Maite  Vizcarra

Los gobiernos autoritarios en , como en cualquier otro lugar, siempre terminan afectando derechos y libertades cívicas fundamentales como las de manifestación, expresión o reunión. Pero, acorde con los tiempos, lo que está empezando a ser tendencia son las afectaciones directas al uso de medios digitales y a , en tanto estos son los nuevos espacios más demandados para ejercer dichas libertades y derechos.

Bloquear motores de búsqueda, cobrar un dineral por usar Internet, torturar a activistas para conseguir sus contraseñas de Meta o X, aprobar leyes para controlar lo que la gente puede y no puede decir en línea u obligar a desactivar una aplicación de tu celular –como, por ejemplo, – son todas formas de lo que podríamos calificar como una sofisticada forma de represión: la digital.

El último capítulo de esta historia de ignominia digital la está sufriendo , donde el estrafalario autócrata , en medio de chillas destempladas contra decidió semanas atrás bloquear el sistema de mensajería interpersonal WhatsApp, en respuesta a los ataques que el colectivo de activistas digitales Anonymous desató contra varios sitios oficiales, en una escalada que amenaza con llegar a afectar 500 sitios webs oficiales pronto.

Si bien las últimas acciones del autócrata vienen gozando de una amplia cobertura mediática, las amenazas a las libertades digitales bajo el régimen de Maduro han sido continuas y sistemáticas, al punto de que es posible extraer suficientes prácticas como para armar el perfecto manual del autócrata digital.

De hecho, un sustancioso informe del centro de pensamiento Atlantic Council descubrió cómo es que prácticas como la vigilancia, la censura y otras amenazas se desarrollan de manera habitual en el espacio digital de Venezuela, incluidos la creación de ‘deepfakes’ patrocinados por el Estado contra disidentes y en apoyo a una propaganda a favor del gobierno.

En ese sentido, es muy revelador observar cómo el gobierno de Maduro ha ganado una experiencia relevante en el arte de desinformar, lo que incluye el uso de IA. Se trata del caso denominado ‘House of News’, un supuesto canal de noticias estadounidense que mostraba informaciones auspiciosas sobre mejoras económicas en Venezuela que luego eran replicadas en televisión nacional. Lo curioso de estos contenidos informativos es que eran presentados y comentados por personajes sintéticos generados a través de Synthesia, una web de generación de videos con .

La represión digital en contra de la ciudadanía en Venezuela se matiza, además, con prácticas de vigilancia y engaño. La vigilancia funciona mediante una red que captura tipos específicos de datos de un gran número de venezolanos y, al mismo tiempo, realizando una vigilancia muy específica, tratando de capturar la mayor cantidad de información posible de un grupo más selecto de objetivos, a veces utilizando múltiples métodos simultáneamente. Esto incluye que el gobierno engañe a los ciudadanos induciéndolos a error a través de páginas clonadas (‘phishing’) en las que se solicitan datos personales y otros datos sensibles.

Lo que pasa en Venezuela no es un tema ajeno a nuestra realidad, no solo por tratarse de un país que ya es parte de esta nación que es el , con una contribución de cerca de dos millones de personas, sino porque aún existen personas, personajes e ‘influencers’ políticos que en un arrebato de gran confusión ven con buenos ojos al régimen de Maduro. Estos animosos de Maduro bien podrían importar todas las malas prácticas reseñadas aquí, por ejemplo, e influir en las próximas elecciones del 2026.

¿Qué queda por hacer? Reforzar, reforzar y reforzar nuestras capacidades y activismo digital para evitar la aparición de alguna de estas formas de represión digital. Y, si no tiene esas capacidades de ciudadanía digital, toca aprenderlas pronto. Por el bien suyo y el de todos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maite Vizcarra es Tecnóloga, @Techtulia