya que la de la “bancada socialista” no pasó de ser una fugaz búsqueda de notoriedad.
Los 95 votos a favor (y, a su modo, las 11 abstenciones) dan cuenta de una cuasiunanimidad para reelegir a los mismos partidos para dirigir el Congreso. Es verdad que hubo algo de pragmatismo en reconocer que iban a ganar de todas maneras, pero creo que lo fundamental fue la satisfacción con la gestión anterior, tanto por las prebendas (bonos para ellos y sus trabajadores, aumento de sus remuneraciones, placenteros viajes, etc.), como por la impunidad para los no pocos mochasueldos y la que seguirán consolidando para las decenas de investigados por la fiscalía.
A su vez, la terquedad de escoger a Eduardo Salhuana, el más caracterizado representante de los intereses de los mineros ilegales, para presidirlos corrobora que son virtualmente impermeables a lo que sucede fuera de los Pasos Perdidos. Les importa muy poco tener una aprobación casi inexistente. Pese a que no les ha funcionado hasta ahora, creen que pueden revertirla conquistando clientelas favorecidas por medidas populistas.
Por último, no me queda del todo claro a qué se debe que Waldemar Cerrón sea el único que haya dobleteado. Si la primera vez no aportaba muchos votos, en esta segunda oportunidad los Cerrón ya solo controlan a diez congresistas. Tenerlo allí los asocia estrechamente con un prófugo de la justicia por ya casi un año y, por si fuera poco, con un entusiasta defensor de la tiranía venezolana.
Coda: “Hay que dejarse de pelotudeces democráticas”, la infame frase de Guillermo Bermejo refiriéndose a lo que había que hacer en el gobierno de Pedro Castillo, parece ser el nuevo lema de la izquierda peruana frente al grosero fraude en Venezuela. Si ellos son insignificantes para el desenlace, lo que han hecho los gobiernos de Brasil, Colombia y México para proteger al dictador por afinidades ideológicas los hace cómplices de los crímenes que ya se cometen y que se masificarán cuando el tirano se sienta menos observado.
La democracia y los derechos humanos deben defenderse siempre ante cualquier agresión, sea quienes fuesen los victimarios y las víctimas. Me temo que los extremistas del otro lado hubieran actuado de la misma manera si los actores fueran otros y afines a ellos.