Primero: llegó el 10 de enero para .

Recapitulemos. Para las elecciones del 28 de julio del 2024 la oposición logró unirse en torno de Edmundo González Urrutia, luego de la arbitraria exclusión de , quien más que duplicó los votos obtenidos por el dictador y hambreador de su país. Ello fue documentado con el 85% de las actas de votación, publicadas una a una en Internet. Sin embargo, y sin mostrar siquiera un acta que lo documente, Maduro se autoproclamó ganador.

Ha sido un fraude tan evidente que la Unión Europea, Estados Unidos y casi todos los países de América Latina reconocen a González Urrutia como nuevo presidente de Venezuela; incluido el nuestro, que tardía pero firmemente se ha sumado a esa posición. Hoy él debiera jurar al cargo. Sin embargo, debido a la fuerza de las armas, tanto de las Fuerzas Armadas, que son parte intrínseca del esquema de corrupción, como de miles de paramilitares que secuestran y matan por doquier, lo hará Nicolás Maduro.

Más allá de que no se atreva hoy a ir, el único aval político importante que tendrá Maduro es su par de Colombia, Gustavo Petro, quien ha sido notoriamente tibio con esta grosera violación de la voluntad popular y que ahora oculta detrás de un “buscaré un acuerdo político”. Su desprecio a la democracia se reitera cuando sigue defendiendo al golpista Pedro Castillo que, si no fuera por su proverbial incompetencia, nos habría llevado a una dictadura a la venezolana.

Segundo: la madre de todos los escándalos.

Que el detonante del enésimo escándalo del peor de nuestra historia haya sido el salvaje asesinato de Andrea Vidal, de quien se dice “sabía mucho”, supera todo lo antes visto. Nuevas evidencias de que algo muy turbio se esconde las da sin querer Isabel Cajo, quien en su momento fue contratada por el Congreso, siendo su experiencia más conocida la de OnlyFans, donde quedó amplio registro de sus virtudes y potencialidades.

Lo hizo al denunciar que le robaron su celular, aparato que es siempre fuente de información valiosísima para la fiscalía. ¡Era falso! Las cámaras de la Municipalidad de Magdalena han demostrado que no hubo tal robo. Otro hecho inquietante: el congresista Carlos Zeballos de la Comisión de Fiscalización sostiene que se ha accedido a videos de una de las ahora extrabajadoras con imágenes que podrían ser de prostitución. Hay que estar alertas porque parece que hay gente muy poderosa y muy asustada que quiere borrar a cualquier precio las huellas de lo ocurrido.

Tercero: improvisación y aprovechamiento.

Cada vez con más frecuencia el busca nuevas “ideas” para que parezca que está firme en la lucha contra el delito. Los fracasados estados de emergencia no impresionan ya a nadie. Jugaron luego con la pena de muerte, sin siquiera saber que esa cortina de humo se había usado muchas veces antes y que en ninguna de estas la mecida prosperó. ¿Y qué hacemos ahora?, parece que se preguntaron. ¡Ah, ya sé –dijo el inamovible–, que los policías cobren recompensas por sus capturas! Medida totalmente desencaminada, cuyos efectos en la institución policial van a ser muy perjudiciales (sobre el tema retornaré a detalle en mi próxima columna).

Está también el aprovechamiento que Dina Boluarte está haciendo al dar largas y no promulgar la rectificación del Congreso ante la barbaridad de haber eliminado la detención preliminar.

¿Por qué lleva casi un mes sin promulgarla? Simple, porque el vocero presidencial Fredy Hinojosa tiene problemas legales muy serios por su rol en el tristemente célebre Caso Qali Warma y teme que se la apliquen. La presidenta, una vez más, anteponiendo su impunidad y la de su entorno inmediato a los intereses del país.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Carlos Basombrío Iglesias es analista político y experto en temas de seguridad

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