Jaime de Althaus

El proceso es extraordinario. No solo por los resultados espectaculares en un tiempo relativamente corto: la inflación ha caído de 26% en diciembre del 2023 a 2,4% en noviembre pasado, la brecha cambiaria ha casi desaparecido, las reservas pasaron de negativas a cerca de US$30 mil millones, el riesgo país se ha desplomado de más de 2.000 puntos a 610 y la pobreza cayó abismalmente del 54,8% el primer trimestre al 38,9% el tercero.

Todo ello ha sido consecuencia del superávit fiscal y la consecuente emisión cero conquistados luego de un heroico ajuste de 15 puntos del PBI, algo que parecía imposible. ha puesto casi todas sus balas en la defensa irreductible del principio de que no se puede gastar más de lo que ingresa, al punto de vetar dos leyes populistas aprobadas por el Congreso: una para aumentar las jubilaciones y otra para incrementar el presupuesto de las universidades. Y logró sostener el veto en un Congreso de amplia mayoría opositora gracias a la batalla política que dio.

Lo que hace Milei es política. Tiene un discurso agresivo y ‘populista’ contra la ‘casta’ política, sindical y empresarial prebendaria, pero lo usa no para eliminar o maniatar contrapesos institucionales, sino para conquistar apoyo de la opinión pública para que se aprueben sus proyectos. Y negocia con respeto absoluto a la división de poderes.

Así consiguió que se aprobara la ley bases, aunque solo obtuvo un 30% de lo que pedía, suficiente, sin embargo, para emprender un programa profundo de desregulación, ceses y cierre de programas parasitarios que eran usados para el clientelaje político, para repartir puestos y prebendas a los partidarios del kirchnerismo. Denuncia entonces toda clase de ‘curros’ o robos, como los de los ‘gerentes de la pobreza’ que administraban la ayuda social a cambio de que los beneficiarios acudieran a los piquetes, quedándose con la mitad de los dineros entregados. Una vez despedidos dichos gerentes, los beneficiarios doblaron sus ingresos y los piquetes, que eran endémicos, desaparecieron para siempre.

Más importante aún, esas denuncias sirven para desnudar la naturaleza cleptómana del populismo kirchnerista. Apuntan directamente a cambiar el ADN peronista de la sociedad argentina, la cultura de la dependencia estatal, que se suponía era inmodificable. Milei está produciendo no solo un cambio profundo hacia la libertad económica, sino una revolución cultural. Está instalando el ADN de la libertad, para que los individuos sean autónomos en sus proyectos de vida.

Posee una convicción absoluta. Quiere convertir a Argentina en el país más libre del planeta, para que vuelva a tener el mayor ingreso per cápita del mundo. La economía ya se ha comenzado a recuperar y este año podría crecer cuando menos 5%, para lo que debe aún soltar el dólar, reducir algunos aranceles protectores y seguir eliminando impuestos en la medida en que el superávit fiscal lo vaya permitiendo.

Ahora es más popular que al principio. No cabe duda de que Argentina ha de convertirse en el faro de América Latina (y del mundo). Tenemos que difundir los avances de ese fantástico proceso de liberación de las fuerzas productivas.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Jaime de Althaus es analista político

Contenido Sugerido

Contenido GEC