No es esta la primera vez que desde este Diario nos referimos a la, por decir lo menos, llamativa actuación del coordinador de las fiscalías anticorrupción, Omar Tello, en lo que respecta a las investigaciones que afectan al presidente Pedro Castillo. Lo hicimos en esta página el pasado 3 de diciembre y, desde entonces, la información que ha aparecido sobre él solo ha servido para abonar a las sospechas en su contra, y las acciones y declaraciones que ha realizado, también.
Como sabemos, en su testimonio brindado ante el Ministerio Público como parte del proceso para convertirse en colaboradora eficaz, Karelim López relató que a finales de noviembre asistió a una reunión en la que uno de los sobrinos del mandatario le presentó a una persona identificada como el primo del fiscal Tello, quien le aseguró que “todo estaba controlado, que se mantuviera callada y que todo iba a estar tranquilo”. Este personaje también le explicó, según López, que “Castillo se iba a reunir con el ‘number one’ del Ministerio Público, en alusión a Zoraida Ávalos”.
“¿Cómo puede decirse que un solo dicho de una persona que delinque, porque eso es lo que pasa con los colaboradores, son delincuentes y como tal hay que tratarlos, va a ser verdad?”, replicó el fiscal Tello entrevistado en RPP al día siguiente de que se conocieran las declaraciones de López, intentando desacreditar las palabras de esta última poniendo el acento en su condición de criminal (a pesar de que, como sabemos todos, para acceder a este procedimiento el implicado debe reconocer previamente la comisión de un delito).
Además, no deja de llamar la atención la contundencia exhibida por el fiscal Tello para descalificar las palabras de López. En buena medida, recuerdan a la manera tajante en la que en diciembre pasado afirmó que “no se ha establecido indicios de algún tipo de delito” respecto de las reuniones que el presidente sostenía en la casa de Breña. En aquella ocasión, le respondimos desde aquí que su labor como fiscal era “seguir las huellas de un delito allí donde aparecen indicios de que algo huele mal; no intentar quitar rápidamente la paja cuando una sospecha recién comienza a dibujarse”. Como ha trascendido, según el abogado de López, César Nakazaki, el testimonio de su patrocinada dibuja un perfil de dicho domicilio como “una red de negocios privados” debido a la presencia –en su relato– de varias personas vinculadas al famoso inmueble, como el empresario Zamir Villaverde, los sobrinos del mandatario y el propio dueño de la casa.
Hablando de Nakazaki, él mismo ha compartido su desconfianza hacia el fiscal Tello, pues, según ha contado, fue solo cuando se les informó a las fiscalías anticorrupción –coordinadas por Tello– del proceso que venía siguiendo Karelim López en la fiscalía de lavado de activos cuando empezaron las amenazas contra ella.
Pero las sospechas sobre la falta de imparcialidad de Tello no se agotan aquí. Cuestionado el lunes en Willax TV por las dilaciones en las pesquisas que involucran al presidente (por ejemplo, la demora en allanar el domicilio de Bruno Pacheco o la no incautación de los US$20.000 que se le encontraron a este en un baño de Palacio de Gobierno), el fiscal alegó que no podía interferir en las investigaciones por un tema de autonomía. Una autonomía que no pareció preocuparle cuando el pasado 29 de diciembre envió un oficio instruyéndoles a todos los fiscales anticorrupción superiores y provinciales del país que le informasen, entre otros, sobre “todo operativo o megaoperativo” que fueran a realizar (lo que le ha valido ya un proceso indagatorio en la Junta Nacional de Justicia) o cuando el último 28 de enero remitió otro insólito oficio a los fiscales anticorrupción solicitándoles sus currículums vitae y algunos documentos más.
Y podríamos seguir recordando sus extrañas decisiones en torno del caso de Los Dinámicos del Centro, pero creemos que con lo dicho basta para sostener nuestro punto. El fiscal Tello sencillamente no ha estado a la altura del momento que vive el país por las sospechas que se ciernen sobre el presidente y, en esa crítica, también cabe incluir a su jefa, la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos.
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