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¿Se acabó la luna de miel?
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“Quien dice estar en contra del aborto, pero a favor de la pena de muerte, no es realmente provida. Y quien dice estar en contra del aborto, pero a favor del trato inhumano a los inmigrantes en Estados Unidos, no sé si eso es provida”. Las palabras de León XIV resonaron y dejaron asombrados a quienes ya se habían acostumbrado a su cautela y sobriedad.

Las críticas llegaron, sobre todo, desde los sectores más ultraconservadores de la Iglesia Católica estadounidense y también desde la Casa Blanca, que negó que la administración Trump trate de manera inhumana a los inmigrantes indocumentados.

El primer pontífice norteamericano empezó su ministerio como cabeza de la Iglesia Católica en mayo pasado y sus primeros pasos han sido muy calculados. Como señalan muchos expertos vaticanos, piensa y analiza mucho más de lo que dice. Robert Prevost es básicamente un estratega que sabe hilar fino, y que se siente cómodo siendo pastor [como lo demostró en sus años en el Perú] pero que conoce los entramados de las intrigas vaticanas.

Por eso, desde su posición como líder de la Santa Sede, sabe que cada palabra que dice puede ser descontextualizada o utilizada en su contra. Desde el inicio señaló que su objetivo es tender puentes y no ser un elemento polarizador. León XIV es consciente de que vivimos en tiempos donde todo es blanco o negro, y que la Iglesia no ha estado ajena a las divisiones más encarnizadas, sobre todo en las últimas décadas. Pero tampoco puede voltear la cara y pasar por alto los temas espinosos.

Por ejemplo, no se ha lanzado a decir abiertamente que Israel está perpetrando un genocidio en Gaza, pero ha manifestado sus críticas severas a la guerra y ha recibido con entusiasmo a una delegación palestina que llegó al Vaticano en el Jubileo de los Jóvenes. Y apenas esta semana, su secretario de Estado, Pietro Parolin, no dudó en calificar como “carnicería” la ofensiva militar israelí. Tratándose del máximo exponente de la diplomacia vaticana, no es poca cosa; y tras la queja de Israel, el Papa avaló a su canciller.

Lo que opinó el pontífice sobre el aborto y los inmigrantes no tendría por qué sorprender. Efectivamente, la Iglesia Católica señala que se debe defender la vida, y eso implica no solo al que está en el vientre sino también tratar con dignidad a los seres humanos, a todos sin excepción.

Hace unas semanas, cuando dio su primera entrevista, dijo que aún tiene por delante “una enorme curva de aprendizaje”. Y en pocas semanas le tocará mostrar su habilidad pastoral cuando en noviembre realice su primera gira internacional a Turquía y el Líbano, dos destinos claves en el Medio Oriente.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gisella López Lenci es periodista

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