Editorial El Comercio

Esta semana, a propósito de contra el presidente presentada por la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, el país ha recibido más información sobre las trapacerías de la presunta organización criminal que lideraría el mandatario. Como consecuencia de lo anterior, también han surgido nuevos detalles sobre el papel cumplido por , el grupo de legisladores de sumisos al Gobierno a cambio de prebendas y otros favores a los que la fiscalía ya investiga por supuestamente ser parte de la mencionada trama.

En los últimos días, en efecto, no solo se allanaron de los parlamentarios acciopopulistas Raúl Doroteo, Darwin Espinoza, Elvis Vergara, Ilich López, Juan Carlos Mori y Jorge Flores, todos calificados como ‘Niños’, sino que también se reveló , donde se explican los beneficios obtenidos por ellos a cambio de apañar al jefe del Estado. En concreto, el delator precisó que serían 12 los congresistas de la bancada de la lampa los que han vendido sus conciencias al mandatario y que el precio por ellas habría sido la posibilidad de dirigir algunas licitaciones públicas y colocar algunos funcionarios en puestos claves. El encargado de ejecutar esos pedidos habría sido el señor , jefe del gabinete técnico de Pedro Castillo y uno de los detenidos durante las diligencias del martes.

La tarea de este grupo de legisladores, según la fiscalía, habría sido actuar como “escudo protector frente al control político” precisamente desde donde se debe ejercer esa función: el Congreso de la República. Un rol que cobra especial relevancia si se considera que tres de los presuntos infantes, Espinoza, López y Flores, forman parte de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, el grupo de trabajo que deberá revisar la denuncia presentada por la titular del Ministerio Público. En otras palabas, ‘Los Niños’ tienen la oportunidad de ser jueces y parte de un caso que los involucra directamente.

La decencia más elemental debería llevarlos a renunciar a sus puestos en la subcomisión. Pero, a estas alturas, la decencia no parece ser algo que los caracterice. Espinoza, por ejemplo, ha dicho al respecto que no va “a seguirle el juego a esta sarta de chantajes que están haciendo contra nosotros” y que no va a apartarse ni inhibirse cuando toque votar el caso. Una actitud alejada del desprendimiento al que podría apelar alguien que no quiere dejar dudas sobre su inocencia y que, más bien, parece mostrarlo empecinado en continuar cumpliendo el papel que la fiscalía le imputa: el de chaleco del mandatario.

Pero incluso si Espinoza, López y Flores renunciasen a sus posiciones en la subcomisión, es claro que el problema los trasciende y que en su reemplazo podrían llegar otros con agendas similares. Acción Popular, después de todo, ha demostrado ser una guardería, con 12 de sus 14 miembros de bancada (según el colaborador eficaz mencionado) formando parte de ‘Los Niños’. Por lo que nada garantiza que sus reemplazos en el grupo de trabajo vayan a estar libres de las sombras que hoy opacan a sus colegas. Más aún cuando, penosamente, la bancada ha optado por defender a sus miembros en este trance, señalando que la tesis fiscal se sustenta en una “premisa deleznable”.

Frente a esto, cabe preguntarse cómo es posible que un partido histórico, que durante tanto tiempo se caracterizó por la honestidad de quienes fueron sus máximos líderes, como Fernando Belaunde y Valentín Paniagua, haya devenido madriguera de defensores de un gobierno acusado, entre otros cargos, por corrupción y obstrucción de la justicia.

No se trata aquí de definir la culpabilidad de los parlamentarios señalados (esta, ciertamente, debe dirimirse en sede judicial). De lo que se trata es de evitar que quienes están sindicados por la fiscal de la Nación de fungir como protectores del presidente tomen parte de un proceso que justamente puede impactar en el futuro del mandatario. ‘Niños’, abstenerse.

Editorial de El Comercio

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